🚨ADVERTENCIA🚨 Este capítulo contiene escenas explícitas de violencia, si no te sientes cómodo leyendo esto mejor no lo leas y si quieres hacerlo, bienvenido seas; ahora si continúen con su lectura.
ALESSANDRO
Tomo una de las navajas que está sobre la mesa donde están mis demás herramientas, mi pulso se acelera en expectación, el gordo sigue moviéndose, lastima, nunca podrá soltarse, me acerco a él dando pasos a su alrededor, paso la parte con filo por su cuerpo sin cortarlo, solo estoy causando miedo, es peor la espera, tu cerebro avisando que recibirás daño, disfruto haciéndolo temblar de miedo, el primer navajazo se lo lleva en el antebrazo, suelta un pequeño gemido de dolor.
—¿Sabes por qué estás aquí?
—Porque estas loco, eres un puto loco—grita con su molesta voz. Tomo su camiseta y la rompo dejándolo sin ella.
—Alba, ¿te dice algo ese nombre?
—Así que es por la putita de mi hija— dice con burla, eso me hace enfurecer, con la cuchilla corto su mejilla, haciendo que un hilo de sangre salga.
—¡Ahh!, puto, puto loco— llora como el gran marica que es.
—Ella no es ninguna puta, es una reina que nunca supiste valorar.
—Pues cuando complacía a los hombres en la cama actuaba como una y muy experimentada — suelta con altivez—. No sabes lo bien que se sentía cuando la penetraba, como lloraba para que par— no le dejó terminar cuando le he cortado una mano con la sierra.
Su cuerpo cae hacia un lado, ya que no tiene una mano con la cual sostenerse. Lágrimas salen de sus ojos y sus patéticos gritos de dolor se escuchan por toda la bodega, sus lamentos son música para mis oídos.
—Ups, ya no tendrás una mano para tocarla— le digo con altivez y arrogancia.
Mis hombres solo lo ven con asco, se que ellos tienen, hermanas, hijas, madres, esposas y no les gustaría que algo así les pasará. Desde que reclutamos a los que serán nuestros soldados damos las condiciones, somos mafiosos no violadores o tratantes de blancas, ellos aceptan si están de acuerdo, mis padres nos han criado así, siempre respetando un no.
—Eres una mierda, no mereces estar vivo, pero no te mataré — en sus ojos se puede ver el alivio y casi suelto una carcajada por su estupidez. —No te ilusiones, no te mataré ahorita, pero sí lo haré.
— Tú— señalo a uno de los hombres.— Ponle una venda para que no se desangre y poder seguir.
Hace lo que he dictado antes y puedo continuar cómodamente, les pido que lo desnuden porque a mi me da asco, obedecen y comienzan a quitarle la ropa, los miro hacer muecas de asco cuando lo tocan y no puedo evitar reírme de ello. Tomo un látigo de cuero y lo hago sonar en el aire, su cuerpo se sobresalta. El primer impacto se lo lleva en la espalda y le doy rienda suelta a mi furia, comienzo a azotarlo con coraje en toda su espalda y la parte trasera de sus piernas, está debilitándose cada vez más y eso me causa satisfacción. La sangre corre de su cuerpo por la cantidad de golpes, no ha dejado de quejarse y no para de llorar suplicando que lo deje. Su espalda ya está abierta y pedazos de piel han caído al piso.
—Esto te pasa por ser un puto violador de mierda, una escoria para el mundo— doy pasos hacia la mesa, me pongo unos guantes especiales y tomo la botella de ácido sulfúrico.
—¡Nooo!, estás loco suéltame.
—Si, estoy loco, ya te escuché, ahora cállate— destapó la botella y dejo caer el líquido el su asquerosa mini polla y de paso en su bolas. El grito que suelta podría escucharse por toda Italia y el puto gordo se desmaya.
Los guardias se quedan vigilando mientras voy por una silla para sentarme, tengo que esperar para que se despierte el baboso. Se queda unos minutos en ese estado hasta que abre los ojos y puede ver en donde se encuentra.
—¿Quieres que te suplique?, bien lo hago — frunzo el ceño con sus estupideces, piensa que por eso obtendrá su libertad.— Por favor, suéltame, no, no, no volveré a tocar a ninguna niña, perdóneme.
No puedo evitar soltar una gran carcajada, es tan idiota, ha lastimado a Alba y ella es de mi familia, es mi pequeña guerrera letal, no lo dejaré pasar.
—No supliques, conmigo no te servirá de nada.
Camino hacia él con pasos lentos y con mis puños comienzo a golpearlo sin parar, tal cual saco de boxeo. Le doy un puñetazo fuertemente en las costillas, eso hace que el aire salga de sus pulmones y tosa en busca de oxígeno para respirar. Se ha quedado ronco de tanto gritar y pedirme que me detenga, pero no lo hago.
—Que, ya no tienes ganas de burlarte, yo sí, mírate, humillado y golpeado, lo mejor de esto, es que lo mereces, cuando dejes de respirar, será un alivio para la humanidad.
—Pero no vas a matarme— me dice muy convencido de lo que dice y me cruzo de brazos esperando a que siga hablando.
—La puta de mi hija es buena, tanto que aunque yo la violara y la prostituyera a fuerzas, no me mataría, te odiara por haber matado a su padre y como seguramente ya te abrió las piernas y te la follaste, ahora estás en mi contra, todo por su culpa.
Su declaración hace que me hierva la sangre del enojo, aprieto los puños hasta que mis nudillos se vuelven blancos, esboza una sonrisa llena de altivez, el idiota piensa que con eso me ha convencido de no pararlo, pero la verdad es que prefiero el odio de Alba a que le vuelva a hacer daño.
Sin decir nada respecto a su gran asqueroso discurso, tomo de la mesa una sierra eléctrica de mano, la prendo y sujeto su flácida polla en mis manos y gime de dolor por el ácido que ya había caído sobre ella, sin contemplaciones paso la cuchilla lentamente por su miembro para aumentar el dolor y esta cae al piso, chorros de sangre salen del lugar donde estaba su pequeña atrocidad.
—Ya no podrás meter tu maldito pito chico en ningún lugar— chilla del dolor y me lanza una mirada de odio, que claramente no me importa.
—Ella tenía la culpa, me provocaba con las faldas y vestiditos que usaban, esa zorra le gustaba a mis clientes, y sabes que al cliente se le da lo que pida—me dice vanagloriándose, como si fuera un gran logro en su miserable vida— lo mejor era que pagaban mucho por su pequeño coño, también esas noches en las que me metía en su cuarto y la violaba por muchas veces hasta hacerla sangrar y gritar como la puta que es.
Con el cuchillo le empiezo a cortar, piernas, la panza, los brazos, todo sin parar, estoy bañado de la sangre que ha salpicado, siento un ira intensa recorrerme el cuerpo entero.
—Aunque me mates nunca cambiaras lo que le hice.
—Tal vez no, pero lograré que nunca más lo hagas.
Recojo la botella de ácido y la vacío sobre su cara, se mueve como si estuviera convulsionando, siento una gran satisfacción, por último tomo la gasolina y la riego sobre su cuerpo, luego tomo un cerillo y se lo tiro encima, su cuerpo se prende rápidamente en llamas, chillidos de dolor salen de su garganta, se escuchan sonidos de su cuerpo quemándose y yo solo estoy tan tranquilo de verlo morir lentamente, como la llama de una vela cuando está consumiéndose.
Su cuerpo por fin deja de moverse y se queda flácido colgando de su mano que quedó atada a las cadenas, saco la pistola que tengo en mi espalda y le doy varios disparos en la frente, por si había quedado vivo. Señalo a uno de los hombres y le ordeno cortar el cuerpo y enterrarlo en diferentes partes, pasa un considerable tiempo para que uno de ellos diga que mi orden ya está cumplida.
Al fin mi guerrera letal podrá ser feliz.
🦕Gracias por leer🦕
Voten y comente si les está gustando la historia
¿Qué les pareció el capitulo?....Yo disfruté escribiéndolo
Espero poder subir un nuevo capitulo por la noche
🦕BESOS Y ABRAZOS VIRTUALES 🦕
ESTÁS LEYENDO
RAMÉ
RomanceAdriano D'angelo Capo di tutti capi en la Cosa Nostra Frio Dominante Poderoso Leal El es el Jefe, al que todos respetan y adoran como un rey, lidera con fuerza y dominio, es leal, pero si lo traicionas atente a las consecuencias porque un rey no se...