DARK SECRET [Corrigiendo]

|❦︎|MISIÓN: PECADO

🍃⃤

CAPITULO 6

Italia

Aprhodite.

Emiliano...

Mi cabeza no ha parado de palpitar del dolor, sin contar la punzada en el miembro, amenaza con explotar. Cierro los ojos, recuesto la cabeza en el sillón, su recuerdo vuelve a mi como un tatuaje.

Haberla tenido tan cerca, sin poder tocarla como me hubiera gustado, me consume cada minuto. Me reconforta saber que se encuentra; no del todo bien, pero al menos está viva, lo más importante.

Se encuentra tal cual la recuerdo, ojos azules con tintes de gris en el iris, nariz pequeña y respingada, cejas espesas; del mismo tono que su larga y lacia cabellera de color rojizo, mentón definido, labios carnosos, el superior con una leve curvatura y con el mismo grosor que el inferior, de un color rosáceo natural.

Su cuerpo continúa siendo una total obra de arte, solo que ahora está más definido. Gloriosos pechos redondos; ni muy grandes, ni muy pequeños, solían llenar mis manos cuando los sujetaba. Abdomen plano, diminuta cintura y su culo ha aumentado de tamaño. Es perfecta.

La polla se me engorda de solo pensar en lo que haré cuando la tenga dispuesta solo para mí y no son suposiciones es un hecho, valdrá la espera.

La música del lugar me trae de vuelta a la realidad, me encuentro solo en la Darkness Zone bebiendo la quinta botella de Bourbon, a este punto ya no siento los estragos del amargo líquido cuando pasa por mi garganta. Frente a mí hay más mesas, sillones, taburetes vacíos y un escenario donde hay una mujer bailando en un tubo mientras se desnuda, solo hay personal que yo he autorizado para servirme.

Me sirven un nuevo vaso, me le llevo a los labios y queda a medias la acción cuando veo a Castiel acercarse con tinte molesto. Toma asiento frente a mí, me quita el vaso y se lo bebe él antes de atacar.

Los centinelas al ver la acción levantan sus armas en señal de ataque, doy señal para que las bajen.

—¿A qué se debe la imprudencia? —inquiero.

Me traen un nuevo vaso, lo llevo a mi boca saboreando el amargo sabor del trago que pasa por mi garganta con un leve toque de ardor.

—Me acabo de llevar el peor susto de mi vida cuando vi que la mujer que llevé con su esposo... —hace énfasis en la última palabra- es la misma que debería estar muerta.

—¿Cómo está? —pregunto.

Me enerva que llame a ese imbécil de tal manera, tiene un único esposo y no es él.

—No entiendo nada. ¿Cómo carajos olvidas contarme tal cosa? —se queja, ignora mi pregunta.

Pongo los ojos en blanco, le permito mírame a los ojos y hablarme como lo hace por nuestra larga relación de años, desde niños hemos luchado hombro a hombro, lo que lo hace tolerable.

A pesar de llevarme unos cuantos años, se comporta como un adolescente inmaduro.

—No tengo que darte explicaciones de nada, limítate a obedecer y responde mi pregunta. —espeto.