¹⁰

7K 532 203
                                    

por favor, por favor, no me odien, ¿de acuerdo? lean la nota final, es importante.

Louis estaba concentrado. Demasiado diría él. Sentado sobre el sofá del salón con el par de bolas de estambre a su alrededor y él sosteniendo su gancho para realizar el tejido. Había decidido hacer una mantita de seguridad a su cachorro.

Cuando él era un cachorro su madre había tejido para él una mantita segurita. Era tan especial para Louis, de alguna manera en verdad lo hacía sentirse seguro de cualquier mounstro debajo de su cama o de la oscuridad. Era tan suave y de un hermoso color amarillo bebé, él ahora quería hacer lo mismo para su cachorro.

Alejó lo que llevaba tejiendo, observándolo. Los tejidos eran algo uniformes y lograba ver algunos huequitos abiertos. Su color era un suave lavanda, era hermoso el color, pero el intento de manta no mucho.

Suspiró fastidiado, dejando caer todo a su regazo.

—¡Me rindo! —gimoteó Louis, echando su cabeza hacia atrás sobre el respaldo del sofá.

Una risa aguda y femenina se escuchó a unos cuantos pasos de distancia y después, Agnes, la hermosa beta francesa que ayudaba en casa apareció en la cocina con una taza de porcelana blanca y una extraordinaria sonrisa suave.

—Es pronto para rendirse —habló Agnes, con el francés aún envolviendo su lengua. Llevaba años viviendo en Londres, pero aun era inevitable romper sus raíces de donde venía—. Ni siquiera es una opción, chéri.

Agnes era simplemente hermosa, aun a su edad lo era. Su cabello era corto de un color miel y con algunas hebras blancas, tenía una par de arrugas en su rostro que solo eran la muestra de historias que guardaba y aunque era una beta siempre olía a jabón de rosas. Preparaba el mejor té que Louis hubiera probado en su vida y la paciencia que resguardaba era admirable.

Ella se ofreció amablemente ayudar a el pequeño omega a instruir su proceso con el tejido. Louis se esforzaba demasiado, pero se sentía un tonto. Veía como Agnes tomaba los ganchos y hacía un tejido casi con maestría, era impresionante, mientras él apenas y lograba tomar su gancho correctamente.

—Dejame ayudarte, también es importante que descanses un poco. Llevas toda la mañana haciendo esto, chéri -—le extendió la taza de porcelana con una sonrisa de perlas y ojos marrones. Louis la tomó entre sus manos, el dulce olor a miel y hierbas era agradable para el estrés que se concentraba en sus hombros.

Bebió un sorbo del té, emitiendo un sonido satisfactorio con el líquido dulce contra su lengua y garganta. Era exquisito, extraordinario, una delicia que hacía tener un festín a sus papilas gustativas y barriguita.

_Eres una diosa del té, Agnie —alabó Louis, sentándose mejor sobre el sofá y dando sorbitos a su taza.

Agnes sonrió, ocultando su sonreír detrás de los tejidos que hacía. Louis siempre era tan extraordinario, halagando cada una de las cosas que hiciera. Eso por ello que ella en verdad quería al pequeño omega, no como un empleado a su jefe, sino como una madre a un hijo.

Louis veía hipnotizado a la beta, sus manos se movían expertas en el tejido. Jalando del estambre para cerrar esos huequitos que él había dejado. Sus mejillas se calentaron, teniéndose en rosadito por ese infortunado desastre.

—Y dime, chéri, ¿has pensando nombre para el cachorro? —indagó ella, desviando de vez en cuando su mirar café hacía la pequeña figura del omega a su lado.

Louis suspiró, dando un sorbito del té. Él sabe que el tiempo se agota y pronto su lobito estará en casa, pero por más que piensa y piensa, no encuentra ningún nombre que le guste. Harry le había dicho que cualquier nombre que él decidiera estaría bien, que él tiene mucho más derecho de nombrarlo que el alfa. Louis solo quiere golpearlo tan duro que le duela, es mucha presión para él.

little piece of sky ↳ larry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora