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Nuevamente no quería bajar de la cama, estaba cubierto por todas las mantas luego de romper lo que sea que encontrara en la habitación, las cortinas de las ventanas estaban rasgadas, los sillones desordenados y tirados de lado, las decoraciones en el suelo y la prueba estaba tirada entre ese desastre, Kazutora había abierto las heridas de sus uñas al intentar rasguñarse, ya no sabía en que pensar, ya no sabía que hacer en esta situación, todo era una catástrofe. 

Las mujeres que cuidaban de él intentaron consolarlo, intentaron darle de comer y asearlo, pero Kazutora las rechazaba abofeteando sus manos, no queria que siguieran insistiendo porque temía golpearlas, ellas comprendieron que queria estar solo y se fueron. 

—Un omega embarazado vale millones. ¿Lo sabías? 

—Atrévete a decirlo en frente de él. 

—Alguien no esta de buen humor, solo queria darte ese dato. — Kokonoi alzó sus hombros y manos, no buscaba pelea y se lo hizo saber con esas acciones. —Vine a informarte que una de tus mujeres de boca suelta se lo dijo a Hanma, él se lo dijo a Kisaki y llegó a los oídos de Senju. ¿Tienes algún plan? En algunas horas ella llegará y lo reclamará.— Siendo buen amigo del rubio, era importante darle esa información que el mismo escuchó cuando estaba haciendo su trabajo. 

—¡Maldita mujer!— Enojado se levantó de su escritorio y lo golpeó. —Ustedes. ¡Encuentren a esa mujer!— Les habló a sus guardias y estos fueron a cumplir tal orden. —Entre tantos. ¿Por qué él?— Comenzaba a tener un dolor de cabeza y solo trataba de sobar su entrecejo. 

—Kisaki es un sádico. 

Hanma solía frecuentar al territorio de Inui, las mujeres se le acercaban y él no las rechazaba, le gustaba divertirse con ellas y en eso una le habló algo de su interés, le contó que un omega que era cuidado por su jefe estaba teniendo síntomas raros, que su jefe le cumplía sus caprichos de antojos, también de que las mujeres que lo cuidaban decían que solía vomitar con frecuencia, que estaba algo sensible a olores comunes y demás. La sonrisa en su rostro nadie podría quitársela, después de todo esa droga que Senju estuvo haciendo si funcionó. 

No tardó nada en contárselo a su pareja y este se lo informó a la alfa, Senju ya estaba por perder el interés en Kazutora pero esa noticia solo lo aumentó, ahora si podría marcarlo sin ningún problema y mantenerlo a su lado, después de todo ella lo consideraba su destinado. 

Horas después Hanma junto a Senju llegaron justo como lo dijo Kokonoi, ambos alfas ingresaron al local y los guardias fueron a informárselo a Inui, el rubio estaba estresado, no quería que se llevaran a Kazutora porque éste no se veía para nada bien, pero estaba en un dilema de hacer lo correcto en protegerlo o seguir las ordenes de su líder que era mucho más fuerte. 

—Escuché que andan buscándola.— Habló el alto de todos, tenía a la mujer detrás suyo que se escondía temerosa de lo que podría pasarle. —Deberías de cortarle las lenguas a tus putas, hablan mucho.— Entre risas la agarró de su muñeca y se la tiró a los guardias. 

La mujer estaba asustada, se arrepentía de haber confiado en ese hombre y comenzó a llorar, a Inui poco le importó esa mujer, si ella no hubiera hablado nada de esto estaría pasando, le dio la orden a sus hombres para que se la llevaran, ahora podían hablar mejor sin los gritos de esa omega. 

—¿Dónde esta mi omega? Seishu.— Senju habló con esa voz de dominación, una que haría caer a cualquiera ante sus órdenes, digno de un alfa dominante. 

—No hagas esperar a nuestra líder.— Canturreo mientras saca un cigarrillo y comenzaba a prenderlo.

—Él aún esta procesando su situación, si me dan un poco de tiempo yo-

Fue interrumpido por un golpe que dio la albina. 

—No quiero excusas, haz que bajen a mi omega. 

Inui contuvo a su alfa que comenzaba a exaltarse indignado de quedarse parado sin hacer nada, todo era un lio.

En cuanto a Kazutora, él estuvo en la habitación bebiendo el alcohol que pidió, el amargo sabor pasaba por su garganta hasta quemarla, quería por un momento salir de la realidad que estaba viviendo, odiaba esa idea de tener que tener algo dentro suyo, no quería tener un hijo y mucho menos de su abusadora, siguió bebiendo de esas botellas hasta que al levantarse se mareara y se le dificultara caminar, agradecía que su omega aún no hiciera presencia porque éste andaría paralizado y confundido con sus instintos maternos, ni de broma haría algún nido para recibir al parasito dentro suyo, iba a terminar con todo de una vez. 

Salió de su habitación aún con la botella en su mano, con cada paso que daba también tomaba de la botella, podía escuchar gritos en el primer piso, comenzaba a tambalearse y se apoyaba de la pared para llegar hasta la baranda de madera en donde podría ver todo lo del piso de abajo, cuando llegó observó a Inui recibiendo los gritos de Senju, las mujeres que vendían su cuerpo estaban arrinconadas en una esquina temerosas de lo que podría pasar, los guardias de seguridad se mantenían parados esperando alguna orden de su jefe, mientras que Hanma observaba como Inui lidiaba con Senju, todo un caos. 

—¡Tú!— Gritó dando otro sorbo a la botella y tirándola al primer piso, por poco y caía a la mujer si no se hubiera movido rápido del sitio. 

—¿Kazutora?— Habló viendo el estado del mencionado, apenas lo vio iba a ir donde él, pero se apartó cuando le tiro la botella de vidrio. —¿Qué crees que haces? Ven aquí de una buena vez. 

—Eres un asco de persona.— Estando ebrio, comenzaba a moverse de sus costados a pesar de estar agarrado de la baranda. —Una alfa hija de perra que solo jode la vida de los demás. ¿Pero sabes que? No lo harás con la mía. ¡Yo mismo lo hare! — Dejó de agarrar el barandal para enseñarle ambas manos en donde enseñó sus dedos del medio. —Vete a la mierda.

Nadie entendía a que se refería con eso, pero cuando presenciaron como éste tomaba pulso para correr directo a las escaleras, Inui gritó a sus guardias de ir a detenerlo, Senju se alarmó y le ordenó a Hanma de agarrarlo y detenerlo, pero nadie llego tan rápido porque terminó cayendo por todas esas gradas, dañando su cuerpo. 

Las voces eran cada vez distorsionadas, los gritos de mujeres asustadas, la voz de Inui gritando al igual que la de Senju, su vista estaba borrosa pero aún podía distinguir esos orbes ámbar de Hanma, la sensibilidad en su cuerpo disminuyó, no podía sentir su peso, el de sus brazos, sus piernas, no podía sentir nada y estaba feliz por eso, cuando cerró sus ojos podía sentirse en la paz que tanto anhelaba.

Domar al Tigre. || 「BajiTora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora