CAPÍTULO 22

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Este capitulo esta dedicado a @VanessaAyelenViruesG   y    jos   Gracias por el gran qu

Gracias por que me dan sus bonitos comentarios las amo 🖤

NOTA: Todo lo sucedido en el capítulo anterior fue real, hasta la parte de la pelea entre Adriano y Alessandro, de la llamada en adelante no es real.

Zaila

Abro los ojos lentamente después de haber dormido un largo rato. Me pongo de pie y camino por el departamento esperando encontrar a mi esposito pero no está. Adriano no ha llegado a la casa desde que se fue con Quevedo y mi cuñado, espero que todo les salga bien. Me doy cuenta de que el timbre está sonando de manera muy repetitiva y me pongo en un estado de alerta rápidamente. Corro hacia la puerta y por el hoyito de la puerta veo que es uno de los guardias de mi querido esposito, no lo pienso y abro rápidamente.

—Señora no quiero molestarla pero llegó un niño y se paró al frente de las rejas con una nota.

Ay no. Mierda.

—¿Un niño?

—Si y aparte tiene un explosivo amarrado a su cuerpo, no para de llorar y la bomba podría explotar en cualquier momento, no es seguro para usted estar aquí, vamos tengo que sacarla de este lugar— va a tomarme del brazo pero se lo impido.

—¿Qué dice la nota?— le pregunto.

—Es una letra O señora, pero no perdamos más tiempo, la bomba tiene un cronómetro que no ha sido activado pero en cualquier momento se activará y todos moriremos. Sígame le llevaré al lugar seguro del señor.

—No. No puedo, ¿Qué pasará con el niño?

Dios tal vez es un niño inocente que se vio envuelto en esta guerra.

—Alessandro viene en camino, él sabe acerca de las bombas y estas cosas. Mire si usted no se va y sale lastimada el señor me va a matar. Yo estoy a cargo de la seguridad, hágame caso—en un tono de orden.

—¿Ya informaron a mi esposo?

—Le marcamos y no contesta señora, así que debo actuar por mi cuenta. La verdad es que es muy raro que el jefe no atienda a nuestros llamados por eso la urgencia de tomar medidas nosotros.

—Bien, entonces buscaré a Adriano y ustedes se encargan del niño, lo quiero vivo—le digo en una orden. Se da una palmada en la frente.

—No, no lo que debe hacer es dejar que la lleve a el lugar seguro—replica el hombre

—No. Ya lo he dicho y mi palabra se respeta. Voy a buscar a mi esposo y ustedes mantienen a ese inocente niño con vida—digo dando mi última palabra.

Me regreso al sofá y recojo mi teléfono, marco el número de Adriano y me mandó al buzón de voz, lo intento otras tres veces y obtengo el mismo resultado.

El guardia me agarra el brazo fuertemente para impedir que escape y me deshago de su agarre dándole un codazo en la nariz.

Sin que me detenga salgo corriendo al patio y me subo a mi moto, me pongo el casco y pido que abran el portón. Tomo mi teléfono y marco el número de Quevedo al segundo timbre contesta.

—Hola Zaila. Dime que ocupas.

—Adriano no aparece dicen sus guardias que no contesta su teléfono y yo le marco y tampoco toma la llamada— lo escucho maldecir del otro lado de la línea un un susurro apenas audible.

—Bien. ¿Qué vas a hacer?

—Lo buscaré en la arena, en ese lugar donde pelea.

—Está bien, voy contigo, a él no le gustaría que fueras sola. Te veo ahí.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora