IX

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Al ser la única que podía pasar completamente desapercibida, Kala era la encargada de visitar las áreas más vigiladas de la ciudad.

—Buenos días.—saludó de forma amigable a aquel guardia que cortaba la calle—. ¿sabe porqué no se puede avanzar?—

—Es por lo del señor José Castillo.—

La chica sonrió internamente.

—¿es un homenaje o algo así?—

—No, atraparon a uno de los culpables. Acaban de colgarlo en la plaza.—

El corazón de la chica se contrajo al escuchar aquello.

¿culpable?

Dejando algo confundido al guardia, Kala cruzó la barrera y corrió a toda velocidad hacia la plaza.

—No...—

"Muerte a los falsos yaranos"

Eso decía el cartel que colgaba del cuello de Luis, aquel guardia que tanto había ayudado a Kala.
Decenas de pensamientos nublaron la mente de la chica, pero entonces vio aquel casquillo incrustado en su mejilla.

—... Ay no...—

~•~

—Convencer a alguien de que se deshaga de un obstáculo sin quedar ligado a ello... Es algo limpio, digno de un buen presidente.—

Antón palmeó el hombro de su hijo, quien miraba el noticiero en la sala de estar.

—Lamento si actué sin pensar, papá... Pero José era un idiota.—

Anton rió antes de comenzar a alejarse.

—Era un cordero, hijo mío... ¿y sabes lo que somos nosotros?—

—Leones, papá.—

Al quedar solo en la sala, Diego suspiró con pesades. Estaba nervioso.

¿se habrá creído realmente la mentira?

Cuando su padre lo interrogó por lo de José, tuvo que buscar rápidamente una excusa para sacar a Kala del medio. Lo único que pudo decir, fue que entregó a José al guardia Luis, quien iba a desertar pronto. Al parecer Antón se creyó aquello, pero Diego aún estaba intranquilo.

Sacrificó a un pobre hombre para salvarla.

~•~

—¡es mi culpa!—

Kala lanzó con ira aquella piedra al agua.

—Oye, cálmate.—Dani se acercó junto a Clara, quien acababa de llegar a la finca.

—Con esa estupides de la bala, la cagué horrible.—la chica se sentó de bruces en el suelo—. Pero aún no lo comprendo del todo...—

—El chico entregó a otro en tu lugar, simple.—Clara se sentó junto a la chica—. Tienes suerte de tenerlo como aliado, niña.—

La pequeña guerrillera bajó la mirada.

—Aún así... un hombre murió por mi culpa y además puse en riesgo a Diego.—

—Creo... creo que lo mejor será que no vuelvas a verlo, Kala.—Dani se acercó a ella—. Al menos no por ahora, las cosas deben calmarse.—

—Podrías aprovechar que irán a otra región ahora.—Clara presionó su hombro reconfortándola—. Las leyendas del 76 son el próximo grupo que necesitamos con Libertad, y tú podrás ayudar con eso.—Kala suspiró.

—¿por qué tanta seguridad?—

—Tienes un don para caerle bien a los ancianos, es eso o todos quieren una nieta hoy en día.—la chica sonrió ante aquello.

—Bien, lo intentaré... Pero antes necesito hacer algo.—

~•~

Diego caminaba algo distraído por la ciudad con su padre, quien le iba relatando cosas que recordaba de su infancia en ese vecindario. El aburrimiento que tenía casi lo hacían dormirse ahí mismo, pero entonces lo vio.

"Es un perrito salchicha con sillita de ruedas"

—¿Chorizo?—

El cachorro se acercó al chico, quien se agachó hasta estar a su altura.
Unos ladridos y algunos saltitos fueron sufiente para que Diego comprendiera que el perro quería transmitirle algo. En ese momento notó el papel en uno de los bolsillos de la sillita del perro. Lo tomó.

—¿Diego?—

El pequeño metió aquel papel de inmediato en su bolsillo al ver que su padre, algunos pasos adelante, volteaba a mirarlo.

—Lo siento, papá... Me distraje con el perro.—

—¿hmm? Pobre animal, es mejor sacrificarlo que tenerlo así.—

—Pero no parece sufrir, y es muy animado.—Diego sonrió al ver que Chorizo le gruñía a su padre.

—... Deja ese perro y sígueme, volveremos a casa.—

—Sí, papá...—Apenas Antón retomó su andar, Diego acarició al animal—. Gracias, Chorizo.—

El salchicha lamió sus manos una última vez antes de desaparecer entre las casas del lugar.

~•~

Lamento lo de Luis, Diego.
Fui una idiota por hacer tremenda estupidez y por ello un hombre pagó con su vida. Nunca me lo perdonaré.

Me iré durante un tiempo, no te preocupes, estaré bien.
Gracias por todo, compañero de bote. Espero que uses esto, no dejes que tu papá lo vea ¿si?
Te quiere, Kala.

Diego se tumbó en su cama, mirando pensativo aquel brazalete trenzado.

—Así que no te veré en mucho tiempo... Que mal.—

—

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~° Familia ~ Diego Castillo. Far Cry 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora