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Desde que su segundo género se dio a conocer, los días en su casa empeoraron, sus padres eran betas por lo que suponía que terminaría siendo uno, pero no fue así.

La violencia en su hogar se hizo frecuente, su padre decía que era por su bien, para que supiera quien era el que mandaba y domesticar su futuro como omega.

Vaya mierda, pensó.

Estaba en su primer año de secundaria, creyó que todo sería diferente, que harían nuevas amistades, cumpliría con buenas calificaciones y sería alguien sobresaliente, porque de alguna forma debía escapar de su casa, su plan era ser un buen estudiante, tener una profesión y ser un beta con una vida tranquila y ordinaria, pero todo eso se fue al carajo cuando les hicieron la prueba.

Todas las amistades que había hecho habían disminuido tras descubrir que era omega, sus calificaciones no eran tan impactantes como el de los alfas de su salón, aunque no fuera literal, todos gritaban que el que estaba en la cima de la jerarquía eran los alfas, y si se metían en su camino no durarían en destruirte.

Sabía que todo lo que hiciera sería inútil, nadie vería sus logros, solo lo verían como un omega más del montón, no sabía en que momento, pero la ira, decepción y tristeza lo invadió haciendo que se metiera con cualquier persona que lo juzgara o siquiera le dirigiera la mirada, su apariencia había cambiado tan drásticamente que nadie podría creer que era un omega, su cabello de tamaño mediano y colorido, con el gran tatuaje entre su cuello y clavícula, el pendiente de cascabel que había obtenido en una pelea, de cierta forma había sobresalido pero no como tenía planeado, habían personas que lo temían de tan solo escuchar el tintineo de su esfera y eso le gustaba.

No había encarado a su padre, pero se sentía aliviado de que su madre tomara el valor para divorciarse de ese hombre, aunque tampoco esa mujer le prestaba atención, no le importaba, se la pasaba mayormente afuera de su casa, pasando el rato con algunos chicos de su edad que conoció en algunas peleas, su segundo género comenzó a convertirse en rumor, porque nadie creería que un omega actuara y se viera de esa forma.

—¿Unirme a una pandilla?

Ahora mismo, con la edad de catorce años, lo estaban convenciendo de que se uniera a una pandilla, se sentía halagado, pero nunca había pensando en unirse a una, solo sabía que le gustaba quitar su frustración a través de los golpes.

—Así es, te podrás desquitar libremente a cualquier pobre imbécil que se cruce en tu camino, a Kisaki le gusta como eres, quien sabe, hasta podrían verte como un alfa.

—No me interesa serlo, ya es suficiente con que me confundan con un beta, ambos me dan asco.

—Auch.

Hanma, un chico mayor a el, que claramente era un alfa, hizo una mueca mostrándose herido, a Kazutora no le importo menos aquella ridícula actuación, la propuesta no era mala, era muy tentadora, podría pasar el rato con ellos e ignorar todos sus problemas, decidido acepto, y Hanma como el desgraciado que era sonrió llevándolo hacia el lugar de reunión de tal pandilla.

Ni en sus sueños creyó que al aceptar tal propuesta, sería lo que perjudicaría todo el rumbo de su vida, el usar la casaca de la pandilla, la cual era blanca y esponjosa, con una ángel sin cabeza atrás, era cómoda y le encantaba cuando el rojo adornaba tal prenda blanca. El desquitarse con los demás a golpeas lo entretuvo tanto que no le importaba con quien se metía, estaba gustoso de golpear a la persona que su líder lo mandaba, pero en una de esas peleas, donde estaban peleando la pandilla contra otra, creyó que iban a tener una victoria exitosa si eliminaba al líder del grupo contrario de una, pero al tomar el fierro en sus manos y golpearlo de sorpresa en su cabeza, lo hizo reaccionar tarde de que había cometido un error, el hombre que estaba en el suelo, con sangre de su cabeza brotando lo hizo estremecer, le hizo darse cuenta de que esto no era un juego, había cometido un crimen.

Su grupo Valhalla ganó la pelea, los integrantes gritaron victoria, como si les importara una mierda la muerte que presenciaron, Kazutora no entendía, sus manos estaban manchadas de sangre pero todos lo felicitaban, lo poco que tenía de cordura poco a poco se iba de su cuerpo, su conciencia estaba en un dilema, había hecho algo malo, pero no lo sentía así, y con una sonrisa se retiro con los demás de la pandilla a su escondite de encuentro a penas escucharon las sirenas de la policía.

—Nunca dejas de sorprenderme, eres tan interesante.~♡

Kazutora lo ignoró, ahora solo quería estar solo, el olor a sangre comenzó a irritar su frágil olfato y sólo desapareció de la vista de los demás.

Tomó su moto y manejo hacia aquel parque al cual solía frecuentar de niño y aplastar hormigas, era un sitio en el cual le gustaba matar el tiempo y al llegar fue hacia uno de los árboles que había para sentarse debajo de este, no sin antes quitarse aquella casaca que hacía picar su nariz, se apoyó del tronco y solo relajó sus párpados sintiéndolos más pesados, el clima estaba de tonos naranjas, en unas cuantas horas sería de noche y sin querer regresar a casa se durmió.

Planeaba quedarse hasta que sea media noche, pero unos gritos no lo dejaban dormir tranquilamente, irritado abrió uno de sus párpados viendo como dos niños jugaban en esa instalación de barras infantiles, los gritos de uno de los niños fue el causante de que despertara.

—Que nos miras.

Su mirada se había encontrado con la de uno de los niños, aquel niño de cabello rubio cenizo y de ojos sin brillo, tan oscuros como una noche profunda sin señales de amanecer, iba a ignorarlo y seguir durmiendo pero el otro niño de cabello azabache, contrario a los ojos del rubio, este tenía unos lindos orbes de color café con un brillo intenso, pero lo que más llamó su atención fueron sus grandes colmillos sobresalientes.

—Se te subirán hormigas al cuerpo.

Y siendo cierto, sentía picazón en su espalda, con sus cejas enfurecidas se levantó y se sacudió, sólo quería descansar pero esos niños comenzaban a ser un problema, suspiro exageradamente.

—Largo de aquí, este área es para niños, amenos que seas un pervertido.

—¿Qué dijiste mocoso?

A Kazutora no le importaba joder a un niño, lo veía a simple vista débil, estaba por acercarse pero fue detenido por el pelinegro.

—Suficiente. ¡Mikey, deja de fastidiarlo!

—No defiendas al pervertido.

—Cierra la boca enano.

El semblante del rubio se puso rígido y se bajó de las barras acercándose al mayor.

—¿A quien crees que llamas enano?

Kazutora sonrió, le pareció divertido que un niño lo desafiase, con intensiones claras de pelear también se acercaba al menor, pero el pelinegro fue rápido y jalo al otro yéndose del lugar.

—¡Lo siento!

Fue lo último que oyó de ese niño, aburrido chasqueo su lengua, fue a recoger su casaca y también se fue, necesitaba descansar cómodamente en su habitación.


☁☁☀☁☁

Mis dedos picaban por escribir una historia omegaverse, habrán partes del manga pero modificados.

Solo vengo aclarar que en esta historia habrá una gran diferencia de edad, no quiero que haya comentarios negativos porque los eliminare y bloqueare :).

Ningún personaje abusara de un niño, sólo quiero escribir algo tierno como el primer amor de un menor, luego cuando sean mayores es otra cosa.

Todos los integrantes de Toman son menores, a excepción de Kazutora obviamente, los otros personajes de TR son adolescentes.

Eso es todo, disfruten uwu.

Domar al Tigre. || 「BajiTora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora