Capítulo veintidós.

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- Cariño, levántate. - me sacuden.

Tan solo me quejo y me muevo un poco para seguir durmiendo.

- Aurora... - vuelve a llamarme.

- ¿Qué pasa? Aún es muy temprano. - me vuelvo a quejar.

- Tenemos que hablar de un tema muy importante. Por favor.

- Dame un momento y te alcanzo en tu estudio. - me tallo un ojo pero no hago por levantarme.

- Te estaré esperando, no tardes.

Escucho sus pasos y el ruido de la puerta.

Me levanto con una pereza enorme. Pongo una mano en mi cabeza y siento como está mi cabello de desordenado. Suerte que ya estoy en la etapa del romance dónde te da pereza bañarte y te da igual como estás vestida. No como al principio, que madrugada para ir al baño y arreglarme un poco antes de que él se despertara. Quería darle buenas impresiones.

Entro al baño de la habitación, no estamos durmiendo en "nuestra guarida" porque dijimos que serían para momentos especiales o de urgencia. Ya sea para nido cuando esté en cinta o dado el caso de algún ataque. Además de que ahí podemos hablar temas que no queremos que nadie se entere. Ni Milo.

Ya han pasado casi cuatro semanas desde mi unión con Killian. Todo ha estado muy tranquilo para mí parecer. El demonio se ha mantenido al margen y ahora cuando lo veo, ya no me sonríe con ese cinísmo y arrogancia que antes, que me daba la impresión de que sabía algo que yo no. Ahora me mira con seriedad. Nada más.

Eso en parte me deja más tranquila y a la vez más preocupada. Dirían algunos que es imposible, pero no lo es. Estoy tranquila porque ya esas miradas que me aterraban no están, pero a la vez me preocupa el hecho de que esté planeando algo y nosotros ni por ahí de enterados.

En cuando a mi mamá, no ha querido dar detalles de lo que pasó aquella vez. Solo dice que lo recuerda absolutamente nada. Que estaba ahí sentada hablándole al bebé y de repente todo es negro. Para mí que sí sabe e Ilde igual piensa lo mismo. Una preocupación más. Pero bueno, al menos no hay mucho alboroto por eso.

Tampoco han habido más muertes. Incluso el ambiente parece más relajado. Siento las vibraciones de la manada en constante paz y armonía. Al menos eso sí está, y la gente lo disfruta.

"toc toc" tocan la puerta.

- Adelante. - grito al reconocer el aroma.

- Tu macho te solicita.

- Dile que ya voy, ser bella cuesta tiempo.

Se ríe y se va.

A veces me da pena con Milo, tan servicial, es momento de que la diosa se apiade y le mande a su merecida mate.

Termino de peinarme y salgo del baño. Afuera veo una camisa que me puse apenas anoche y vuelvo y me la pongo junto con un short de tela. Mis pantuflas y listo.

Dirán que no es una vestimenta digna de luna, pero yo soy de las que piensa que estamos en el siglo actual, dónde todos son como quieren ser. Si yo me siento cómoda así, pues que se acostumbren a verme.

- Me preocupa mi mate. No quiero que corra ningún riesgo cuando eso pase. - escucho una voz en tanto me voy acercando a la sala.

- No te preocupes tanto, todo estará bien. Ahora somos ma fuertes y ágiles. Podremos con lo que se venga. - le responde otra.

Yo me paro detrás de una viga para poder escuchar. No es para nada respetuoso de mi parte, pero así es como últimamente me entero de lo que pasa aquí, escuchando tras las paredes.

Alpha Killian ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora