Capítulo 5

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Acababa de aparcar su coche junto al centro médico cuando su teléfono recibió un mensaje. Casi instintivamente, lo coge rápidamente para ver quién era. Sus ojos se relajan un poco al ver que era de Jane. «¡Tonta!», lo había hecho de nuevo, sin querer.

NOS VEMOS ESTA TARDE. NO TE OLVIDES. TE ESPERO A LAS 6. ESPERO QUE ESTÉS BIEN, PORQUE NO TE DEJARÉ SALIR ANTES DEL AMANECER. 😊

JANE

Una sonrisa apareció en su rostro cansado. No había dormido nada bien. Siguió teniendo las pesadillas y se quedó despierta varias veces por la madrugada. Prácticamente durmió durante unas horas. Tenía un aspecto terrible. Parecía haber vuelto a la zona cero desde el comienzo de la semana. Escribió una respuesta a Jane mientras se dirigía a la oficina:

ESTOY FATAL. APENAS HE DORMIDO, PERO LA FIEBRE HA MEJORADO. AHORA VOY A CONSEGUIR MI LIBERTAD. ASÍ QUE, SI RECIBO MI MANUMISIÓN, ESTARÉ «LIBERATUS» PARA NUESTRA REUNIÓN. NO PROMETO AGUANTAR MUCHO RATO, PERO ESTOY DESEANDO CONTARTE TODAS LAS NOVEDADES. UN KISS. A LAS 6. O'CLOCK. TQ

CLAIRE

La cita médica estaba marcada para las diez. Y su reloj decía que faltaban apenas un par de minutillos. Si no la dejaban esperar como la última vez, podría salir del edificio muy rápidamente. Se sentó en una silla, esperando, y empezó a sentirse nerviosa. Le sudaban las manos. El hombre era inquietante. Era muy guapo. Posiblemente el hombre más guapo que había visto en su vida. Y había conocido a mucha gente en su vida. En su línea de trabajo, había muchas personas poderosas e interesantes. Pero, al igual que Daniel, nunca se habían cruzado con ella. Era casi divinamente hermoso, debería estar prohibido ser tan sexy.

Sintió que el estómago se le revolvía de nuevo por los nervios. Cogió una revista sensacionalista, que no le gustaba nada, para hojearla mientras esperaba. Si la llamaran rápidamente y pusieran fin a esta tortura, sería el ideal, pensó Claire. Mientras tanto, se entretuvo con la lectura.

—¿Srta. Ross? —La enfermera alta y muy hábil la llamó. Se acordó de ella. Tenía los hombros y la altura, más como un guardia de seguridad que como una enfermera. Imponía un poco de respeto. No quería imaginar lo que sería ser pinchada por esa mujer: sería volver a casa llorando.

Se levantó bruscamente y se dirigió a la puerta de la consulta. Tomó una gran bocanada de aire para llenar sus pulmones y sacar el pecho, y abrió el manillar. Entró y cerró la puerta tras de sí. De repente, sus ojos se encontraron con los del médico. Pero no era Daniel.

Pero no era Daniel. Era una médica. De mediana edad y con gafas en la punta de la nariz, la miró por encima de los cristales y le dijo:

—Puede sentarse. No hace falta que se quede de pie. —Las palabras secas fluyeron en el aire, haciendo más seco el aire de los pulmones de Claire. No supo cuánto tiempo se quedó mirando a la médica, hasta que sus palabras la sacaron del trance en el que se encontraba.

—Gracias —fue todo lo que pude decir.

—El doctor Rodríguez me dejó instrucciones para que la evaluara —continuó secamente.

«¡¿Sería capullo?!» Después de toda la charla hipócrita sobre la preocupación casi parental y la insinuación de que iba a comprobar su estado, tuvo la máxima arrogancia de no presentarse. «¡Arrogante!», pensó con rabia.

Se sintió mal y ni siquiera sabía por qué.

—La auscultaré. —Se levantó de la silla y se acercó a Claire. Colocó el estetoscopio bajo su holgado jersey y, sin mirarla, escuchó su respiración. Seguramente lo estaba ensordeciendo, porque incluso ella podía sentir que su corazón latía tan rápido que casi salía como un conejo rampante de su cuerpo.

El nuevo doctor | ROMANCE HOT | TERMINADA Y COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora