~° Familia ~ Diego Castillo. Far Cry 6

VII

—¿qué pasó con Kala?—

—Ya te dije que no lo sé, niño.—

Diego insultó internamente al hombre junto al fuego, pues el hecho de no tener respuestas lo estaba volviendo loco.
La semana pasada, la joven guerrillera y el futuro presidente se habían encontrado cada noche a charlar o incluso ella lo ayudaba a escabullirse para pasear juntos por la isla.
Hablaban durante largos ratos, pero aún así cuidaban bien lo que decían.
Diego nunca reveló información importante de su padre, y Kala tampoco de Libertad. Estaban bien así.
Pero la realidad era que a Diego esas reuniones poco a poco iban generándole más ilusión. Las esperaba con demasiadas ansias, y aquello lo hacía entrar en conflicto.

Debo mantener un poco la distancia.

Eso se planteó aquel martes por la noche tras haber pasado un rato con Kala.
Quería pedirle a la chica que no lo visitara todos los días, que si venía a la isla, que no lo fuera a buscar. Pondría de excusa que temía por su seguridad, que su padre se enterara, pero la verdad solo tenía miedo de acostumbrarse a su cercanía. Si no era tan frecuente, entonces ese extraño cosquilleo en el pecho cada vez que la miraba desaparecería. Eso creía.

Pero su plan no salió para nada bien.

De un día para el otro, Kala dejó de aparecer en la isla.
Ni siquiera el guardia supo decirle a Diego qué le había pasado, pues tanto la niña como Dani Rojas habían desaparecido.

—Intenté comunicarme con los Montero, pero sus bases son temporales y no estaban en el lugar de la otra vez.—el guardia masajeó su sien frustrado—. Y Libertad tiene su base en una isla lejos de aquí... No pude averiguar nada.—

El chico pateó molesto una pequeña pila de leña.

—Necesito saber si sigue viva.—

—Lo que necesitas es calmarte, chico. No armes un alboroto así, y mantente neutral frente a tu padre o descubrirá todo... Y eso no ayudará a nadie.—

Diego suspiró, finalmente sentándose frente al hombre.

—Escuché que el idiota de mi tío esta teniendo problemas con los Montero ahora... ¿crees que ella esté involucrada?—

—Seguramente.—

—... José es muy inestable, podría lastimarla en serio.—

El guardia sonrió, cosa que extrañó al pequeño.

—Te preocupas demasiado por la chica ¿tanto te gusta?—

—No me gusta, es solo mi amiga.—

—Sí, claro. Una amiga...—

~•~

—¿hay algo que te moleste, Diego?—

Antón notó lo raro que su hijo estuvo actuando ese último tiempo, cosa que lo molestaba demasiado. Necesitaba que estuviese comprometido con la causa.

—... ¿sabes algo de José?—respondió el chico sin levantar la mirada de su cena.

—Es raro que preguntes por tu primo, creí que no te agradaba.—

—No, no me agrada... Pero he escuchado que está causando muchos problemas.—

—Puede ser, sí... Pero lo tengo controlado, no te preocupes por eso.—Antón siguió comiendo como si nada.

—Bien... ¿puedo ir a mi cuarto? No tengo mucha hambre hoy.—

—Adelante, duerme bien que mañana después del almuerzo iremos a practicar tu puntería ¿entendido?—