Domar al Tigre. || ｢BajiTora」

ᴠɪ

Cuando el menor despertó ya era de noche, sentía algo pesado en su pecho y al acostumbrarse a la oscuridad, vio al omega descansando encima suyo, podía sentir el calor de su cabeza, estaba hirviendo, el sudor bajaba de su frente y sus cejas estaban fruncidas, podía ver como estaba de incómodo lidiando con el celo, trató de alejarse e ir por algo para ayudar al contrario, pero apenas se apoyó de sus codos, el omega había abierto sus parpados, sus grandes orbes brillaban en la oscuridad, dejando ver el como sus pupilas no estaban para nada dilatadas, estaba sintiéndose intimidado, sintiendo que en cualquier momento sería devorado, trató de hablar pero solo sus labios temblaban. 

—Tráeme los malditos supresores.— Disimulando el dolor en su vientre, se alejó del menor cambiando de posición y cubriendo por completo su cuerpo con las sábanas, esta vez su celo estaba más intenso que de costumbre, eso se le hizo raro. 

Baji obedeció, fue a buscar al beta propietario de la casa, pero al llegar a la sala de estar, lo vio descansando en el sillón siendo sofocado por el cuerpo de Mikey que estaba arriba de él, sus otros amigos también estaban dormidos en los otros sillones, estaba sintiéndose intranquilo, no sabía que hacer, no sabía donde estaban esos supresores y si despertaba a Takemichi, Mikey también se despertaría y sería un gran problema lidiar con su mal genio. Estaba por entrar en pánico hasta que alguien tocó su hombro haciéndolo brincar del susto. 

—Tranquilo.— Alejó su mano para que el menor se calmara, no era su intención asustarlo. —Ten— Le entregó los supresores y un vaso de agua para que le llevara al omega en celo, él mismo no podía llevarlo porque las feromonas de Kazutora eran intensas y no queria arriesgarse a ser golpeado por el de lunar. 

—Gracias.— Agradeció el pelinegro, yendo de una vez donde el mayor para que pueda calmarse y dejar de sufrir los síntomas del celo. 

Atsushi al ver como el menor ingresaba en la habitación y cerraba la puerta, decidió regresar donde los demás y descansar, había ocurrido muchas cosas en el día, desde un niño que apareció y se encariño rápidamente de Takemichi, hasta tener que olfatear el aroma de Kazutora en el cuerpo del azabache.

Mientras tanto, Kazutora se removía del dolor, tenía ganas de llorar, no sabía el porque, pero esta vez su celo estaba siendo muy fuerte, sentía picazón en su cuello, quería quitarse el collar y rascar su glándula de olor, su omega cada vez se hacía más irritante, tratando de tomar el control y hacer lo que quiera para calmar su calor, por cada mínimo ruido estaba alerta, observando a su alrededor si alguien intentaba acercarse y molestarlo, escuchaba pasos acercarse, pero eran unos pasos torpes, cortos y acelerados, podía diferenciarlo, era aquel niño. 

—Kazutora-san.

Un hostigoso niño, con su mirada lo seguía, observando y analizando cada paso y acción que hacia, el como sus pequeñas manos abrían un supresor y tomaba el vaso acercándose a su radar, el menor hizo que tomara y bebiera la pastilla, dejando el vaso de lado y acercándose al omega para acariciar su vientre. 

—Recupérese pronto, Kazutora-san.— Lo arropo en la cama, acomodó su almohada atrás de su cabeza y llevó sus mechones atrás de su frente. —Descanse.— Sonrió por último acariciando su mejilla. 

El calor disminuyó, ya no sentía a su omega inquieto tratando de salir, el dolor bajo y no sentía incomodidad de sentir el tacto del menor, el como sus torpes y pequeños dedos pasaban por su mejilla lo tranquilizaba, no estuvo mucho tiempo despierto porque estaba cansado. 

 Baji tuvo que irse, dejando a Kazutora descansando. 

A la mañana siguiente el menor antes de irse al colegio, metió en su mochila algunos parches para la fiebre y algunos mates que su madre tomaba para los cólicos, cuando estuviera con el omega le preguntaría que necesitaría para poder traerlo al día siguiente, cuando sus clases terminaron, volvió a ir a la casa del beta, como el anterior día, también fue seguido por el rubio, no dijo nada, tal vez su personalidad que era difícil de lidiar podría servirle, esta vez fueron recibidos por el beta, Takemichi estaba haciendo sus tareas en la sala, solo le dijo que Kazutora estaba en la habitación durmiendo y que no hiciera tanto ruido si iba a entrar, además de que le entregó bebidas y algunos supresores para que el omega las tomara, Baji se dirigió a la habitación con su mochila. 

—Kazutora-san.— Habló bajo al entrar en la habitación, dejó las bebidas en la mesa y se acercó a la cama en donde estaba el mayor. 

Agarró una toalla y fue al baño para mojarla, al regresar se acercó al omega para limpiar su rostro, estaba con sudor y se veía caluroso, el mayor había abierto sus ojos, pero no dijo nada, solo se dejaba limpiar volviendo a cerrar sus parpados. 

—Supresores.— Comentó cambiando la posición en la que estaba, girando su cuerpo de costado para ver al menor y que le entregara la pastilla. 

Baji obedeció, llevándole el supresor y la bebida para que las tomara, de su mochila sacó los parches de fiebre, abriéndolos y colocándoselo en su frente, eso calmaría un poco su malestar. 

—Kazutora-san. ¿Quieres comer algo?— Se sentó en el borde de la cama y solo se limito a acariciar el vientre del contrario, levantó un poco su camisa para ponerle un parche en su abdomen. 

El frío lo hizo estremecer, luego las caricias en su vientre lo calmaron, los cólicos comenzaban a disminuir, al igual que su calor gracias al supresor, pero sus feromonas seguían igual de intensas en toda la habitación. 

—Helado.— Ronroneo por la atención, no iba a negar que le gustaba ser cuidado sin tener que amenazar para que lo hagan, el menor lo hacia por propia voluntad. 

Después de todo, comenzaba a creer que ese niño no era tan desagradable. 

☁☁☀☁☁
No me gusto este capítulo, siento que falta algo pero si no lo publicaba, no sabría cuando lo haría.