El Dr. Daniel Rodríguez es el nuevo médico de Centro Médico de Cherry Hill. Es alto, joven e increíblemente atractivo... pero también es un médico muy ético. Y odia a los que rompen las reglas. El problema está cuando él es el primero en romperlas...
Cuando Claire sale del taxi, uno de sus tacones queda atrapado en el coche y casi se da de bruces contra el suelo. Jane la protege con un brazo.
—Novicia, cálmate. No hay necesidad de correr. Sé que estás ansiosa, pero podemos tomárnoslo con calma —Se rio al ver el estado cómico de su amiga, ya en un estado acelerado de borrachera.
—Deja de llamarme novicia. —No podía dejar de reír. Estaba un poco agitada. Sus piernas se sentían volátiles, ¿o era el vino el que estaba volátil? Pero se sintió bien. Se lo iba a pasar muy bien y se dijo a sí misma que nada le iba a quitar esa sensación hoy. Hacía tiempo que no se sentía así y quería disfrutar de esta velada sin prejuicios ni ideas preconcebidas.
La música del club se oía desde fuera. El ritmo de kizomba, que a Claire le encantaba, sonaba en el aire.
—Vamos, vamos... quiero bailar con esta.
—Cálmate, estás como una cabra.
Claire la tira de la muñeca y la arrastra hasta la entrada. El guardia de seguridad las mira y les dedica una larga sonrisa. Con un ademán muy cordial, las deja pasar.
Claire estaba en medio de la pista de baile bailando sola con los ojos cerrados y Jane se acercó a ella.
—¿QUÉ QUIERES BEBER? —grita para hacerse oír por encima de la música—. Me voy al bar, nuestra sorpresa ha llegado.
Claire salió de su embriaguez musical y se volvió hacia ella.
—¿DE QUÉ ESTÁS HABLANDO? —Y miró hacia la barra del club. Se quedó atónita, ya que apoyados en la barra estaban Mathew y Sam. Sam era el programador de sistemas de la empresa donde trabajaban. Él y Mathew eran buenos amigos. ¿Qué hacían allí Mathew y Sam?
—Sam me oyó decir que quería salir esta noche y me invitó a venir a este club. Por cierto, dijo que Mathew también vendría definitivamente. Le gusta esta música... y le dije que tú también estarías. —Le hablaba al oído y ponía cara de inocente, como si no supiera lo que estaba haciendo.
Jane sabía que Mathew tenía cierta preferencia por Claire y le encantaba jugar a ser cupido. Sólo que esta vez se ha pasado de la raya.
—¡Voy a matarte! QUIERO UN GIN TONICO HENDRICKS —le gritó ella y siguió bailando. No iba a dirigirse al bar. Se lo iba a pasar muy bien sintiendo la música.
Dio un salto cuando Mathew la agarró por la cintura para hacerla girar.
—Tu Gin Tonic. —Su boca mostraba una sonrisa perfecta en sus labios finos y simétricos.
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Mathew era muy guapo, quizá un poco exagerado. Parecía que todo en su cuerpo estaba pensado y medido hasta el último detalle. Llevaba el mismo traje que solía llevar a la oficina, pero sin la corbata. Pero su camisa seguía perfectamente abotonada y no había rastros de pliegues en su ropa. Demasiado pijo para su gusto, pensó. El tipo de persona que tiene una obsesión por el desorden. Se echó a reír un poco al pensar en ello.
