IV

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—¿qué pasó?—

—Llegué al puesto, conseguí las ubicaciones.—

—... ¿y luego?—

—Ellos... estaban por matar a un guardia.—

—¿¡y por qué interferiste!?—Carlos golpeó la mesa molesto—. ¡te pusiste en riesgo en vano, mija!—

—Ese señor... Merecía vivir.—Kala bajó la mirada—. Lo querían matar porque dejó escapar a unos parias...—

Un silencio extraño inundó el lugar.

—... ¿el hombre te dijo algo?—Dani se acercó a la chica, notando que miraba algo de sangre seca en sus manos.

—"Gracias"—Kala miró a su amiga—. Solo dijo eso.—

—¿alguien más te vio?—

—Destruí las cámaras, desactivé las alarmas y usé el arco que Philip me armó... Todo fue limpio... Tal y como el señor Montero me enseñó.—

—Chamaca...—Carlos se acercó a la niña, presionando su hombro—. No estoy poniendo en duda tu habilidad... Pero debes acabar con todos... No dejar a nadie.—

—¿ése es el plan? ¿matar a cada persona que se cruce en nuestro camino?—Kala lo miró molesta—. Esos parias que liberó el guardia... Juan me llamó esta mañana, llegaron a Libertad para unirse a sus filas... De no ser por ese hombre, en las únicas filas que estarían serían las del cementerio.—

—Uy, la niña se puso brava.—Espada sonrió—. Déjala, papá... Todo salió bien, la chamaca es buena.—

Carlos miró una última vez a la chica antes de salir del lugar.

—Tranquila.—Dani presionó los hombros de la chica—. Lo hiciste bien... Guerrillera.—

Kala sonrió.

—¿qué tal el arco? Estuvo genial ¿no?—Philip tomó el arma—. Pero tengo pensado hacerle unas mejoras... ¿explosivos?—

—No, gracias. Me gusta el sigilo.—

—Uy~ ¿es momento de buscarte un apodo?—Kala negó divertida antes de salir del lugar—. Sigilosa como una zorra... No, mejor no.—

~•~

—¿te salvó?—

Diego suspiró aliviado al escuchar aquello.

—Dejé escapar a unos prisioneros, y los demás guardias me descubrieron... De no ser por ella, yo-

—¿y por qué liberaste a esa gente? Podían ser peligrosos.—el guardia notó el ceño fruncido del niño.

—Una mujer embarazada, un pescador y dos niños... ¿suena peligroso para ti?—Diego no dijo nada—. Sé que tu padre te ha convencido de esa mierda de verdaderos yaranos... Pero todos somos iguales, niño... Todos somos el pueblo de Yara.—

—... Alguien que no cree en las palabras del presidente no debería ser un guardia de su casa.—

—¿qué hay de ti? Tampoco crees en sus palabras... Y eres su hijo.—

—... Como sea ¿de dónde sacaste la foto? ¿y su nombre?—

—Dijiste que era hija del señor Fermín, dueño de una tienda de recuerdos en la ciudad. Solo fui a preguntar.—el hombre removió la leña—. La tienda ya no existe, pero los vecinos me dijeron que la niña se llama Kala Toledo. La busqué en registros ayer en la mañana, y por la noche la vi en persona... Gran casualidad.—

—¿cómo el señor Fermín le permite hacer esto?—

—... El señor Fermín murió hace unas semanas, niño... Y según los registros, la niña también.—

Aquello extrañó a Diego, pero tampoco lo sorprendió.

—... ¿te dijo algo?—

~•~

Kala se encontraba bañando al pequeño perro, cuando Carlos se paró a su lado.

—¿ya cenaste?—

—Sí ¿cree que lo hice bien o también me retará por dejar las papas?—

—¿sigues ofendida?—

—Me ofenderé cuanto quiera...—

El lider de los Montero rió a gusto, sentándose cerca de la chica.

—Me recuerdas a mi hija cuando era pequeña... Terca como una mula.—

—No soy terca, solo estoy enojada... No creo que debamos matar a todos.—

—Sí, tal vez tienes razón y algunos sean buena gente, pero... ¿y si no lo son?—Kala lo miró—. No puedes confiar ciegamente en nadie... O podrían apuñalarte por la espalda.—

—Lo sé... Pero elijo confiar.—Kala sacó a Chorizo de la pequeña fuente en donde lo estaba bañando—. Usted parecía un viejo loco... Y lo es, pero es simpático.—

—... Deja de tratarme de usted... Y no soy viejo.—

La chica secó al perrito con cuidado, para luego acomodarle la sillita de ruedas.

—... Necesito que confíes en mi, Carlos... Puedo con esto.—

El hombre miró a la chica y asintió vagamente, terminando por revolver su cabello.

—Bien... Entonces prepárate... Ese hombre que salvaste se contactó.—

—... ¿qué?—

—Quiere darnos una brecha... Pero solo si vas tú.—

—... ¿y estás de acuerdo con eso?—

—No sé, eso es algo que tú decides.—

Kala sonrió.

—¿qué debo hacer entonces?—

~•~

—¿qué se supone que estamos esperando?—Diego bostezó cansado—. Ya debería volver a casa...—

—No tardará en llegar...—

Diego miró confundido al hombre, cuando una sombra surgió a sus espaldas.

—¿¡qué es eso!?—

—Pero miren quién es...—Kala retiró aquella capucha que cubría su rostro—. Mi camarada de bote. Que linda coincidencia.—

Diego miraba más que sorprendido a la chica, quien se sentó junto al hombre.

—... ¿qué hace ella aquí?—

—¿aquí en la isla... O aquí, viva después de que tu padre nos disparara a quemarropa?—

El guardia notó que el ambiente no era tan agradable como imaginaba, y tragó en seco al ver el enorme cocodrilo que apareció junto a la chica.

El guardia notó que el ambiente no era tan agradable como imaginaba, y tragó en seco al ver el enorme cocodrilo que apareció junto a la chica

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~° Familia ~ Diego Castillo. Far Cry 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora