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Cada día que pasaba, la panza de Jihoon crecía y crecía, hasta ahora el doctor les había dicho que había buena salud, tanto de la madre como del cachorro, así que no tenían nada de qué preocuparse, sólo debían seguir cuidándose y estar alerta de cualquier cosa que para los dos no fuese normal.

A pesar de eso, Seungcheol no podía evitar estar nervioso y cuidando a su omega más de lo debido, si Jihoon estaba sentado en el sofá y quería estirarse para alcanzar su bebida sobre la mesa, el alfa se levantaba a toda velocidad y lo ayudaba. En pequeñesas como esas era donde más cuidado tenía el mayor, Jihoon le decía que estaba haciéndolo un inútil, pero no podía negar que le gustaba dejarse consentir por su esposo.

Ya estaban por el quinto mes del embarazo, en la semana 18 para se exactos, así que dentro de dos semanas más podrían sentirse aliviados de que no ocurriría ningún problema con el embarazo, claro que pasar la semana 20 no haría que fuesen inmunes a cualquier cosa que pudiese pasar, pero para ellos sería un tranquilizante y un peso menos que sentirían sobre sus hombros.

A los niños en el colegio les gustó acariciar el vientre del omega, saludándolo cuando llegaban o despidiéndose cuando se iban y no había cosa que más enterneciera a Jihoon, que ver lo dulce que eran sus alumnos de primer grado con su cachorro, así que terminaba emitiendo feromonas más dulces e impregnando a sus alumnos con su aroma, molestando a los padres que se creían mejor que él.

Esa tarde se había atrasado un poco con su material para los exámenes de la próxima semana, así que si no quería llevarse a casa trabajo, debía terminarlo esa tarde; de cualquier forma no le quedaba demasiado, así que en lo que Seungcheol llegaba por él (ya que lo había enviado a comprar un poco de kimchi y ramen de un restaurante cerca de la oficina del alfa), continuó elaborando el examen para los pequeños.

No era nada extraordinario, y muchos terminaban sacando buenas notas, así que no debían de haber padres preocupados por sus hijos, sin embargo, un omega entró algo furioso a su aula de clases y Jihoon lo miró con una sonrisa, recibiéndolo con amabilidad y dulzura.

—Hola, ¿qué...?— su saludo se vio cortado cuando el omega dijo.

—¿Por qué no puede contener sus asquerosas feromonas y dejar de perfumar a mi hija? Ya he hablado con el director, pero parece ser que no hará nada, así que vengo a usted a decirle que deje de hacerlo, o llevaré este asunto hasta la rectoría.

—Oh no es necesario, me disculpo por los inconvenientes que le he acusado— dijo suavemente y haciendo una pronunciada reverencia, o al menos se inclinó hasta donde su barriga le permitió.

—Más le vale que deje de hacerlo, ¿qué es lo que trata de hacer? ¿Llegar a mi alfa y robarse a mi hija?

Aún sin levantarse de la reverencia, Jihoon abrió los ojos con incredulidad. Cambió su expresión a una neutral para levantarse y respondió tranquilamente —no, nada de eso, es sólo que estoy embarazado y es un poco difícil controlar mis feromonas.

—¿A caso tiene 15 años? ¡No es un adolescente sin control! Debería poner un alto o yo se lo pondré.

—Hago mi mejor esfuerzo, los niños ya casi no llevan mi aroma.

—¿Ya casi? ¡Este lugar está infestado!— señaló con las manos —no crea que no sabemos qué es lo que intenta, sabemos que es un omega de la baja sociedad y que se casó hace poco con quién sabe qué alfa, ¡seguro ni siquiera lo complace de lo asqueado que está de usted!— expresó con furia.

—Retráctese y discúlpese— dijo la voz severa de un alfa.

El omega con temor miró hacia atrás y vio a un alfa de gran porte, con un aroma intenso y poderoso, un traje fino y una mirada furiosa.

—Dije que se retracte y que se disculpe con mi esposo— volvió a decir Seungcheol.

A Jihoon no le afectaba la voz severa de su alfa porque sabía que no estaba dirigiéndosela a él, pero de cualquier forma bajó la cabeza con sumisión, más bien un poco avergonzado de no poder lidiar con una madre de sus alumnos.

El omega terminó haciendo una reverencia y luego miró a Jihoon —me disculpo por mis palabras, pero espero no tener que venir nuevamente a reclamar por lo de sus feromonas— dijo molesto y dio la vuelta para retirarse antes de que Seungcheol se pusiera agresivo.

—¿Estás bien?— preguntó Seungcheol acercándose a su omega para abrazarlo.

Jihoon asintió —sí, gracias— murmuró.

Se quedaron pocos minutos de esa manera, Jihoon guardó sus cosas y se fueron a casa antes de que la comida se enfriara. El camino fue silencioso, el menor estaba sumido en sus pensamientos por algunas cosas que había dicho el omega, haciendo que se cuestionase si él no era un omega normal. Al llegar a casa, prepararon la mesa y sirvieron la comida, almorzando en silencio hasta que Jihoon habló.

—¿Crees que tengo algo mal?

Seungcheol lo miró extrañado —¿de qué hablas?

—No soy capaz de controlar mis feromonas. En un inicio me sucedía porque había encontrado mi alma gemela y no había sido reclamado, pero ahora, tu marca esta en mi cuello y sigo perdiendo el control.

—Se debe al embarazo, lo dijo el doctor. Mi amor, no hagas caso de las cosas que te haya dicho ese omega, sabes cómo es la clase alta, buscan humillar a cualquiera y si no fuera porque tus feromonas están un poco descontroladas, es muy probable que no te hubiese dicho nada al sentir mi aroma en ti. Así que no te preocupes, ¿sí?— Jihoon asintió, pero continuó jugueteando con la comida, algo triste, así que quiso animarlo —¿te gustaría que te bañe de feromonas? Podríamos pasar un rato en nuestro nido.

Jihoon lo miró con una gran sonrisa —sí.

Los dos se apresuraron en almorzar, pues Seungcheol no tendría tanto tiempo antes de tener que ir a la oficina nuevamente. Se metieron a la habitación y se recostaron en la cama, Seungcheol lo abrazó de cucharita por la espalda, pegando sus cuerpos lo más que podía, acariciando su vientre y liberando feromonas que ayudarían a hacerlo sentir mejor; Jihoon amaba sentirse envuelto entre los brazos y el aroma de su alfa y más con el embarazo, pues todos sus sentidos se habían agudizado y ahora los olores eran más penetrantes, sobre todo el de su alfa.

Un par de besitos se escucharon en la habitación cuando el mayor comenzó a besar la mejilla del omega —¿ya te sientes mejor?

—Sí— respondió, hubo una breve pausa antes de decir —¿hoy puedes quedarte? Te necesito.

Seungcheol no podía negarse si usaba las palabras «te necesito», además, era muy raro que el menor pidiese algo así, normalmente prefería quedarse sin estorbar a su alfa, pero parecía que en esta ocasión realmente necesitaba de él a su lado —de acuerdo, hablaré con mi secretaria para que posponga todo para mañana.

—Eres el mejor— dijo con una gran sonrisa, girando un poco el cuello para que sus labios se besaran en un corto y rápido beso.

Los días y las semanas continuaron pasando, cada día Jihoon era mucho más meloso, mucho más torpe y mucho más grande; su vientre no paraba de crecer, Jihoon era pequeño, así que todos daban por hecho que sería un niño (o niña) grande, como lo fue Seungcheol al nacer. El abuelo era el más feliz de todos, no sólo porque ahora tendría dos nietos, sino porque tendría tres; hace un par de días Wonwoo había llegado con la noticia de que estaba embarazado, apenas tenía un par de semanas (Jihoon ya iba por el sexto mes cuando lo supieron), pero ya le habían dado la noticia a la familia.

Seungcheol y Jihoon se alegraron demasiado por ellos, aunque en realidad la pareja no estaba del todo feliz, ellos no querían un segundo hijo, Vernon era suficiente para ellos, pero ya que ninguno se había operado para evitar otro embarazo y los preservativos que usaban no eran efectivos en su totalidad, terminaron embarazándose nuevamente. El menor también se vio emocionado con la llegada de un hermanito, le emocionaba la idea de cuidarlo y enseñarle todo lo que él sabía; antes de saber que sus padres tendrían otro hijo, aquella idea había sido para su primo, así que ahora tendría a dos pequeños a quienes debía enseñarles de todo.

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Nido de amor [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora