Åtta

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Las manos de Wilhelm no saben donde ponerse durante la lección y ahora que estaba sentado esperando a que los demás terminaran de dar las suyas también estaba incomodo. Todo esto se debía a un mensaje:

Mama

Estoy muy orgullosa de que no hayas ido a esa fiesta. Sé que es un momento difícil aceptar tu nuevo rol en el mundo y en la familia pero estoy segura que vas a poder hacernos a todos orgullosos. Vas por el buen camino.

WS

*Visto*

Wilhelm sintió una punzada en su pecho al recordar, la misma que había sentido cuando lo leyó por primera vez. Su corazón estaba dividido entre la paz de recibir un mensaje como ese de su mamá, y la angustia de saber dónde estaba él en realidad.

Es muy fácil juzgar desde una postura abstraída de la realidad, pero cuando se trata del simple hecho de ser un chico y buscar el amor de tu mama no es tan difícil de entender.

- ¿Por qué siempre a las mujeres les salen mejor las presentaciones?

Wilhelm observó a Henry que estaba a su lado y este miraba con recelo a las chicas que hablan, la cual una de ellas era la que molestaba en la biblioteca.

- Sabes... Podrías hablarle y listo ¿No?

- No es fácil - Dijo el rubio, echándose el pelo hacia atrás como solía hacer Wille siempre.

Cuando Wille volvió su postura hacia adelante se encontró con que alguien lo estaba observando con una media sonrisa. Simon. Cuando Wille giró la cabeza para verlo este se dio vuelta rápido. Sus hombros denotaban que se estaba riendo. Sara le dio un codazo.

Wilhelm llevó su mano a su pecho, buscando mitigar esa horrible sensación repentina.

×

El atardecer era algo maravilloso en las afueras de la ciudad, no había ninguna invasión del hombre que se reflejara en el cielo, se podía notar como las estrellas comenzaban a reflejarse en el cielo nocturno pronto a aparecer y era justo lo que Wilhelm necesitaba en ese momento. Remar en soledad le hacía sentir más cerca de Erik y le traía paz mental. Necesitaba estar solo. Le hacía bien. Pero claro, el universo no siempre te daba lo que querías.

- Ups.

La voz de Simon la reconocia en cualquier lado incluso en el medio de la laguna y el idiota hablo antes de siquiera chocarlo con su propio kayak, cuando Wille volteo lo vio venir y lo freno con la mano.

- Me podes volcar si me pegas con la punta...

- ¿Ah sí? Perdón... - Simon apretó los labios para no sonreír.

- Te escuchaba remar igual... - Dijo Wille mirando para el sol de nuevo.

- Si bueno, tampoco quería disimular así que... - Simon hizo silencio esperando algo pero Wilhelm no hablaba.- ¿Todo tranquilo?

- Sip

Simon levantó las cejas ante su respuesta y su cero interés por voltear a verlo. Sentía que no había ido hasta ese lugar para nada. Arriesgando a que le digan que no puede jugar con los elementos del club, solo por ser externo y no pagar residencia.

- ¿Queres jugar una carrera?

- Simon..  

Wille por fin gira para verlo y se encuentra con la sonrisa de Simon iluminada por el sol despidiéndose. Le derrite el corazón y le hace olvidar todo lo que venía sintiendo. Mira al agua y el brillo que esta tenía en la superficie, anunciando el anochecer.

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