CAPÍTULO 12

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ZAILA

La luz del sol se cuela por el ventanal de la habitación, Adriano todavía duerme, despego mi cabeza de su pecho y me siento en la cama, estiro todas mis extremidades, mis músculos quedaron un poco adoloridos con todo el ejercicio que hicimos ayer, joder solo de recordar como lo monte tan desenfrenadamente en el baño, tengo marcas por todo mi cuerpo por lo brusco que fue, pero mentiría si digiera que no me encanta ese lado salvaje suyo, veo a al castaño de mis pesadillas que seguramente se convertirán en sueños húmedos, con la super follada que me dio ayer, podría decir con toda seguridad que tubo un diez de diez, salgo de la cama y voy directo al baño, tomo un cepillo de dientes nuevo que tienen en un envoltorio, le pongo pasta dental y me empiezo a cepillar los dientes, después enjuago mi cara y puedo ver en el espejo los chupetes que tengo en mi pecho y al rededor de todo mi cuello, joder parece que me ha atacado un vampiro, pero que le pasa, abro la puerta del baño y me encuentro con el glorioso cuerpo de Adriano desnudo.

—!Joder¡, que susto me has dado, no sabia que los vampiros en realidad existían—se ríe—. Mierda, tan malo es mi aspecto, es que me dejaste tan seco, me cabalgaste como una fiera, ves mi apodo te va perfecto, tu eres mi pequeña fiera—.me dice mientras le da un toquecito a la punta de mi nariz con su dedo, eso ha sido tan tierno, creo que ni siquiera se ha dado cuenta de su acción. Entra al baño conmigo y lava sus dientes, después alza su rostro y se queda congelado cuando se ve en el espejo, sus ojos se abren en sorpresa al ver su cuerpo lleno de chupetes como el mío.

—¿Quién es el vampiro ahora?— su tono divertido me saca una sonrisa—. Ven acércate—me paro a su lado—.

—Mira tu cara en el espejo cuando sonríes, ves lo hermosa que te ves, no se porque nunca lo haces—. Lo miro sorprendida porque él no es romántico ni dice cursilerías.

—Aww, no me digas que ya te ablandaste—le digo con altivez y burla.

—No, que te diga lo que pienso sobre ti no me hace débil—me toma del cuello y me pega a la pared, su boca se acerca a la mía pero no me besa—. En cambio me hace más fuerte.

Sus labios se estrellan contra los míos en un beso que exige dominar, mi boca se abre para recibir su lengua ansiosa por probarme, otra de su mano baja a mi culo y lo aprieta fuertemente, su cuerpo se pega al mío exigiendo el contacto que deseamos, seguimos besándonos hasta que el aire nos falta, nos separamos jadeando y pega su frente a la mía.

—Joder sabia que el día que te probara me gustaría, pero no que fueras tan adictiva, mierda quiero follarte a todas horas — me rio por su romanticismo.

—Pero mira que poeta me has salido—le digo con una sonrisa en mi rostro mientras paso mi mano por su cabello ondulado, me encanta su cabello, bueno, todo el.

—Corre vístete, tenemos que irnos.

Salgo del baño a paso apresurado y tomo mi ropa y me cambio, el sale del baño ya vestido, se acerca a mi y me tomó de la mano para después salir de la habitación, de camino al lobby, no puedo negar que caminábamos entre besos y risas, parece que ahora que nos hemos probado no queremos dejar de hacerlo nunca.

El se detiene en recepción y una muchacha muy amable lo atiende para que pague los servicios, juntos salimos al parking y nos montamos en su lujoso auto, veo el perfil de su rostro cuando va manejando con una mano al volante, tiene las mangas de su camiseta dobladas hasta los antebrazos dejando ver su brazo lleno de marcadas venas que lo hacen lucir caliente, su otra mano se posa en mi muslo y no se la retiro, en cambio pongo la mía sobre la de el.

—Tengo hambre, quiero comer—le digo mientras acaricio mi pancita.

—Iremos al CasaLodi, aquí venden desayunos, jugos espero y te guste—. mis tripas gruñen en señal de aprobación—Vamos.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora