T6-E11-Últimamente pienso en Rosewood

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CINCO AÑOS MÁS TARDE

MANHATTAN, NUEVA YORK.

Como cada día entre semana, a las siete de la mañana sonó mi despertador y con pesar, lo apagué, si fuera por mí, seguiría dormida, pero Sammy comenzó a empujarme obligándome a ponerme de pie, así que me desperecé, caminé hacia mi armario y me coloqué la ropa para salir a correr, tomé mi licuado energético y le coloqué a Sammy su correa -Buenos días- como es habitual, saludé a mi vecino, bajé diez pisos por las escaleras, ya que la última vez que Sammy usó el ascensor, terminó vomitando en los finos zapatos de la señora Renaldi, atravesé la avenida Parque Central Oeste y corrí con Sammy hasta que ya no pudo más, aunque gracias a sus diez años, ahora me cuesta menos trabajo hacer que se canse. Regresé al departamento, me metí a bañar y Gloria ya me había preparado mi desayuno, salí a la terraza para comerlo y bebí de mi taza de café mientras apreciaba la hermosa vista que me regalaba Nueva York, ya cinco años viviendo aquí y no me canso de esto, mi vida se había vuelto un sueño hecho realidad, cumplía mis metas, tenía un gran departamento con una gran vista, alguien a quien decirle todos los días te amo. De verdad estaba viviendo la gran vida, incluso cada mañana sentía la necesidad de pellizcarme para asegurarme que no seguía durmiendo.

Mi alarma sonó y me fui a lavar los dientes, tomé mis cosas, bajé por el ascensor y caminé por Lincoln Plaza, atravesé Broadway y como cada día, una sonrisa se dibujaba en mi rostro al ver la Ópera Metropolitana, caminé por la plaza del Lincoln Center y entré al gran teatro, aún no puedo creer que haya conseguido un lugar en la sinfónica. Ya sería mi décima vez tocando con ellos, cada vez mi lista de deseos se acortaba más y tenía que escribir nuevos planes.

- ¡Morgan! – miré detrás de mí y vi a Michelle corriendo hacia mí, ella es una de mis mejores amigas, nos conocimos en la universidad y gracias a un profesor, las dos teníamos nuestro lugar en la sinfónica y Sussane, nuestra otra amiga, estaba a punto de ser una gran estrella en Broadway - ¿Lista para esta noche? – rodé los ojos y resoplé con fastidio -Ay, vamos, será divertido-

-Ya sabes que yo y las fiestas, no nos llevamos-

-Pero esta no será cualquier fiesta, vamos, por favor- rodé los ojos y asentí, sabía que no aceptaría un no por respuesta y sería capaz de ir hasta mi departamento y sacarme de la oreja -Bien, porque antes, iremos a Macy's saliendo del ensayo- sonreí y caminamos con los brazos entrelazados hasta llegar al teatro.

Después de dos horas en el centro comercial, regresé a casa y fui a mi habitación para arreglarme para la fiesta -Hola hermosa- dijo mi mamá apareciendo en mi habitación -Hola ¿Qué sucede? –

-Te llegaron dos cartas- ella me las extendió y en cuanto vi el apartado postal, sabía de qué se trataban - ¿Irás? – suspiré profundamente -No lo sé- confesé metiendo ambas cartas en mi bolso y me levanté de mi tocador -Recuerda hacer lo mejor para ti-

-Mamá, no te preocupes ¿Sí? – ella sonrió y dejé un beso en su mejilla para después salir y encontrarme con Michelle y Susane esperándome en el auto - ¡Que sexy! – gritó Sussane mientras Michelle no dejaba de sonar el claxon de su auto, así que corrí hacia él antes de que más personas voltearan a vernos.

Nada más llegar al lugar de la fiesta, comencé a sentirme abrumada, el lugar era espacioso, pero no lo suficiente para toda la gente que había -Vamos por bebidas- las dos me arrastraron hasta la barra y pedimos unos mojitos, creí que me dejarían beberlo tranquilamente en la barra, pero en seguida me arrastraron hasta el centro de la fiesta donde la gente se empujaba entre sí al ritmo de la música, traté de dejarme ir por el ambiente, pero después de un rato, comencé a engentarme - ¡Ahora vuelvo! – grité lo suficientemente alto para que ambas me pudieran escuchar sobre la música y caminé hasta la terraza, donde curiosamente, no había ni un alma.

Pretty little liars: Keep a secret (Jason Dilaurentis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora