III

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15–09–19.

Querido diario:

Otro día, otro día.

Hoy ni siquiera se que contarte o como hacerlo.

Cuando llegue al instituto todo fue tranquilo, de hecho ahora que lo pienso, no vi a las chicas, bueno si las vi, pero muy poco, y no hablamos prácticamente nada.

Raramente me encontré con Luke, cuando salía de mi primera clase, y caminamos juntos a la siguiente, ya que su clase quedaba junto a la mía.

—Harmony, hablo en serio. —dijo mientras estábamos por llegar a nuestras clases.

No pude evitar soltar una corta carcajada. Él se paro frente a mi con una expresión seria, yo sonreí.

Y me coloque sus lente, ya que se los había sacado, hice una mueca graciosa y el sonrió.

—Viste que si puedes ver sin ellos. —dijo mientras me cruzaba de brazos, y le hacia una mueca fingiendo estar enojada, mientras inflaba mis cachetes, pareciendo una ardilla.

—Ya damelos. —dijo con una sonrisa de oreja a oreja, mientras estiraba uno de sus brazos en mi dirección.

—No. —dije como niña pequeña, mientras volteaba mi rostro para que el no pudiera agarrar los lentes.

—Bueno entonces quédatelos, de todos modos te sientan bien igual. —dijo con una sonrisa, mientras apartaba un mecho de mi cabello que había caído sobre el lente. Le sonreí levemente y me saque los lentes y se los devolví. —Gracias. —mientras se los colocaba, me sonrió y justo en ese momento sonó el timbre, que indicaba que la siguiente clase ya debería de empezar.

El camino hasta su clase, y yo entre a la mía.

Cuando la clase ya estaba por llenarse en su totalidad, paso el chico extraño, tenia una expresión seria en el rostro, era como si estuviera enojado, aunque no sabría como sería eso ya que nunca lo vi así, digamos mejor que se lo veía molesto y disgustado por algo. Se sentó junto a mi, y no dijo ninguna palabra, ni siquiera me miro, aparte mi mirada rápidamente de él cuando me percate de que ya lo había observado por un buen tiempo.

La clase paso rápido, y no le preste tanta atención al chico que tenía al lado, porque no veía razón alguna para hablar con él.

Cuando la clase culminó me dirigí a mi casillero como siempre y en este encontré una invitación a una fiesta este viernes, lo cual era raro usualmente nadie me invita a mi, siempre es a las chicas a quienes invitan y ellas me arrastran con ellas a ello.

Pero algo raro anda pasando, primero me hablan chicos lindos, me invitan a fiestas ¿Por qué ahora? ¿Por qué no fue antes? O simplemente ¿Por qué no fue nunca?

Había algo en esto, algo que me esta inquietando, no sé que puede ser, pero una parte de mi me dice que no será bueno.

Pero bueno diario, no tengo más que comentar, el resto del día se paso normal, como el resto de los días, con la diferencia de que el chico extraño ya no estuvo después del receso.

Y el resto, la rutina, sigue igual.

Así que sin más que decir... me despido.

Mi diario de baja autoestimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora