Capítulo dieciséis.

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- ¿Se conocen? - pregunta mi alpha furioso.

¿Pero furioso por qué? No tengo ni la menor idea.

- No, es la primera vez que lo veo a usted señor. Me temo que se equivoca. - me apresuro a aclarar.

- Tiene razón, es la primera vez que me ve pero créame que yo nunca me equivoco. Ya la había visto antes.

- ¿Antes? Le exijo que se explique. - dice mi lobo aún más furioso y yo me adelanto a tomarlo del brazo.

Para prevenir asuntos bochornosos.

- Usted especifíque que vez y yo con gusto le doy detalles. - dice el demonio.

Quiere tentar a Killian. Es como si lo estuviera provocando.

- Déjese de rodeos. - gruñe.

- La ví cuando estaba en el vientre de su madre y apenas era un latido sin muchas fuerzas. También la ví cuando era una niña y estaba jugando afuera de su casa. La ví llegar ayer a esta manada y ahora...

- Usted es un entrometido... - Killian se acerca a él son yo preverlo y lo toma por las solapas de.su pulcro traje.

- Suélteme, le conviene. - dice él, tranquilo.

- Killian... - trato de acercarme para apartarlo pero él en cambio, me tira una mirada de que no me meta.

- Esto no se me había sido informado, no lo quiero en mi manada.

- Sabe que estoy aquí por asuntos oficiales. No puedo irme ni aunque yo quisiera.

- ¡Claro que puede! Por algo está aquí, algo busca y no lo va a encontrar, así que márchese. - lo suelta y se pone en frente mío.

Protegiéndome...

- Ya sabe que si me voy, no será bonito ni para usted, ni para los suyos.

- Sin amenazas, por favor. - intervengo yo. - Nosotros no estamos haciendo algo que incumpla a nuestras leyes ni mucho menos. No entendemos el porqué de su visita, entonces no veo la necesidad de estar aquí.

- Luna, le aseguro que tengo asuntos aquí. No me puedo ir en una temporada, así que me temo que tendrán que soportarme.

- ¡De ninguna manera! - grita Killian pero yo me aventuro a hablar.

- Que se quede, no tenemos de otra. - digo y él me mira colérico, en cambio Drew, parece satisfecho. - Pero tiene prohibido acercarse a mí o a cualquier otro miembro de la manada. Tampoco tiene derecho a intervenir en las decisiones de la misma. Será un simple espectador de lo necesario y luego, se marcahará.

«- Un mes, le propongo. Si no lo acepta, entonces no hay trato y que se venga lo que tenga que venir, que sabremos responder.

*- ¡Así se habla, querida mía! - alude mi loba.

Killian me mira orgulloso, pero por dentro sé que tendremos una pelea por esto.

- ¿Me está dando órdenes? - pregunta altivo. - ¿Son amenazas lo que percibo?

- Tómelo como desee y vaya con el chisme a dónde están esos viejos decrépitos. Considero yo, que estamos en paz y absoluta armonía como para que vengan a molestar sin más.

- No peque por soberbia, no vaya a ser que se arrepienta en un futuro.

- Para nada, he sido clara y concisa.

Él se me queda viendo, sonríe y luego se marcha. Ahí es cuando puedo respirar con normalidad.

- ¡Estás loca! ¿Cómo se te ocurre intervenir de esa manera? - me grita a penas ya no percibimos el aroma a azufre.

Alpha Killian ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora