IX

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21-09-19

Querido diario:

Antes que nada, estoy segura que fue raro el hecho de que la fiesta se celebrara un día miércoles, en especial porque las fiestas no se suelen hacer a mitad de la semana, pero como aquí todos son anormales, las fiestas tampoco podían ser en fechas normales.

Al fin y al cabo el jueves ni el viernes habrían clases, de hecho que el viernes habría otra fiesta y luego el sábado, pero no sabía bien, y ahora mismo eso no me importaba mucho que digamos.

Ahora mismo no sabía como me sentía, no sabía si sentirme bien o mal, y eso me frustraba, todo en mi mente era un caos, era como una montaña rusa que no se detenía nunca, en un momento estabas ahí en lo más alto sintiéndote bien, con miedo y ansiedad, algo normal, pero luego, de un momento a otro te encuentras cayendo cuesta abajo, sin nada que pudiera detener esa caída.

Eso sí, algunas lágrimas caprichosas habían caído por mi mejilla, y por dentro me sentía quebrada, y no tenía ninguna maldita idea de que hacer.

Ahora mismo estaba en mi habitación, con el maquillaje corrido por las lágrimas, y contigo en el regazo de mis piernas querido diario. A veces, muchas veces solo deseaba formar parte de la tinta de este papel, ser solo un ser imaginario. Considero que esa es la única manera en la que podría ser importante para alguien, porque el o la que me invetara pensaría en mi, y en mi futuro, en lo que viviría y en como lo haría, el o ella harian todo el trabajo por mí y considero que eso sería más sencillo, incluso ellos podrían darle fin a esto sin problema alguno, pero las cosas no son así, no soy un ser imaginario, soy real, y lastimosamente soy débil, lastimosamente siento, sangro y sufro.

El día de hoy no fue como me lo esperaba, tampoco fue como si me estuviera esperando un cuento de hadas, al contrario solo quería sentirme parte de esto sin tener que estar sufriendo, solo quería sentirme un momento como se sienten todas las demás personas, solo quería sentir que podía ser alguien.

A la mañana todo parecía estar tranquilo, parecía estar bien, odiaba el momento en el que eso cambio.

Mientras veía, realemente no recuerdo con exactitud que veía, pero estaba viendo algo. Había recibido un mensaje de texto, Brando me había escrito un mensaje de texto, ¿Cómo consiguió mi numero? No lo sabía, ¿se lo pregunte? Si lo hice, pero solo se limitó a responder que él tenía sus contactos, y a pesar de insistirle un poco para que me digiera quien con exactitud se lo había dado, él seguía sin decírmelo, hasta que me canse de insistir. Me dijo a que hora pasaría por mí, y yo me encontraba algo ansiosa, para que mentir, me encontraba muy ansiosa.

Nunca había ido a nada con nadie, de hecho odiaba estos bailes, los evitaba a toda costa, yo consideraba esta semana como unas mini vacaciones; el único momento en el cual había salido por así decirlo con alguien fue con Arthur pero él no contaba, a diferencia de este chico, yo sabía más o menos las manías de Arthur, conocía sus apuestas, sus bromas, pero este chico era un extraño, un extraño jodidamente atractivo.

A la tarde pasaron las chicas por casa y gritaron como locas, al enterarse de que iría a ese absurdo baile, me ayudaron a escoger un vestido, de hecho ellas me trajeron uno, el cual tenia puesto en este momento; era de color vino, no era para nada escotado, y no me quedaba corto, realmente el vestido me pareció hermoso cuando lo vi, pero sigo considerando que en otra persona luciría mucho mejor que en mí.

Ellas me arreglaron y luego se arreglaron ellas, para que mentir, parecia una persona.. diferente, estaba muy maquillada, mi pelo castaño desastroso, caia suave y liso sobre mi espalda, llevaba en los pies unos zapatos de tacon fino también de color vino, que combinaban perfectamente con el vestido.

Mi diario de baja autoestimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora