Filete.

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No podía apartar la vista de la pantalla. En realidad no quería, pero poder, podía. 

Tras más de media hora de película infumable, y el pulgar de Theo acariciándome la mano como si no hubiera un mañana, resoplé. Este retiró su mano y trató de rodearme con el brazo. Me negué. Estaba agobiándome.

— ¿Estás bien? —Me preguntó acercándose lo justo para susurrar y no molestar a los demás—.

Asentí por no hacerle el feo. Cosa que unas semanas atrás no me hubiera importado lo más mínimo. 

Los cuchicheos, sumado a lo mala que era la película y el sonido desagradable de la demás gente comiendo palomitas, conseguía sacarme de quicio. Me movía cada pocos segundos en el asiento intentando buscar una postura en la que pasar por aquel mal trago de la mejor manera posible. 

— Si sigues moviéndote así, pienso cogerte y sentarte sobre mis piernas. Como si fueras un bebé. Bueno, eres un bebé. Mi bebé.

Ladeé la cabeza al escuchar al imbécil decir aquello, pero solo conseguí perderme en su sonrisa por un segundo. Hasta que reaccioné y rodé los ojos. Estoy seguro de que lo notó por que me miró con esa cara de superioridad que ponía cuando algo le salía bien. 

— ¿Te gusta la película? —Preguntó en un tono pausado, como si realmente él la estuviera disfrutando—.

— Preferiría que me clavaran agujas en los ojos, y clavos en los tímpanos para no verla, ni escucharla. 

— Que agradable suena. A mi también me parece una mierda. Pero estoy disfrutando de tu compañía, así que no me quejo. 

Por un momento me quedé en silencio, pero...

— Ojalá poder decir lo mismo. Pero no estoy disfrutando. Estoy incómodo, la gente me está poniendo nervioso, y además la ropa. 

— ¿Qué le pasa a la ropa? —Preguntó alzando una ceja—.

— Que no estoy cómodo. ¿Por qué tengo que ir al cine como si fuera a una boda?

Theo me miró por unos segundos mientras claramente aguantaba la risa. Cosa que me molestaba, a la par que me gustaba. Lo reconozco.

— Ya has oído a tu madre. Tenías que vestirte bien para una cita con tu chico. 

Al escucharlo, no pude hacer otra cosa que pellizcar y retorcer en el brazo al capullo. Cosa que pareció divertirlo. 

— ¿Tienes ganas de juerga? —Preguntó alzando una ceja, mientras me agarraba la barbilla con una de sus manos—.

Ante el peligro de beso inminente, negué con la cabeza muy levemente, dejando mi mano con suavidad en el apoyabrazos de la butaca. Incómoda de narices por cierto. 

— Me parece bien. En la primera cita hay que limitar la juerga. Aunque a veces, viene bien una buena juerga. Ya sabes.

No pude evitar mirarlo con asco.

— Me refiero, a salir a bailar. Mal pensado. Si quisiera hacer algo contigo te hubiera llevado a casa, preparado una cena, y todo eso. No te traería al cine a fornicar.

— Pero si te has llegado a colar en casa para verme desnudo, idiota. —Añadí tras rodar los ojos y bufar sonoramente—.

— En realidad quería verte a ti. Pero si te paseas desnudo por casa, y te veo, no esperes que no mire. Mirar es gratis. 

— Y tu eres un cerdo.

— Un cerdo muy feliz. Y con muy buenas vistas por cierto. —Respondió mientras me guiñaba el ojo— Y si, volvería a mirar. 

Asentí levemente, pues daba por supuesto que este, ante tal situación haría lo mismo. Era de esperar.

La película prosiguió, hasta que al final de esta me levanté como si tuviera un muelle en el culo. 

— ¿A dónde es que vas enano? —Preguntó Theo mientras me agarraba del brazo y tiraba de este con suavidad, hasta tenerme sentado sobre sus piernas—  Falta la escena post-créditos. 

— ¿No es suficiente tortura con haberme traído a ver una película de mierda? ¿También tengo que esperar hasta el final de todo para ver una mierda de escena? 

A medida que yo hacía esas preguntas, Theo me rodeaba con los brazos y me daba algunos besos en la nuca.

— ¿Estás más relajado? 

— ¿Que te hace pensar que me relaja que me des un beso en la nuca mientras me rodeas con los brazos? — Pregunté sintiendo como usaba una de sus manazas para acariciarme el abdomen por debajo de mi camisa—.

— He supuesto que el contacto físico te relajaría. 

— ¿Eres tonto? ¿Te gusta ser tonto? 

Decir aquello, provocó que este soltara una carcajada antes de morder mi cuello. 

— Soy muy tonto. —Agregó tras hacer aquello.— Dime que no te gusta y no lo repito. 

— No me gusta.

— Ahora, intenta decirlo de verdad. 

Me quedé callado unos segundos, pues no sabía qué decir. 

— Imbécil. —Espeté de forma seca—.

— Ves. ¿Por qué te quejas si te gusta?  —Preguntó dejando su barbilla apoyada en mi hombro—.

— Yo es que me quejo de todo. Soy súper tóxico. No te convengo. 

Theo me apretujó entre sus brazos mientras reía. 

— Yo también soy súper tóxico. Por eso nos gustamos. Tu intentas esconder esa parte que me gusta, yo intento que la dejes libre, aún sabiendo que eres un peligro. Pero ya sabes que dicen. El peligro da mucho morbo. 

— Pues lo siento. La fábrica de peligro está cerrada hasta nuevo aviso. Vuelve a intentarlo o deja un mensaje. 

Pude sentir a Theo asintiendo antes de besarme de forma lasciva, mientras una de sus manos se posaba con descaro en mi entrepierna. 

— El mensaje es claro. La fábrica de peligro se está perdiendo cosas geniales al estar cerrada. Puedes darle la prueba, que va junto al mensaje —Añadió antes de morderme el cuello— Bueno, las tres pruebas. El beso, el apretón, y el mordisco. Espero que sean del agrado del señor peligro.

No pude responder. A veces hacía caso de las enseñanzas de mis padres, y no debía mentir a la gente. 

— Te odio.

No con todo al menos. 

— Pues a mi me gustas. —Respondió Theo riendo— Y me gusta que te hayas quedado sentado aquí encima, y dejado que te bese, y ni hablemos de lo demás. 

— No te acostumbres. 

— No, que va. La próxima será diferente.

Me medio volteé ahí sentado para mirarlo ladeando la cabeza y le agarré la barbilla para acercarme a sus labios.

— Si es que hay una próxima. 

Theo alzó sus cejas sorprendido, y se acercó levemente, a lo que yo me retiré sonriente. 

— Se acabó el filete por hoy. Y la película. Quiero irme. 

— ¿Y la post créditos? 

— Ha terminado hace dos minutos. Cuando tu manaza estaba agarrando zonas de mi cuerpo no apropiadas para todos los públicos. Levanta el culo, que nos vamos. 



Perdido en mi otro yo (Thiam).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora