Equipo.

1.8K 199 57
                                    


Pude escuchar como Scott gruñía, pero lo ignoré por completo. Caminé decidido rodeando mi casa, y miré mal a Stiles cuando pasé a su lado. El hecho de que tuviera un bate en sus manos, no me impresionaba. Era Stiles.

Aquella mañana, me dispuse a coger el autobús. Lo último que quería, era ver como Stiles y Scott me seguían en su coche. 

Cuando el autobús paró, y abrió sus puertas, entré y me senté rápidamente en la primera fila de asientos vacía.

El autobús continuó su marcha, y me perdí entre mis pensamientos mientras miraba por la ventana. En el fondo, me sentía mal por haberle hablado mal a Scott, ya que él tenía razón en las cosas que dijo. Podía hacerle daño a alguien si perdía los papeles, y sabía que el que tenía que disculparse era yo. Aun que los pensamientos a favor de Scott, se disipaban cuando me acordaba de lo sucedido con Hayden. 

Apreté los ojos con fuerza al recordarla y sacudí mi cabeza rápidamente. Quería hacerla desaparecer de mi mente. Sabía que no volvería a verla, aun que en el fondo, deseaba despertar de repente, y ver que todo lo sucedido no era más que una pesadilla. Una pesadilla horrible.

Pero no era así. Todo era real, aun que no lo pareciera.

Me centré de nuevo al sentir como el autobús se detenía de repente y escuché como las puertas se abrían. Fin del trayecto.

Me levanté a desgana, y bajé del autobús. Otra vez el mismo proceso del día anterior. Caminar deprisa hasta llegar al aula, y esperar impaciente a que terminaran las clases para poder volver a casa cuanto antes.

Así iba a ser mi vida a partir de aquel momento. 

Levanté mi cabeza mientras caminaba por los pasillos, al escuchar a alguien gritar mi nombre enfurecido. Poco a poco me dí la vuelta y respiré aliviado al ver al entrenador, caminando hacia mí rápidamente. Su cara, expresaba el peor de los enfados.

- ¿Hay algo más importante que hacer en la vida que un entrenamiento Liam? - Preguntó alzando una de sus cejas - ¡¿Se puede saber por que no viniste a entrenar ayer?!

Por suerte, tenía la excusa perfecta.

- Estoy castigado, entrenador.

- Adivina una cosa - Susurró mirándome a los ojos - ¡Me importa un carajo! - Gritó de repente agarrando mi camiseta con fuerza -.

- A parte del castigo, hay algo más - Mascullé algo atemorizado -.

- ¿Y bien? ¿Que es? 

- Dejo el equipo - Musité en voz baja -.

- ¡Y un cuerno! - Gritó el entrenador en el pasillo, zarandeando mi cuerpo con fuerza-.

- No voy a volver, entrenador. 

- Escúchame, criatura... Esta tarde, a las tres y media - Murmuró entrecerrando los ojos - Y no me obligues a irte a buscar, por que daré contigo. 

Resoplé con fuerza y negué con la cabeza, aún a riesgo de que el entrenador me diera una torta.

- Le estoy diciendo, que dejo el equipo - Repetí nuevamente de forma lenta - Y no puede obligarme a seguir en el equipo. Así que, devolveré la ropa. Mañana mismo la traeré.

- ¿Quieres pasarte en el instituto hasta los veinticinco muchacho? - Preguntó acercándose aún más a mí -.

- ¿Me está amenazando entrenador? - Pregunté alzando las cejas - Por que podemos ir a discutir esto al despacho del director, o mejor, puedo llamar a mis padres, y repite esto que acaba de decir delante de ellos.

- Está bien - Murmuró seriamente, apuntándome con el dedo - Pero esta tarde, tienes entrenamiento y cómo eres un chico muy listo, y yo no puedo obligarte a venir, no tengo más remedio que hacer que te obligue el capitán del equipo.

Después de sus palabras, y antes de que pudiera responder, se marchó rápidamente.

Después de aquello, tenía claro que no iba a quedarme allí. De nuevo me puse a caminar, hasta que salí del instituto. Ni un segundo tardé en darme la vuelta y entrar de nuevo, al ver al director frente a mí.

Caminé rápidamente por los pasillos, mientras trataba de pensar algún lugar en el que poder esconderme. Choqué con varias personas por los pasillos, pero ni me molesté en disculparme, tenía que salir de allí lo más deprisa que pudiera. 

- Las gradas - Susurré en voz baja mientras caminaba a toda prisa -.

En un primer momento, me pareció una locura tener que pasar toda la mañana sentado allí, pero no tenía otra opción.

Finalmente, conseguí salir de todo aquel lío de gente, y pude llegar a las gradas. Durante unos segundos, las miré pensativo, hasta que finalmente, decidí colarme entre las barras de acero y sentarme en el césped. Justo cómo el día anterior.

Resoplé, secándome el sudor de la frente y dejé caer mi cuerpo al suelo. Ya podía estar tranquilo.

Y realmente, lo estaba. Aun que en mi cabeza intentaba imaginar la reacción de mi madre, si me descubría algún profesor allí escondido. Y la posibilidad de que Scott me encontrara. Aun que me daba mas miedo lo de mi madre, la verdad. 

- Al final voy a pensar que vienes aquí para intentar verme el culo desde ahí abajo.

A la porra la tranquilidad en menos de un segundo.

- ¿Por que no te pierdes? - Pregunté de forma irónica- Nadie te va a echar de menos si lo haces. Al contrario, seguro que se alegran todos.

- ¿Y dejar que te saltes las clases tranquilamente? - Preguntó entre risas Theo, dejándose caer hasta el suelo -.

- Sabes, Theo, cuando estoy tan tranquilo a mi aire, y escucho tu voz, me dan ganas de meterte un zapato en la boca, y esperar que te atragantes con él.

- Es bueno saberlo - Respondió dando vueltas a mi alrededor - ¿Que tal con Scott? ¿Te ha perdonado ya que fueras un lobito malo?

Theo se echó a reír, sin detenerse.

- ¿Que tal tu hermana Theo? - Pregunté alzando las cejas - ¿Crees que eres el único que sabe dar donde duele?

Theo arrugó el morro y se agachó a mi lado.

- ¿Es que quieres que te haga daño otra vez? 

- Sinceramente, me da igual. Me curo deprisa, y si eso va a hacer que te sientas mejor contigo mismo, por ser la mierda de persona que eres, adelante - Murmuré mirándolo -. 

- Me encanta cuando hablas de esa manera, pero lamento informarte de que tu y yo, andamos en una liga parecida. Ambos tratamos de matar a la misma persona hace unos días. 

- La diferencia es que yo me arrepiento, y tú no - Murmuré mirándolo mal -.

- Si tan arrepentido estás, ¿Por que te escondes de él?

- Eso no es asunto tuyo.

- Lo ves, en la misma liga que yo. Eres una mierda de persona - Murmuró golpeándome el pecho con la palma de su mano - Incluso me atrevería a decir que tu has ido más lejos si nos centramos en que él te salvó la vida. 

- ¡Cierra el puto pico! - Grité levantándome -.

- Eso es, ese es el Liam que me gusta. Pierde los papeles, vamos...




Perdido en mi otro yo (Thiam).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora