CAPÍTULO 13

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ADRIANO

—Joder Zaila síguete moviendo, así.

—¿En esta pose te gusta?.

—Sí, justo así.

Oigo decir al idiota fotógrafo mientras ella posa para la cámara, con una diminuta tanga y un brasier a juego negro de encaje que deja a la vista sus perfectos y deliciosos atributos.

Verla posar para esa revista era una puta tortura, ese diminuto conjunto no le cubría nada y eso me hizo que me pusiera duro como una piedra, mierda, ahora tengo una enorme erección que tapo con un cojín del sobre sobre el que estoy sentado.

Escuchar esas palabras del empleado me pone enfermo, me imagino yo diciendo esas palabras en otra circunstancia y me caliento más de la que ya estoy, joder. Y me molesta de igual manera escuchar esas frases tan llenas de doble sentido para mí, aunque sé que ella solo está trabajando.

Ya habían pasado unos días desde la vez que llegó Quevedo con la información, mi mujer se reunió con su papá para hablar sobre las amenazas que le estaban llegando, dijo que ningún clan enemigo de él estaba representado por un cuervo, la única persona que él conocía poseedora de un anillo como ese era Donato y él está muerto, por lo que era imposible que fuera él.

Veo a Zaila tomar una bata blanca de satén y ponérsela para cubrir su parcial desnudez, me señala con un dedo su camerino, se da la vuelta y voy tras ella.

Ya adentro del lugar, se deshace de su bata y se queda en el conjunto con el que estaba modelando, se agacha a recoger una mochila donde porta sus pertenencias y me paro tras de ella, la tomó de las caderas y la pego a mi polla dura lista para la acción. Se separa de mí y me da un manazo.

—Joder, no duras ni un minuto sin estar caliente, no voy a poder caminar en un mes si sigues así— me aparto de ella, rodando los ojos.

—Que exagerada por Dios si apenas lo hacemos como tres veces en el día—se ríe de mi argumento.

—Y todavía quieres más, joder gracias a ti me he vuelto una ninfómana.

—Pero disfrutas serlo, no tiene nada de malo, si por mi fuera pasaría todo el día dentro de ti.

Saca sus cosas de la mochila y comienza a vestirse frente a mi joder, que pecado estoy pagando, teniendo este manjar y no poder comer.

—¿Irás con tus padres hoy?.

—Si, tengo que hablar con Alessandro para ponernos a investigar sobre la familia de Donato, aunque nosotros nunca supimos de nadie—. él nunca estaba con nadie y si tenía mujeres era porque pagaba a las prostitutas para que estuvieran con él.

—Iré contigo, quiero sabes como está Alba.— me dice acomodando sus cosas, toma la mochila, nos disponemos a salir del lugar, entrelazamos nuestras manos y así caminamos hasta llegar a mi auto.

—Puedo manejar tu auto— una sonrisa aparece en mi rostro—. No, nadie maneja mi auto, vamos.

🦕🦕🦕

—Joder Zaila, baja la velocidad, no manejes así, vas a hacer que coloquemos si no te controlas—. mierda mis manos están aferradas a los lados del asiento, está manejando como loca.

—No voy tan rápido, voy como a 120.

—Solo disminuye la velocidad, puede pasar una persona y no alcanzaría a frenar, soy asesino pero no de inocentes.

—Bien.– me dice haciendo un puchero, mientras disminuye la velocidad.

—Gracias, pensé que moriría.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora