Capítulo 1

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Park Jimin, policía de la ciudad de Seúl, cinco años activo.

Cuando despertó en el hospital se encontró con los ojos de su superior mirándolo fijamente con una mirada indescifrable y su mano derecha esposada a la barandilla de la cama.

-¿ Qué pasa?,¿ porque estoy esposado como un delincuente?- preguntó sin dar crédito a lo que sucedía.

- Tranquilízate- le dijo su superior el oficial Nam-joon.

Jimin se quedó quieto con muchas preguntas por hacer.

- Respóndame por favor- dijo Jimin sin entender nada.

- Fuiste acusado de asesinato. - le respondió su superior.

-¡ Eso no es posible!, usted me conoce, no soy un maldito asesino. - gritó Jimin desesperado.

- Las pruebas dicen lo contrario, la bala en la cabeza de la mujer era de tú arma.

- ¿ Cómo?, pero si estaba muerta cuando llegué, nunca la había visto, revisen las cámaras y verán que se equivocan- se defendió muy alterado Jimin.

- Ese es el problema, las cámaras estaban rotas, no hay ninguna evidencia.

-¡ Espere!, había un hombre ahí también. -le dijo Jimin recordando al sujeto que estaba con él.

- Fue apresado también, y eso es peor, ¿sabes de quién se trata?- preguntó su superior Nam-joon.

Jimin negó porque jamás lo había visto.

- Su nombre es Jeon Jungkook, uno de los sicarios mas buscados, desde que lo detuvieron se ha negado a hablar.

- ¿ Un sicario?- preguntó Jimin.

- Sí y todo apunta a que era tú cómplice.- respondió Nam-joon.

- ¡Pero si nunca lo había visto!- dijo Jimin y se dejó caer devastado sobre la cama.

- Mira si no eres culpable, se comprobará en el juicio, se te asignó un abogado, yo no puedo hacer nada, estoy de manos atadas, toda la estación está bajo investigación por si hay más involucrados.

- ¿ Cuándo será el juicio?- preguntó Jimin con ganas de llorar de impotencia.

- Mañana seras escoltado a tribunales, el juez desea una sentencia rápida, si he de ser franco...sólo le interesa cerrar el caso y tiene dos culpables para hacerlo.

No había que ser adivino para saber que él era uno de ellos.

Jimin giró la cabeza para que su superior no viera las lágrimas que corrían por su rostro.

Estaba solo, nadie lo ayudaría, nunca hizo amigos dentro del cuartel porque era demasiado estricto y disciplinado, al final no le había servido de nada, estaba a horas de ser acusado de un crimen que no cometió y no podía hacer nada más que confiar en la justicia que el siempre había defendido.

Esa noche apenas durmió y cuando lo hacía tenía pesadillas donde la mujer muerta aparecía una y otra vez, pero lo más espeluznante eran los ojos negros y brillantes del sicario mirándolo fijamente con una sonrisa burlona.

Por la mañana estaba destrozado, los ojos le dolían como si tuviera arena dentro de ellos, y su mano esposada tenía visibles marcas rojas por el roce, nada podía estar peor, o por lo menos eso quería creer.

La puerta del cuarto de hospital se abrió repentinamente, entrando una chica de cabello negro y largo, su prometida.

- ¡Amor!- dijo entre sollozos acercándose a Jimin.

Jimin la miró sintiendo que la había defraudado, aunque no tenía culpa alguna.

- Por favor no llores Mi Suk- le rogó Jimin con el corazón apretado, lleno de dolor y vergüenza de ser visto por Mi Suk en ese estado.

- ¿ Qué pasó?,¿porqué te culpan?- preguntó entre lágrimas tomando la mano libre de Jimin.

- Soy inocente amor, de verdad no sé que pasa, ¿ me crees?- preguntó ansioso Jimin.

- Sí amor, pero están diciendo cosas horribles de tí, los periódicos tienen tu foto en su portada. - le dijo su prometida secando un poco sus lágrimas.

Jimin se sintió devastado al oír lo que Mi Suk le contaba.

- Hoy es el juicio, ¿ irás?- preguntó Jimin, sabía que era egoísta de su parte, pero necesitaba su apoyo en esos momentos.

- Sí amor, estaré ahí. - le dijo besando levemente sus labios.

- Vete ahora, pronto vendrán por mí. -le pidió Jimin.

Mi Suk asintió y despidiéndose salió de la habitación.

Jimin se sentía completamente humillado, que su novia lo hubiera visto esposado era un fuerte golpe a su autoestima, pero se dio ánimos, confiaba en que se haría justicia.

Lo vinieron a buscar dos policías, y lo llevaron esposado hasta la sala de audiencias, ninguno de ellos le dirigió la palabra y lo trataron con desprecio, el era una escoria para ellos.

En el trayecto dentro del coche policial observó la cuidad de Seúl, la gente transitando apurada a sus trabajos, el sería uno de ellos si no hubiese pasado lo que pasó.

Lo bajaron sin ningún miramiento o delicadeza, su mano derecha dolía por el roce continuo de la esposa.

El exterior del lugar estaba lleno de periodistas que lo fotografiaron y el ni siquiera podía tapar su rostro, así que hizo lo único que podía, agachó su cabeza.

Lo sentaron en la parte delantera de la sala al lado de un hombre supuso sería su abogado.

- Buenos días, mi nombre es Hwan, abogado designado a su caso. - se presentó el hombre.

Jimin movió la cabeza en saludo, no tenía ganas de hablar.

- Seré sincero, el caso está muy difícil, haré lo que esté en mis manos. - le dijo el abogado.

- Soy inocente- dijo Jimin furioso.

- Las pruebas son contundentes, necesitará un milagro para salir de esto. -le dijo sin mentirle el abogado.

Un revuelo se produjo en la sala, y fue ahí cuando lo vio por segunda vez en su vida, Jeon Jungkook, sicario, venía esposado de pies y manos, pero la expresión de su rostro era de pura arrogancia y Jimin lo odió por ello.

Un revuelo se produjo en la sala, y fue ahí cuando lo vio por segunda vez en su vida, Jeon Jungkook, sicario, venía esposado de pies y manos, pero la expresión de su rostro era de pura arrogancia y Jimin lo odió por ello

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