La cena.

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- Está bien - Espeté quitándome el cinturón de seguridad- Que te jodan, hombre.

Abrí la puerta del coche y traté de salir. Theo me agarró.

- Ni te muevas. Cierra la puerta, vas a venir a casa, pero esta vez no te ofrezco cena.

- Paso, quita tu zarpa de mi brazo que voy a mi casa. 

- Te matarán - Soltó sin más- Reconoce que me necesitas, y que ahora te ha entrado hambre.

Miré mal a Theo mientras negaba con la cabeza.

- Me refería a la pasta, bobo. Pero vamos, que si quieres lo otro...

Nuevamente lo miré mal, pero antes de que pudiera volver a intentar bajarme del coche, arrancó.

- ¿Que haces? 

- Conducir a casa ¿Y tú? - Preguntó alzando una ceja-.

Me reí a causa de la impotencia que sentí en ese momento. Pareció divertirle.

- ¿Eres de los que duerme en pijama? - Preguntó alzando las cejas varias veces-.

- ¿Eres de los que duerme siendo imbécil? ¿O eso lo dejas para cuando estás despierto?

Theo pareció captar la indirecta, y se centró en conducir callado hasta que detuvo el coche frente una pequeña casa. Tras bajarse del coche, observó el lugar con detenimiento y me hizo una seña para que saliera del coche. Era ridículo. Me hubiera quedado toda la noche metido en el coche de no ser por que se acercó a abrir la puerta y prácticamente me sacó a rastras.

- Sígueme - Susurró comenzando a caminar-.

Lo comencé a seguir hasta que vi como pasaba de la pequeña casa.

-¿A dónde coño me estás llevando? - Pregunté tras detenerme-.

- Al bosque, para matarte y enterrar tu cuerpecito de niño idiota sin tener que cargarlo en el coche y recorrer diez kilómetros para poder enterrarte. ¿Donde crees que te llevo?

- Pensaba que esa era tu casa, la pequeña esa donde aparcaste.

- Claro, y de paso, a parte del coche pongo un cartel con lucecitas anunciando que vivo ahí y que estás conmigo ¿Es que eres idiota? 

Sin decir nada, comencé a caminar tras él de nuevo. Tras más de media hora caminando por el maldito bosque, se plantó frente una cabaña de madera, escondida entre varios árboles.

- Ahora entiendo por que te pasas la vida jodiendo a la gente, para llegar aquí, hay que tener muchas ganas de ir a casa. Es mejor quedarse en la ciudad jodiendo.

Theo se rió un poco y abrió la puerta.

- ¿Eres de los que duerme en pijama o no? - Preguntó de nuevo- Lo digo por si tengo que buscarte uno que te vaya bien.

- Busca, busca, al menos así estarás entretenido y no me darás el coñazo.

- Te recuerdo que estás en mi casa, y que aquí tienes que hacer caso a lo que yo diga, así que sienta el culito en el sofá y relájate, enano.

- Lo que tu digas - Rechisté rodando los ojos- Y deja de usar siempre mi culo en tus frases, pervertido.

- Lo intento, pero desde el día en que te vi recién salido de la ducha, pues eso, que lo sientes en el sofá.

Rodé los ojos sentándome en el dichoso sofá, mientras el caminaba a lo que supuse que era su habitación. Tras varios minutos regresó y me lanzó un pijama.

- Ahí tienes, uno acorde a tu mentalidad - Murmuró riéndose-.

Agarré el pijama con las dos manos para observarlo. Probablemente era de cuando él era un crío. 

- El pijama que vas a usar, está sobre la cama. Pero no vayas aún, voy a cenar, y me gustaría tener una conversación agradable mientras disfruto de la pasta.

Theo alzó las cejas y se fue a la zona de la cocina, desde la que podía verme perfectamente, ya que estaba unida al salón. A los pocos segundos, se puso a preparar la cena en silencio.

- Ya que me tienes aquí sin hacer nada, al menos podrías darme algo de cenar. Que sea comestible, que te veo venir.

- Aún estás a tiempo de venir y pedirme de forma amable que cocine un poco de pasta para ti también, pequeño enano.

Eché la cabeza hacia atrás, suspirando y me levanté al escuchar como rugían mis tripas. Me acerque hasta quedar a un par de metros de él y lo miré mal.

- ¿Puedes preparar un poco para mi por favor?

- Mal, para empezar, deberías acercarte más, sonreír, y tal vez, abrazarme un poco, si hicieras eso, te preparaba hasta el postre - Respondió alzando las cejas - Vuelve a probar, te doy tres oportunidades, te quedan dos.

Me acerqué un poco más a él, hasta que lo tuve delante y fingiendo una sonrisa, pregunté de nuevo.

- ¿Puedes preparar para mí también por favor?

- Esta vez, te ha faltado cariño - Musitó concentrado en lo que estaba haciendo- Y el no fingir la sonrisa.

- ¡Pero si ni me has mirado!

- ¿Quieres cenar o no quieres cenar? 

- Oh joder. ¿Puedes preparar un poco para mí? - Pregunté tratando de sonar lo más amable posible mientras sonreía de la forma más natural posible-.

- Mucho mejor. ¿No me abrazas? - Preguntó alzando las cejas- No habrá postre eh.

- Sobreviviré - Respondí volviendo al sofá-.

- Bien, pues te haré un poco de pasta, acorde con la amabilidad que me has mostrado preguntándolo - Murmuró poniendo a cocer la pasta-.

Tras mas de media hora, Theo había puesto la mesa. Tras su llamada me acerqué a la mesa y me senté en la silla más alejada. Él se acercó con un plato lleno de comida, lo pasó frente a mí y justo cuando me puse a babear, lo retiró hasta ponerlo en su sitio. 

- Disculpa, este es el mío. El tuyo está aquí - Afirmó volviendo a acercarse con un plato -.

Me relamí al imaginarme el plato ante mí. Estaba realmente hambriento. Theo colocó el plato justo enfrente de mí. El mundo se me vino abajo.

- Aquí hay tres putos macarrones de mierda - Musitó perplejo-.

- Acorde con la amabilidad con la que me has pedido que la prepare - Respondió sentándose y empezando a comer-. 

- Pero te lo he pedido bien, y con amabilidad ¿No? ¿Entonces por que sólo hay tres macarrones en mi plato?

- Has sido muy poco amable, y sólo te mereces esa cena. La próxima vez, se más amable, y cenarás bien, enano.

- Vete a la puta mierda hombre.

Seguidamente agarré el plato, y tras levantarme de la mesa lo lancé al fregadero.

- Eres un maldito imbécil.

- Y tú un niñato desagradecido que no se merece la cena, por lo que por una vez, has hecho algo bien, y te has negado a comer algo que claramente no mereces. 





Perdido en mi otro yo (Thiam).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora