Domar al Tigre. || ｢BajiTora」

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Kazutora estuvo caminando hasta el anochecer, hasta llegar hacia el territorio en donde las personas frecuentaban para pasar el rato acompañados, lugares donde habían hoteles, donde mujeres y hombres caminaban mostrando sensualmente sus cuerpos para atraer a otras personas y venderse ellos mismos, fue hacia el gran burdel que dirigía Inui, uno que contaba con habitaciones y entretenimiento de mujeres bailando en escenarios, aparte de que esos omegas y betas vivían ahí mismo, el lugar era grande, espacioso, obviamente lujoso y elegante.

No se llevaba ni mal ni bien con ese alfa, simplemente el rubio cuando estaba de buen humor lo trataba con amabilidad, solo quería un lugar en el cual descansar hasta pensar que hacer con su vida de ahora en adelante, ignoró a las mujeres que se le acercaban, el fuerte aroma a perfume mezclado con feromonas dulces comenzaba a empalagarlo, apenas entró al lugar, fue directo hacia el piso más alto en donde el alfa tenía su oficina, ninguno de los guardias se puso en su camino porque todos conocían a ese omega.

—Que inesperado.— Habló cuando el de orbes dorados entró a la habitación, estuvo bebiendo algo de vino mientras revisaba unos papeles. —¿A que se debe tu presencia?

En ningún momento el alfa lo miró, se mantenía dando toda su atención a esas hojas, Kazutora fue hacia uno de los sillones y se sentó recuperando el aire perdido, caminar por horas sin descanso lo dejó con todo su cuerpo aún más adolorido, estuvieron unos minutos en silencio porque el de mechas rubias no quería hablar, Inui tampoco se veía interesado en seguir insistiendo sobre su presencia, algunos hombres llegaban con informes a cada hora con los nombres de quienes estaban haciendo servicio, de quienes estaban en las habitaciones y que hombres o mujeres eran las que más gastaban su dinero en su mercancía.  

—Déjame quedarme por un tiempo. 

El rubio firmaba algunos documentos entregándoselos a uno de sus trabajadores. —¿Cuánto es un tiempo? 

—Dos o tres meses. 

El trabajador se retiró dejando al omega y alfa solos en la habitación, Inui había terminado lo que tenia que hacer y se levantó estirando su cuerpo, era extraño que le pidiera tal cosa ¿Porque venir a este lugar cuando podría ir a otro hotel más calmado?

—¿Me meteré en algún problema?— Era algo sospechoso, no tenia ganas de lidiar con su líder o los otros ejecutivos. 

—Son mis problemas, no te incluye.

Sin nada más de que hablar, sacó una llave de su bolsillo y se la entregó a Kazutora, luego se retiró de su oficina para ver como iban los espectáculos de sus betas y omegas. 

En cambio Kazutora fue directo a la habitación a descansar, estaba teniendo un semana de mierda. 

Al día siguiente los amigos de Baji habían ido a recogerlo del hospital, el azabache tenia un yeso en su tobillo y debía de usar muletas para poder caminar, su madre estuvo preocupada y peor aún por no saber quien le había hecho tal maldad a su hijo, Baji se negó a decirle y le pidió a los demás que no lo dijeran, Draken con Mitsuya retenían a Mikey para que este no le chismeara a la madre del pelinegro, habían terminado yendo a la casa de Baji. 

—¡Ese maldito omega me golpeó!— Se quejó mostrando su rostro golpeado que estaba con curitas y gasas. —¡Debemos decirle a tu mamá! ¡Que vaya a la carcel! ¡Mmm!

—Gritas mucho.— Draken ya harto de sus gritos le tapó la boca. 

—Debería haber algún motivo, además tú empezaste a dar patadas.— Habló el pelinegro mientras dejaba que Mitsuya haga un dibujo en su yeso. 

—Si quieres explicaciones. ¿No sería mejor preguntarle a personas cercanas?

—Buena pregunta Pah-chin, Wakasa y Takemichi son sus amigos.— Agarró sus muletas e intento caminar. —Vamos, antes de que sea tarde. 

Mikey dejó de quejarse del porque lo ignoraban y de una aceptó ir a casa del beta, si ellos no le hacían caso, Takemichi sí lo haría, todos fueron primero a casa del beta porque era su amigo más cercano, esperaba tener alguna información. 

Mientras tanto Kazutora recién había despertado, la cama era bien suave y cómoda, mientras se dio la vuelta vio en la mesa de noche que había una bandeja con desayuno, un vaso de agua y leche, panes tostados cubiertos de palta y algunas frutas como fresas y moras, de solo verlo su estómago rugió. 

—Debes de tener hambre.

Al escuchar esa voz, dirigió su vista al sillón que había en la habitación, Inui estaba sentado con dos mujeres a sus costados, ellas no vestían esas ropas transparentes que provocaban a los hombres, llevaban unos vestidos cortos de colores pastel, además de tener sus cabellos recogido en dos coletas, estas se acercaron a Kazutora cuando Inui lo señaló. 

—Ellas te atenderán, ni te atrevas a negarte. 

Kazutora en silencio se sentó, una de las mujeres colocó almohadas atrás de su espalda para que estuviera más cómodo, la otra mujer agarró la bandeja y comenzó alimentarlo, de cierta forma era agradable. 

—Hanma me llamó para decirte que no es necesario ir a las reuniones durante un mes, que te lo tomes como un descanso.— Se levantó y se acercó a la cama para tirarle unas pastillas. — Son analgésico, calmaran tus malestares. 

Inui salió dejando a Kazutora con esas mujeres, la de cabello castaño siguió alimentándolo mientras que la pelirroja comenzó a peinar su cabello, cepillándolo y haciéndole una trenza para que no este chascoso. 

—¿No le gustaría tomar un baño?— Cuando terminó de peinarlo, comenzó hacerle masajes en sus hombros. —Esta muy tenso. 

—Tiene bastantes aromas mezclados a su alrededor, debe ser irritante.— Terminando por alimentarlo, le limpió sus labios con una servilleta. —Prepararé la tina.— Con una sonrisa le acarició la mejilla y fue hacer lo dicho. 

Kazutora prefería mantenerse en silencio, suponía que el alfa le mandó aquellas mujeres para que no termine suicidándose, el que Hanma le haya dado algo de tiempo aclaraba todas sus dudas de que él fue parte de esto, sería inútil escapar porque Senju pondría a todos en su contra, debería de pensar en un buen plan.