CAPÍTULO 21

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Perdón por no actualizar , como algunos saben mi mamá enfermo y estuve muy ocupada pero aquí les traigo un capitulo nuevo y mas larguito que los demás. Que los disfruten pecadores 

Adriano

Voy de camino hacia el departamento junto a los otros dos hombres que me acompañan en sus propios carros, tenemos que investigar quién es el dueño de ese carro, no sé quién podría ser, al analizar los vídeos no mire ningún tatuaje de cuervo como los otros hombres, así que tengo mis dudas.

Me dejo muy inquieto y enojado saber que estaban inyectando a mi mujer sin que lo necesitara, ese idiota paso por alto la seguridad del hospital y se hizo pasar por médico, no se que jodidos le puso, tendré que llevarla a hacer estudios. No se que puede llevar en su sistema, sabiendo que son enemigos, le pudieron inyectar cualquier cosa, pero me tengo que mantener como siempre, calmado y con la cabeza fría, pensando un paso adelante de ellos, tengo que armar un plan, algo que me coloque delante de él.

Tenemos que averiguar a dónde pertenecen los caminos dibujados en las hojas, será un poco complejo resolverlo pues nos faltan piezas e Italia tiene muchos caminos. Sin las demás partes, será como encontrar a una aguja en un pajar. Le doy un golpe al volante en señal de frustración pues no tengo paciencia para esto, por eso están Quevedo y Alessandro a mi lado, ellos tienen más paciencia.

Mi hermano es el mejor en sacarles las palabras a nuestros prisioneros, es muy inteligente, paciente, frío, calculador y muy observador. Tiene una especialidad en ingeniería de explosivos y manejo de armas.

Quevedo perteneció a las Fuerzas Armadas de Italia como General, el encabezaba los cuerpos de brigadas, es francotirador, tiene un título en Ciencias de la computación, ingeniero militar, estuvo en el campo de inteligencia, llevando a cabo planes difíciles contra la detención de narcotraficantes.

Toda esa vida perfecta que tenía la abandonó porque su mujer murió a manos de un oficial corrupto. A pesar de que su padre y el mío son mejores amigos, que crecimos juntos, Quevedo nunca quiso involucrarse en el mundo de la mafia y drogas, pero cuando mataron a su mujer entró en guerra contra el gobierno y así fue como se unió al mando de mi padre.

El nunca volvió a estar con otra mujer y eso pasó hace unos 10 años, él actualmente tiene 43 años, si es once años mayor que yo. Pero sigue siendo el mismo de antes, solo sin una mujer a su lado y la verdad no creo que la tenga nunca.

Agradezco tener a una persona como él a mi lado, junto a mi hermano hemos ganado muchas batallas, contra otras mafias y contra los militares. Lo seguiremos haciendo como el trío perfecto que somos.

Y yo, soy el mejor francotirador de los tres, soy implacable en las cosas que hago. Nunca dejo huella, soy especialista en material de guerra, se pilotar aviones y helicópteros además se administrar el negocio de mi padre.

A mis padres siempre les gustó la idea de que mi hermano y yo estudiáramos algo y nuestras carreras nos quedan como anillo al dedo en nuestras vidas.

Nuestros padres siempre nos educaron desde pequeños, fueron muy buenos y comprensivos, nunca nos exigieron trabajar con ellos, nos brindaron la opción de trabajar en donde nosotros quisiéramos pero desde pequeños sabíamos que queríamos ser como papá, es nuestro ejemplo a seguir, se que aunque sea un muy buen jefe, nunca llegaré a igualar a mi padre pues él es inigualable.

Adriano y yo sentimos una admiración extrema hacia nuestro padre y también a mi madre, ella es nuestra reina, es la diosa de padre y la respetamos y amamos como tal.

Sigo sumido en mis pensamientos cuando me doy cuenta de que ya casi hemos llegado al departamento, veo a los hombres que cuidan el departamento estar atentos a lo que pasa afuera del lugar, también veo la camioneta negra de Gerónimo en el estacionamiento y siento un mal presentimiento recorrer mi cuerpo, él no viene a menos que yo se le indique y que éste aquí no es buena señal.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora