Lemmon Grelliam

"padre soltero"

AU.
Grell es mujer aquí, no hay lemon.

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Había pasado toda la noche junto a su esposa en un hospital, pues aquella hermosa mujer peliroja con la que se había casado hace un par de años porfin estaba dando a luz a su primera hija, William estaba nervioso y feliz al mismo tiempo, había esperado por aquel momento desde que Grell salió con lágrimas del baño y una prueba de embarazo, obviamente positiva, ambos habían tenido un tiempo bastante duro para concebir a un bebé, pero los milagros existían para ellos por suerte.

Al rededor de las 9 de la mañana, una pequeña y muy saludable niña había nacido, sus padres estaban alegres, su mamá cansada por obvias razones, ella solo deseaba estar con su hija.

Una de las enfermeras limpio a la bebé, después se la entrego a Grell, ella lloraba de felicidad, a pesar de sentirse sumamente débil, solo le daba todo su amor a su pequeña bebé.

- Mírala Will... se parece a mi.. ¿no lo crees? Es gracioso.. - rió levemente, abrazando más a su hija.

- Eso note.. parece que será peliroja, como tu.. por suerte.. - sonrió, se sentó al lado de su esposa para poder admirar mejor a su pequeña hija - Nuestra Kenia está aquí.. por dios.. - sobó sus ojos, no quería llorar en ese momento.

- Will.. - Grell alzó la mirada sonriéndole, besó sus labios dulcemente y dejó caer su cabeza sobre las almohadas - Te amo.. a ti y a nuestra bebé.. -

Un pitido se escuchó de la máquina a la que Grell se encontraba conectada, Will abrió los ojos como platos, dirigiendo su mirada hacia esta, empezó a gritar por ayuda de algún doctor o quien sea, varias personas entraron al cuarto para ver que sucedía, Will tomó a su bebé en brazos, miraba como todos los doctores trataban de re animar a su esposa.

William solo se limitó a llorar en silencio mientras abrazaba a la recién nacida, el sabía que el embarazo de Grell podría ser riesgoso, pero todo iba tan bien después de el parto que olvidó aquel detalle, ahora probablemente estaría solo y deprimido con una hija.

....

Habían pasado seis años desde el nacimiento de Kenia y la muerte de Grell, durante todo ese tiempo, William hizo todo lo que pudo para cuidar bien de su más grande tesoro y el único recuerdo en carne propia de su difunta esposa, fue difícil para el, mucho más de lo que pensó, pues a pesar de ser el jefe de la sede donde trabaja, no podía aprovechar aquel privilegio para salvarse del trabajo y cuidar de su hija, tenía muchas responsabilidades.

Gracias a el mismo, logró abrir una pequeña guardería dentro de la sede, donde su hija y los hijos de otros empleados estarían seguros y cerca de sus padres.

Era otro día como cualquiera, el estaba en su oficina, a punto de salir para recoger a su hija, dio un rápido vistazo a la foto de Grell que conservaba conservaba su escritorio, tomó la foto y le dio un pequeño beso, extrañaba a Grell y el mismo creía que jamás sería capaz de olvidarla, fue su primer y único amor, a pesar de todas las mujeres que trataron de invitarlo a salir o que directamente querían ser su nueva pareja, el no aceptó y seguiría así por años, la única persona que aun le importaba era Kenia, ella era su único mundo.

Salió de su oficina luego de lamentarse de la muerte de su esposa como siempre, camino por los largos pasillos del despacho, se sentía tan vacío y oscuro sin su amada, ella le dio vida a aquel lugar años atrás, sacándole una sonrisa a casi todo el mundo, en especial a él.

— ¡Papá! — una pequeña niña peliroja salió corriendo de la guardería hacia su padre, abrazó una de sus piernas mientras reía.

— Kenia no salgas así ..— sonrió levemente, tomó a la niña entre sus brazos, cargandola mientras sostenía su maleta — ¿Qué tal tu día?—

— ¡Hice un dibujo! — rápidamente agarró un papel y lo abrió, mostrando un dibujo claramente mal hecho de su padre y difunta madre, incluyéndose

— Vaya.. — su sonrisa se amplio más al ver el dibujo de su hija — ¿esa es mamá? — Kenia asintió con orgullo en su expresión — Ella amaría ver esto.. lo pondremos cerca de su foto —

— ¡Si! — rió.

Desde que Kenia era una bebé, William siempre le habló de Grell, incluso le mostraba fotos y los pocos videos que tenía de la carmín, haría de todo para que Kenia conociera algo de su madre y jamás la olvidara.

Una vez que llegaron a su departamento, Will dejó a Kenia en el piso, la niña corrió hacia el estante donde estaban ubicadas las cenizas de Grell y una foto, puso su dibujo a un lado de estas.

— ¡Kenia hizo un dibujo para mamá! — Decía alegremente la niña, estaba sentanda frente al estante, admirando la foto de su madre — Espero que a mamá le guste.. papá dijo eso! —

William se sentía algo triste, escuchar aquella conversación al aire de Kenia le daba pesar, se sentía egoísta al no darle una figura materna, ella necesitaba una madre, pero no había una candidata tan perfecta como lo era Grell, simplemente no podía, al menos no ahora.

..10 años más tarde..

William se había jubilado de su trabajo hace unos meses, tenía una buena pensión, era más que suficiente para el y su hija, ni siquiera después de 16 años aquel pobre hombre había olvidado a la mujer que despertó algo en el, estaría solo por el resto de la eternidad, era algo que el ya había aceptado.

Había adoptado un gato, era su otra compañía cuando Kenia iba a la escuela.
Aquel día no estaba haciendo mucho, lo típico se siempre, cocinar o leer, no era mucho, parpadeo un par de veces al escuchar la puerta abriéndose.

— ¿Kenia? — salió de la cocina, casi se le cae el alma al ver otro muchacho al lado de su hija, frunció el seño y acomodó sus lentes — ¿Quién es el? — cruzó los brazos.

Kenia rió nerviosamente — El es.. Seith, mi pareja, quería presentartelo — agarró la mano del chico, quien se inclino por respeto frente a Will.

— Es un gusto conocerlo, señor Spears — se notaba desde lejos el nerviosismo.

Will estaba a punto de gritar, pero sintió una mano sobre su hombro, miró a su lado, por un corto momento logró ver el alma de su difunta esposa, sonriéndole, aquella sonrisa que le traía paz, mordió su labio y miró nuevamente a la joven pareja, aquello le hizo recordar cuando el y Grell eran jóvenes, tontamente enamorados.

— Igualmente, Seith, pasen, la cena está lista, podemos hablar de esto con más comodidad — sonrió.

Kenia se sintió aliviada y sorprendida ante la reacción de su padre, no le dio más vueltas al asunto y tomó a su novio, entrando a su pequeño apartamento junto a él.

"Tu alma en mi alma brillará por siempre, iluminando así el tiempo de mi existir." — Abel Pintos

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Actualice de nuevo  B)

Creo que ya no estoy tan seco en esto ksbfsjfb pero bueno, trataré de actualizar otras historias y no sólo esta xd espero que les haya gustado

-SaikoSensei_