EXTRA 1˜ C'est la Viv

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Sebastian estaba disfrutando como nunca su luna de miel en Montecarlo.

Había sido una dificil decisión, dejar su negocio a cargo de Mick y Callum por quince días, pero consideró que se los merecía.

Y también su esposo.

Había dejado la casa rentada temprano, mientras Lewis aún dormía para disfrutar el sol, y quizá comprar algunos postres.

Para su conveniencia, un gran cartel publicitario le indicó donde estaba la mejor pastelería del lugar, y Seb se encaminó en dicha dirección.

Llegó y se dejó deleitar visualmente por las delicias frente a él, habiendo todo lo que él pudiera desear y más.

Si bien los precios eran altísimos y los postres, bastante pequeños, pensó que se podía dar ese lujo siendo una ocasión especial.

"Qué desea?" Le preguntaron. El rubio se rascó la nuca.

"Uh, tienen de todo aquí, no se por donde empezar."

"Por el tiramisú y el souflé de chocolate. Y la pavlova si tienes un paladar exótico."

Le habló una mujer que no había notado hasta ese instante. Era nativa, eso seguro, además de rubia, bonita y simpática, a juzgar por como arqueó las cejas juguetonamente y le indicó dichos postres. Sebastian le sonrió.

"Perfecto. Entonces, llevaré lo que ella dijo, además de media docena de macaroons, dos crépes con crema de maracuyá, sorbetes de lima y fresa, uh... Recomiendas los petit gateau?" volvió a preguntar a la mujer. Ella asintió.

"Mi prometido ama los de chocolate blanco y limón." 

"Gracias! Entonces también agrega dos, pero ambos de Chocolate mixto."

El empleado anotó todo y luego de pagar Sebastian se vio recibiendo seis grandes bolsas, con todo lo que había comprado.

Quizá debió haber contemplado el hecho de que debía caminar varias calles bajo el sol con todo eso. Mierda.

Se disponía a caminar y justo antes de cruzar la calle...

"Oye!"

Era la rubia, arrimándose con su auto.

"Vives lejos? Es bastante para que lo cargues tu solo."

"Uh, creo que eran ocho calles hacia el lado de la playa? No recuerdo. Si te soy sincero, no vivo aquí."  Ella asintió y abrió la puerta del acompañante.

"Yo te llevo, o sino todo eso se derretirá antes que llegues." Sebastian lo pensó unos segundos y asintió, cargando las bolsas y subiéndose junto a ella.

"No sabes cuanto te lo agradezco, uhmm..."

"Vivian."

"Ya, Vivian. Me llamo Sebastian, es un gusto."

Sebastian le contó que venía de Suiza, donde tenía su negocio y que estaba actualmente de luna de miel, en lo que Vivian le felicitaba y seguía las vagas indicaciones de Sebastian para llevarlo a su casa.

"Deberías darme el número del lugar. Yo adoro Suiza y voy seguido."

"Si te gusta el hospedaje estilo rústico pero acogedor y hogareño, ven cuando quieras. Con tu prometido, claro. Muchas parejas han venido."

Una vez en la puerta, Sebastian bajó las cosas y le volvió a agradecer. Vivian solo sonrió y tocó la bocina a modo de despedirse.

Cuando el rubio entró, se encontró con que Lewis estaba ya despierto, y  con una expresión de sorpresa y confusión.

"Buenos días, bebé. Fui a caminar y se me ocurrió comprar postres y como se me fue la mano una mujer me trajo hasta acá. A ti te pasó algo? Por qué esa cara?"

"Cómo se llamaba la mujer?"

"Vivian."

"Ugh lo sabía. Ya se me hacía familiar."

"La conoces?"

"Algo así. "

"Como es eso?" Dijo el rubio, ahora más interesado.

"La conocí el día que te conocí a ti. Aquel día donde me quisiste devolver el collar."

Sebastian recapituló un poco.

"Fue cuando Nico lo tiró en la nieve."

"Y recuerdas porqué dijo que lo tiró, la vez que vino a buscar su medalla?"

"Porque... Ohhhh. Vivian, es su prometida. Dios que pequeño es el mundo."

"Ajà. "

"Está mal decir que me cayó bien de inmediato y en verdad es un amor?" Lewis arqueó la ceja inquisitivamente.

"Quizá deberías dejarme por ella, igual que Nico." Seb suspiró, sonriendo incrédulo.

"Lewis, si yo fuera tu, le enviaría una tarjeta de agradecimiento del tamaño de su auto. Si no fuera por ella, tu hubieras seguido esperando por ese idiota." Lewis abrió en grande los ojos.

"Y tu jamás habría encontrado el collar y por lo tanto no nos habríamos conocido, ni casado."

"Ni Callum hubiera venido con Charles a mi hostería y por lo tanto no habrían conocido a Mick, ni separado, ni vuelto a establecer con parejas felices."

"Por dios. Ella lo cambió todo."

"Quizá hemos conocido al destino en persona, y  resulta que se llama Vivian y sabe mucho de dulces."

Ambos estallaron en risas.

"Hablando de eso, que compraste."

"De todo, ven a ver."

Se pusieron a desenvolver algunas cosas y a comer.

"Crees que volvamos a verla? En verdad estoy considerando lo de la tarjeta."

"Quizá, es probable... Les di el numero de nuestra administración y la invité para que venga cuando quiera con su prometido." Lewis tragó fuerte.

"QUE?"

"NO LO SABIA"

"Dios si llega a venir Nico voy a romper su calefacción."

"No lo harán, tranquilizate. Y si lo hacen, cumpliré mi rpomesa de arrojarlo por la montaña."

Lewis sonrió satisfecho y siguió comiendo.

Love in the Mountains (A place to find happiness)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora