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—... ¿vienes a matar a mi papá?—

—¿yo? No.—Kala sacó de su pequeña mochila un bloc de notas—. Solo estoy... de excursión.—

—Eres una espía...—

—Sí, suena divertido ¿no?—

Diego no terminaba de caer en aquella situación.
La chica que tan preocupado lo traía, ahora estaba frente a él... Diciendo que iba a espiar su casa.

—... ¿traicionarás a mi padre?—el chico miró al guardia, quien hizo una extraña mueca.

—Traición... Es una palabra fuerte, niño.—removió el fuego con un palito—. Tu padre prometió sacar a Yara adelante... ¿crees que de verdad lo está haciendo?—

—No lo sé, yo-

—Si alguien aquí traicionó primero, fue tu padre. Traicionó la confianza de Yara... Y pagamos un alto precio por ello.—

—Pero él solo quiere lo mejor para su pueblo.—

—Convertir un barco en colador y dejar que la gente que no mató a balazos se ahogara... ¿es lo mejor para un pueblo?—intervino la chica.

—Ustedes escapaban.—

—¿tú no hacías lo mismo?—

—¡cállate!—

—¡No, tú cállate!—

El guardia tuvo que intervenir al ver la pequeña e inmadura escena que estaban armando esos dos.

—Ya cállense, los escucharán todos en la isla... Por dios.—

—No puedo creer que me preocupé por alguien como tú.—

—Oh, me honra que el pequeño malcriado se preocupe por mi.—

—¡no lo soy!—Diego frunció los labios molesto.

—¿irás corriendo a decirle a tu papi que estoy aquí?—el chico se puso de pie—. Diablos, sí que eres un soplón... ¿te criaron para ser un lamebotas?—

—¿y tú qué? ¿el señor Fermín te crió para ser una asesina?—

—... Tú no tienes derecho de decir su nombre.—

—¿por qué no?—

Kala miró al guardia, quien negó levemente.

—No le digas, niña... No es necesario.—

—... ¿qué?—Diego miró confundido a Kala.

—10 de agosto... Hace dos meses... ¿lo recuerdas?—la chica miró el fuego fijamente.

—¿por qué?—

—Ese día... Tú viniste a la tienda de papá. Por la mañana llegaría la estúpida maqueta que encargaste...—

—Sí fui, pero la tienda estaba cerrada.—Kala resopló con gracia.

—Ese día celebramos mi cumpleaños número quince, en el hotel Caballero…—

Al escuchar aquello, Diego comenzó a sentirse mal. Odiaba la vaga idea que comenzaba a hacerse de la situación.

—Mi padre cerró la tienda temprano... Pero estaba preocupado porque su pequeño cliente no había ido a recoger su pedido... En ese entonces me pareció una tontería ¿por qué pensaría tanto en ello en lugar de disfrutar esa maldita fiesta que yo nisiquiera quería?—

—Niña, basta...—el guardia intentó sin resultados que la chica se detuviera.

—Tú no fuiste puntual para retirar tu puto auto de juguete... Pero tu padre sí lo fue... llegó justo para el vals.—

—Espera...—

Kala se levantó.

—"nadie hace esperar a un León", eso fue lo único que dijo tu padre antes de matar al mío.—la chica sonrió con pesar—. Pues yo sigo esperando bailar un puto vals.—se colgó la mochila al hombro.

—Yo... No lo sabía.—

—Por supuesto que no, tú no sabes nada.—Kala suspiró—. Si quieres delatarme, hazlo. Pero si yo caigo, éste hombre también.—señaló al guardia—. Sin mencionar que quedará en evidencia que eres igual de basura que tu padre.—

Diego miró destrozado como la chica se alejaba de la fogata, perdiéndose en la oscuridad de la isla.

—Ella solo esta aquí para vigilar... No lastimará a nadie.—el guardia miró preocupado a Diego—. Lo siento... No pensé que todo resultaría así.—

—... ¿sabías lo del señor Fermín?—

—Sí...—el hombre suspiró—. No pensé que al traerla aquí, te enterarías.—

—Ese día... Le dije molesto a papá que el señor Fermín cerró antes, y que esperé por un buen rato pero nunca llegó.—Diego bajó la mirada—. Yo soy culpable de esto.—

—No lo eres, niño... Tu papá tomó la medida más despreciable posible.—

Diego se levantó, sin voltear a mirar al hombre.

—No los delataré... Y por favor... Dile a Kala que no me odie.—

—Niño...—

~•~

—¿crees que fui muy dura?—

—...—

—Al diablo, sus caprichos mataron a mi padre.—

—...—

—Bueno, en realidad fue el loco de su padre... Tal vez sí me excedí.—

Kala retiró aquellos binoculares de su vista, mirando al cocodrilo a su lado.

—Es relajante hablar contigo.—Guapo ladeó la cabeza—. Sí, también te quiero.—

Tras dar un rápido recorrido por la isla, Kala garabateó en una gran hoja un boceto general del lugar.
Tenía planeado ir mejorando aquel dibujo con el tiempo, al igual que la información de los guardias.

—Perfecto... Creo que es hora de volver.—

Kala se acercó a la orilla del río y nadó hasta una pequeña isla intermedia, para luego subir a una canoa y terminar de recorrer el trecho restante hasta la costa.

—¿todo en orden?—la chica sonrió al ver que Dani la esperaba en una camioneta junto a la carretera.

—Sip, empezamos de diez.—

—¿y qué tal? ¿viste a tu amigo?—

Dani era la única que sabía sobre Diego, pues el guardia acordó los términos con ella y creyeron conveniente no decirle a los Montero de aquello.

—Me enojé... Y le dije lo de la fiesta.—Dani frunció el ceño.

—Oye, eso no era necesario.—

—Lo sé, Guapo me lo dijo.—

—... ¿ok?—

~•~

Era viernes por la noche, Antón solía beber unas copas y Diego aprovechaba esas horas para salir más relajado.
Recorría la costa en silencio, cuando vio a aquella figura emerger del agua. Era Kala.

—... ¿quieres comer conmigo?—

Literal, soy yo durante todo el juego

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Literal, soy yo durante todo el juego.

~° Familia ~ Diego Castillo. Far Cry 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora