—Últimamente estuviste como una garrapata en mi. ¿No tienes padres? ¿A tu madre no le preocupa que hables con extraños?— Había terminado de comer su plato y se acomodó en la mesa dejando reposar su cabeza entre sus brazos mientras analizaba al pelinegro.
Sus delgados ojos almendrados, de orbes cafés mantenían su mirada fija en su comida, al parecer le ponía un poco nervioso el que lo estuvieran observando, removía el arroz con su cubierto tratando de pensar en su respuesta, Kazutora aún seguía sin comprender que era lo que queria Baji. ¿Por qué seguirlo? ¿Por una amistad? La diferencia de edad a simple vista se veía bastante, además de que no tenia intenciones de acercarse a otros y peor a un niño, no le importaba si era un menor, después de todo no podía confiar en nadie a menos que reciba algo a cambio, ese torpe niño no le podía dar nada beneficioso, tal vez un buen almuerzo pero no pasaba a más.
—Mamá trabaja y sé cuidarme muy bien.
—Seguro que si.— Sarcástico, se levantó y estiró su cuerpo, iba a regresarlo a su casa y hablar con su madre del porque no debería dejar que hable con extraños. —Espera aquí, iré a cambiarme de ropa e iremos a tu casa, ya quiero ver la cara de tu madre al saber los riesgos a los que te expones.— Caminó hacia él palmeando su cabeza y luego dirigiéndose a su habitación, tenia calor por lo que vestiría una de sus camisas anchas.
Kazutora estaba desvistiéndose, no estaba prestando atención al ruido de afuera y eso fue un gran error porque uno de sus padres estaba por entrar a casa, el de hebras rubias tenia bastante cuidado en no encontrárselos en casa, salía cuando uno de ellos llegaba y cuando se iban él regresaba a casa para descansar, aunque sus padres estuvieran divorciados, su padre venia de vez en cuando por alguna de sus cosas, y ese era uno de esos días en los cuales merodeaba en casa.
El padre de Kazutora entró a la casa, Baji se asustó al ver aquel adulto, ambos se miraron y quedaron en silencio, el mayor no entendía el porque un niño menor estaba en su residencia, lo malentendió confundiéndolo con un ladrón y lo agarró de su brazo.
—¡¿Que crees que haces en mi casa mocoso?!
El pelinegro no sabia como reaccionar, no solía meterse con adultos por lo que no sabia que hacer, pero el dolor en su brazo comenzó a ser insoportable y solo trataba de alejarse.
—¡Suélteme!— No sabia si debía golpearlo, su madre le dijo que debería respetar a los adultos.
Kazutora al oír los gritos salió de su habitación, maldijo en silencio al encontrarse a su progenitor, no tenia nada de ánimos para lidiar con su mierda, pero el ver como estaba tratando de agredir al pelinegro, lo hizo recordar momentos que queria mantenerlo en lo más profundo de su ser enfureciéndolo aún más, sin temor fue hacia él y lo empujo alejándolo del menor, luego se puso delante de Baji para que el contrario no fuera hacerle algo.
—¿Cómo carajos te atreves a lastimar a un niño?— Aunque lo odiara, sus propias palabras fueron como una estaca en su pecho, talvez si queria una respuesta a su sufrimiento.
—¡No me alces la voz jodido omega!— Indignado, levantó su mano con la intención de abofetear a su hijo por su carácter inaudito, pero fue nuevamente empujado.
A Kazutora no le importaba volver a ser golpeado pero no iba a permitir que golpearan a otro que no tenia nada que ver, pero Baji fue escurridizo y empujó al padre del mayor para luego tomar la mano de Kazutora y salir del lugar, no sintió un arrepentimiento al haber cometido tal cosa contra un adulto, se sentia bien, corrió arrastrando consigo al de ojos ámbar hasta que pudieran estar lejos de la residencia y así poder descansar un poco en el suelo, estaba agotado.
Baji estaba cansado, su pecho subía y bajaba exageradamente mientras trataba de recuperar el aire, mientras que Kazutora, él estaba ido, después de un tiempo había vuelto a encontrarse a su padre y no le trajo buenos recuerdos, ya no le tenia miedo, ya no se sentia como una desagradable hormiga que era pisoteado por el más fuerte, pero aún así era atormentado por los recuerdos, donde era violentado por su padre y su madre no decía ni hacia nada por ayudarlo, el ver a su progenitor queriendo golpear al pelinegro casi lo paraliza, como si estuviera viendo a su pequeño yo siendo apunto de ser golpeado.
—Jajaja.— Lo único que podía hacer era reírse de la situación, ni siquiera era gracioso, era horrible, el dolor en su pecho era espantoso, sentia que el aire le faltaba, aunque ya no era alguien débil que se dejaba intimidar, a pesar de ser más fuerte que los propios alfas, aún se quedaba quieto esperando la golpiza de su padre, como algún trauma que le gritaba que nunca podría defenderse de su progenitor, como si le estuviera dando el derecho del poder sobre el, lo cual no queria aceptar.
Las lagrimas comenzaron a bajar de sus cuencas y solo se encorvo abrazando sus piernas mientras escondía su rostro en sus rodillas, no hizo algún ruido, ni gimotear ni hipear, solo las lagrimas bajaban sin poder detenerlas, ahora mismo se sentia tan débil por estar llorando, tan vulnerable y comenzaba a fastidiarlo, no queria que nada relacionado con aquella palabra fuera fijado en el, el no es débil, su omega no lo es, es más fuerte que todos esos jodidos alfas que alguna vez se cruzaron en su camino, de la desesperación comenzó autolesionarse sus brazos, arañando hasta el punto de sangrar.
Baji alejó las manos del mayor de sus brazos para que dejara de hacerse daño y sin dudarlo lo abrazó, impidiendo que volviera a dañarse, no queria verlo llorar y mucho peor ser testigo del como dañaba su cuerpo, abrazaba con gentileza la cabeza del mayor, llevándolo a su pecho para que se apoyara mientras le daba caricias a su cabellera, suponía que la relación que Kazutora tenia con su padre no era tan buena, pensando en lo peor como para hacer llorar al contrario. ¡Era inaceptable!
—Desde hoy. ¡Yo te protegeré!— Gritó decidido, iba a protegerlo de cualquier adulto idiota que haga llorar al de ojos ámbar, en ningún momento lo despegó de su pecho, haciendo el intento de consolarlo.
Kazutora al haber sido abrazado, siendo apresado haciendo descansar su rostro en el cuerpo del contrario, le dio gracia sus palabras. —Bobo, eres un niño. ¿Qué puedes hacer con esas manos? ¿Comer tus mocos?
—¿Que? ¡No!— Avergonzado se quejó e hizo que su agarre comenzara a disminuir haciéndolo torpe. —¡Igual algún día creceré y si podrás reconocer mi protección!
—Como digas, Keisuke. ¿No?— Sintiendo el agarre más suelto, se despego del contrario, viéndolo mientras limpiaba con brusquedad su rostro, después de todo ese niño ya fue sentenciado desde que lo vio vulnerable, no iba a dejar que anduviera por ahí diciendo que lo vio llorar, primero debía matarlo, o tal vez amenazarlo que es más fácil.
El menor al escuchar su nombre departe del mayor por primera vez, no pudo evitar sonreír mientras sus mejillas se tornaban rosas, se puso feliz al ser reconocido. —¡Si! Kazutora-san.
—Sin gritar.— Dando un suspiro, dejo caer su rostro en el pecho del contrario dejándose abrazar, era cálido.
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Domar al Tigre. || 「BajiTora」
FanfictionKazutora es un omega al cual no le hace efecto las feromonas, puede sentir el aroma pero no reacciona a ellas. Mezclado en pandillas hasta llegar a una organización criminal, esta liado en crímenes que no puede evitar, siendo afectado por la jerarq...