~° Familia ~ Diego Castillo. Far Cry 6

XIV

—Estúpido Bembé...—

Kala pateó aquella puerta, y por un segundo, vio algo que no le gustó para nada.
Bicho rápidamente apuntó hacia la cabeza del rubio.

—Uy~, la muñequita linda está aquí.—

—¡cállate, es una niña!—Bicho acercó el cañón de la pistola a la cabeza de Bembé.

—No hagas esto, amigo... No vale la pena.—

Kala se acercó con cuidado al chico, tomando la pistola y quitándosela lentamente.

—Eso, Bichito... Vámonos de aquí, te invito un licuado de frutas ¿si?—

El chico salió de la casa sin decir nada.

—Viniste a salvarme, linda... Gracias.—Bembé sonrió de lado.

La chica miró molesta al rubio mientras caminaba hacia la puerta sin darle la espalda.

—La próxima que te metas con mi familia... Te dejaré las bolas en el cuello.—el hombre sonrió.

~•~

—... ¿Quieres hablar de eso?—

—¿qué cosa?—

Kala probó su licuado, mientras se sentaba al borde de aquel edificio.

—De que si yo no hubiese entrado en ese momento, te habrías volado la puta cabeza.—miró sus pies, que se movían de forma tranquila.

—... Tú no lo entenderías.—

—¿por qué?—

—Eres increíble, niña... Eres fuerte, valiente, divertida.—Bicho sonrió—. Tienes la extraña habilidad de caerle bien a todos y yo... Yo no soy nada.—

Kala rió por lo bajo, mirando de inmediato a su amigo.

—Mira que cosas lindas dices, señor dj...—palmeó las mejillas de Bicho, sacándole un quejido—. Pero te equivocas en algo... Tú también eres increíble.—

—Pfff, no digas pendejadas.—

—Lograste que ese par de locos hicieran un show increíble, mantienes a todos animados y armaste una radio buenísima... Eres capaz de cosas enormes, Paz.—Kala volvió a mirar al frente—. Solo debes tenerte un poco de amor propio.—

El chico sonrió de forma socarrona, probando de su licuado animado.

—A tu larga lista de cualidades, súmale motivadora personal.—la chica le guiñó un ojo sonriente.

—Cuando quieras, la primera sesión es gratis, ya después te cobraré.—

—No jodas...—

Ambos rieron, olvidando por un segundo el tenso momento de antes.

~•~

—¡hola, panterita!—

—¡Juan!—

Kala se acercó corriendo al anciano, quien la abrazó brevemente.

—¿cómo has estado, pequeña? ¿algún trabajo nuevo?—

—Nah, no he tenido tiempo.—

—¿mujer ocupada?—la chica sonrió orgullosa.

—Bastante, sí.—

—Justo nos estábamos yendo, Kala... ¿vienes con nosotros?—Clara se acercó a la chica, para luego mirar a Bicho—. Tú eres el encargado de Radio Libertad ¿no? También deberías venir, tengo grandes planes para tu radio, ayudarías mucho en la causa.—