Nido de amor [JiCheol]

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El pánico invadía a Jihoon, hace media hora su madre había descubierto que estaba viéndose con un alfa que no era con el que estaba comprometido, había visto el beso desde la ventana del segundo piso y no dudó en bajar furioso a regañar a su hijo, «¡¿Crees que puedes echar a perder todos estos años en los que te hemos cuidado para tu alfa?! ¡Bien me lo decía tu padre! Te hubiéramos vendido cuando tenías quince años, así nuestra inversión no se vería perdida», fueron las palabras que más le dolían a Jihoon.

Esperaba con impaciencia a que su padre alfa regresara a casa, afortunadamente tardaría al menos dos horas en regresar, así que podía idear algo que lo librara del golpe que seguramente recibiría. Estaba encerrado en su habitación, mirando el número de Seungcheol sin saber si debía llamar o no, pero terminó asustándose cuando la llamada entrante del mismo alfa hizo vibrar su teléfono, lo tomó con miedo y contestó.

—Jihoon... ¿cómo estás?— saludó el alfa tratando de no sonar ansioso y un tanto preocupado.

—Bien— su voz se tembló aunque intentó que no fuese así.

—¿Estás seguro?

Jihoon negó queriendo decirle lo que había sucedido —sí— pero no lo hizo.

Por otro lado Seungcheol asintió —yo... te extraño— habría preferido tener esa llamada con un estado de ánimo diferente, uno más alegre o ese sentimiento de felicidad que el amor deja en los enamorados, pues no podía evitar que sus palabras sonaran con tristeza luego de lo que su propio padre le había dicho.

«Te necesito, sácame de aquí» pensó cerrando los ojos y dejando que una lágrima escapara de sus ojos —estoy comprometido, señor Choi.

—Lo sé— murmuró, ahora más que nunca odiaba ese hecho —pero eso no hace que evite quererte a mi lado. Somos almas gemelas, lo sabes, ¿verdad?— comentó luego de un breve silencio.

«Claro que lo sé y lo único que deseo es que me reclames» nuevamente guardaba sus pensamientos para él —ya le dije que esas cosas no suceden.

SeungCheol frenó el auto en un semáforo rojo y se cuestionó dar la vuelta para ir a su departamento y no a la casa del omega para robárselo antes de que el otro alfa se lo llevara lejos de él —¿no quieres que seamos almas gemelas?

El omega suspiró audiblemente —no quiero que vuelva a hablarme señor Choi, estoy comprometido y no puedo permitirme hacer amistad con otros alfas. Que tenga buena noche— dijo y colgó deshaciéndose en lágrimas.

El alfa aporreó la mano en el volante, algo le había sucedido al omega, ¿será que su padre le había dicho que intentó comprarlo y que al final terminó perdiendo la subasta que habían hecho por él? Su corazón se estrujó al pensar en que Jihoon ahora lo odiaba, en que ahora no quería saber nada de él y que seguramente aceptaría al alfa con quien ya estaba comprometido, pero sin saberlo, él omega también tenía un corazón roto al tener que negar de su alfa.

Por más que Seungcheol quiso llegar a casa de Jihoon, simplemente no fue capaz de hacerlo, no con la idea de que el omega estaba odiándolo, que lo rechazaría y que seguramente se negaría a verlo, así que prefirió dar la vuelta a una esquina del vecindario e ir directo a su departamento, donde comenzaría a arrepentirse de haber entrado en una subasta por su alma gemela.

Mientras tanto, la impaciencia seguía recorriendo a Jihoon, en cualquier instante su padre alfa llegaría y le iría mucho peor que cuando dejó de tomar los superiores para experimentar un celo. Los omegas adolescentes hablaban de él como algo candente, excitante y muy placentero si se tenía el juguete adecuado, o el pene de un verdadero alfa si era posible; él quería saberlo, su primera vez no duró más que una corta hora y sólo tuvo una alta fiebre, aunque podía recordarse un poco sensible.

Pero para su fortuna, o no tanto, su madre omega no le dijo lo que había visto por la ventana, simplemente se limitó a decirle que había que apresurar la boda con alguno de los dos alfas que estaban poniéndole precio; su esposo con la misma idea en mente, le dijo que ya había cerrado un buen trato con el ganador y que podían hacer la boda cuando quisiesen, lo cual decidieron que fuera en una semana.

Wen Junhui iría a Corea para reclamar lo que era suyo, luego de una reñida negociación en la que casi pierde al omega que estuvo tratando de conseguir desde hace más de seis meses, finalmente podía llevárselo; sólo estaría para la boda y apenas el juez dijese que estaban casados, tomarían el primer vuelo de regreso a China, no podía dejar de lado sus negocios por un simple omega, así que la boda se apresuró lo más que se pudo.

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Bienvenid@s a la tercera y última (espero) parte de "Almas gemelas", si aún no la leen, deben comenzar por ahí uwu la segunda parte se llama "Subasta".