III

17 3 0
                                    

26/09/19

Querido diario:

¿Es normal sentir tu corazón partido en miles de pedazos? ¿Es normal sentir que tu cuerpo está flotando sobre agua helada? No te hundes ni te congelas solo estas ahí, con los ojos abiertos mirando a la oscuridad ¿es normal que todos parezcan desconocidos de un día para otro?

Creo que si lo es, no quiero, pensar que soy la única persona que se siente así, como si estuviera viviendo atrapada dentro de un cuerpo u que este siendo controlada por alguien más.

Me siento herida y rota.

Hoy fue un día lluvioso y el aire se sentía frio, es increíble como de un día en el que bien podrías terminar con la piel ardiendo por el sol, al otro donde tus huesos se sientan congelados.

Hoy el instituto se sintió más pesado de lo normal. Volvíamos a la rutina de tareas, proyectos, presentaciones y exámenes.

Mis heridas no eran visibles; decidí que haría como si nada hubiera pasado, ignoraría todo, y me encerraría nuevamente en mí, necesitaba aclarar mi cabeza de todas estas cosas. Sería maravilloso si tan solo la música pudiera alejarme de todo y hacerme desaparecer.

Fingí que todo estaba bien con mis amigas, como si en realidad no estuviera rota en un millón de pedazos. Pero eso es normal ¿no? Encerrarnos en nosotros mismos, tras capa y capa de sonrisas fingidas, y un "estoy bien" que solo son palabras vacías para intentar asimilar algo que no es así.

—Harmony, Harmony, ¡Harmony!

Mire extrañada hacia la voz que me llamaba y me encontré con Lenna.

— ¿En qué piensas?

—No es nada. —dijo desviando mi mirada de ella para fijarme en mis cosas y empezar a guardarlas. Ella me seguía con la mirada en silencio. Había algo en su mirada que no podía descifrar con exactitud.

Salimos de clase sin decir nada. Solo caminábamos una a al lado de la otra hasta que se nos unieron las demás y empezaron a hablar de cosas que no podía escuchar debido a que sus voces sonaban muy lejanas para mí.

Las clases de las primeras horas pasaron y pasaron, hasta que nos juntamos todas para el receso. Ellas hablaban y hablaban, pero yo seguía sin poder entender algo de lo que estaban diciendo, se sentía como si en realidad ellos estuvieran a miles y miles de kilómetros de distancia de mí.

Mi cuerpo parecía moverse de forma automática, mis pies se sentían pesados y las voces que escuchaba se mezclaban unas con otras, no entendía nada, y una parte de mí no se sentía dispuesta a intentar entenderlo.

—Chicas, creo que olvide algo, volveré. —dije sin mirarlas

—Iré contigo. —respondió Lenna con rapidez

—No es necesario, vallan ustedes, ya las alcanzare luego.

Y sin esperar respuesta de ninguna me di la vuelta y empecé a caminar en otra dirección. Caminaba sin rumbo alguno, no sé hasta donde quería llegar, o que era lo que quería buscar, simplemente seguía algún camino y los pasillos empezaban a estar un poco más vacíos.

Un suspiro escapo de mi boca; ¿Qué estaba haciendo?, ¿Qué me pasaba? ¿Por qué sentía este vacío?

Se sentía como si en realidad fuera un cascaron vacío. ¿Acaso se le puede llamar a eso vivir? Me sentía cansada y abrumada.

Como daría todo para poder cerrar los ojos y dormir.

— ¡Harmony! —alguien me llamaba o eso parecía, quizás solo era mi cabeza que ya empezaba a imaginar cosas; quería irme, quería salir de allí a toda costa, pero tenía que esperar a que las clases terminaran. No podía seguir mis caprichos estúpidos, no podía hacer que todo lo que se supone que está bien se caiga y se desmorone y que los demás también vean la verdadera yo, herida, destrozada y por sobre todo vacía.

— ¡Harmony! —sentí una presión en mi muñeca donde estaban los cortes, hice una mueca de dolor, y esos ojos grises se encontraron con los míos. — ¿Estás bien?, ¿Qué te paso? —dijo preocupado mientras miraba mi brazo donde tenía su agarre.

Quería apartar mi brazo a toda costa. —Estoy bien, no es nada. —dije mientras intentaba sacar su mano de mi muñeca.

El me miro con una expresión de duda. —Vamos. —dijo mientras agarraba mi mano y estiraba de ella.

— ¡Oye! —dije mientras era estirada por él.

Las pocas personas que estaban en el pasillo nos dirigieron la mirada, y el apresuro el paso y yo intentaba seguirle por detrás.

Seguimos así, hasta que los pasillos estuvieron vacíos, estábamos yendo arriba, hacia la azotea. Se detuvo en una de las ultimas escaleras, giro sobre sus talones y estiro de mi brazo para acercarme más a él, y luego bajo mi manga y vio la marca de los cortes en mi muñeca que no estaban ni cerca de cicatrizarse.

Mis ojos se abrieron como platos y mis mejillas se pusieron rojas de la vergüenza.

—Harmony...

Aparte mi brazo con rapidez y volví a bajar mi manga, me moví dispuesta a volver hacia donde estaban las demás, pero el bloqueo mi camino, podía sentir como su mirada estaba sobre mí y se sentía como si ella me traspasara.

—Permiso. — intente moverme de nuevo sin mirarlo, pero me volvió a bloquear el paso. — Brandon sal del camino.

—No lo haré. —dijo para luego dar un paso más cerca de mí, retrocedí. —Sabes que puedes hablar conmigo ¿no?

Un bufido escapo de mi boca. — ¿Hablar contigo? ¿Sobre qué? ¿Sobre lo estúpida y patética que es mi vida o de que lo soy yo? Por favor, no me vengas con lastima innecesaria que no la necesito, gracias.

—No es lastima Harmony, puedes hablarme de lo que quieras, incluso si son cosas pequeñas e insignificantes. Puedes contarme todo, yo estoy aquí para ti, puedes hacer eso antes de tener que recurrir a ese tipo de cosas.

— ¡Pero si apenas te conozco! ¿Acaso piensas que voy a venir y contarte mi vida solo porque intercambiamos algunas palabras y anécdotas? Lo lamento pero no soy el tipo de persona que va por ahí contándole su vida y hablando de sus sentimientos a cualquier persona. Además esto no es tu problema, no tiene nada que ver contigo. — nuestras miradas se encontraron, y sentía cierto enojo por todo esto, porque él tenía que venir e intentar meterse en algo que no le correspondía, esta no era su vida, era la mía e incluso si decidía tirarme de un edificio no era su problema.

Trague saliva, de nuevo dije todas esas cosas aunque él había hecho mucho por mí.

Pero estaba en lo cierto ¿no?, no podía simplemente pretender que yo vendría y hablaría de este tipo de cosas con él, ni siquiera quiero mirarme a mí misma después de haberlo hecho, ¿Cómo piensa que podré mirar a los demás?

— ¿No tiene nada que ver conmigo? Para que lo sepas si es mi problema, no quiero que vayas por ahí auto lastimándote por la maldita opinión de los demás, o por lo que otros digan.

—No lo hice por ellos, lo hice por mí misma. Y no, no tiene nada que ver contigo, yo puedo hacer lo que a mí se me dé la gana con mi cuerpo, porque al fin y al cabo me pertenece a mí y no a ti ni a nadie más.

No supe en que momento mis ojos se habían llenado de lagrimas, no supe en que momento estas empezaron a caer por mis rostro y me nublaban la vista.

Quería salir corriendo, quería huir de todo y simplemente desaparecer.

Esto no se trataba solo de la autoestima, era algo mucho más grande que me estaba consumiendo en silencio. Alg0 que solo yo conocía y que el fondo me tenía muy aterrada.

No sé en qué momento sus brazos me rodearon, pero no intente alejarlo.

—Llora todo lo que quieras. —dijo suavemente mientras una de sus manos acariciaba mi cabeza con suavidad. —Déjalo salir Harmony.

No quería nada de eso, yo solo quería desaparecer en esos momentos. Pero una parte de mí no me permitía, porque él me hacía sentir segura, me transmitía tanta paz y tranquilidad que esa parte de mí, quería aferrarse a él con todas su fuerzas.

No sé qué es lo que él busca de mí, no sé qué espera. Ni siquiera lo conozco del todo, pero lo dejare pasar todo, porque yo... yo solo soy alguien que está perdido, que busca a tientas en la oscuridad un interruptor que encienda la luz hacia el camino donde pueda volver a encontrarme a mí misma. 

Mi diario de baja autoestimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora