|❦︎|MISIÓN: AL DESCUBIERTO

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CAPITULO 11

Megan...

Suspiro al ver la zona residencial donde vivo, las mejores vacaciones de mi último año han concluido, es hora de volver a un hogar infeliz con un trabajo que me encanta.

Ha sido un excelente fin de semana en Francia, lleno de sexo, paseos, momentos y más sexo con Emiliano. Se ha comportado de forma magnífica, se puede decir que hemos pasado la prueba de la confianza.

Aunque, aún siento que me oculta algo, cuando saco temas familiares o de mi entorno, insinúa cosas que prefiero callar para no discutir. Sin embargo, me ha encantado mi estadía en Francia, he visitado lugares turísticos e incluso me tome cientos de fotos en la torre Eiffel.

Volviendo a Emiliano, ahora podemos platicar de cualquier cosa que no sea nuestros padres. Justo ahora estoy disfrutando de tener nuestras manos entrelazadas, a pesar de los guantes puedo sentir el calor que emana, sus dedos cubren los míos con firmeza, con la misma que sujetaba mi cuerpo hace unas horas.

A metros de mi casa, a través de los vidrios oscuros observo el auto de mamá estacionado.

-¡Detente! -ordeno de forma apresurada.

-¿Qué sucede? -inquiere Emiliano.

Me centro en su rostro protegido por las gafas de sol.

-Mi madre está en casa.

-¿Y? ¿No se supone que querías verla? -le resta importancia.

-Sí, pero ella y Drystan no tienen una buena relación -explico.

-Debe estar esperando a que llegues...

-Lo hiciera en el comando o en el lugar que yo la deje para ocultarla de ti. -digo.

Ni siquiera tiene escoltas, es un alto mando y debe estar protegida. Ella detesta a Drystan y nunca la he conocido siendo hipócrita con alguien, es demasiado extraño todo.

-Entonces descúbrelo, sigue tu instinto. -aconseja.

-¿Pides que desconfíe de mi propia madre? -pregunto.

Con la mano que me queda libre me las apaño para retirar las gafas de su rostro para encontrar sus ojos verdes analizando cada movimiento que hago con la boca. Los dejo sobre mis piernas y recorro su mandíbula con las yemas de los dedos tocando la incipiente barba que lo hace ver más candente.

-Ni siquiera deberías confiar en mí, es un riesgo que no debes tomar.-dice mientras besa la palma de mi mano - Este mundo está lleno de sombras y máscaras. La confianza es un lujo peligroso que pocos pueden mantener.

Lo miro con sorpresa y pesar. Sus palabras resuenan con una experiencia que parecía haber dejado profundas cicatrices en su alma. Aunque su consejo suena desolador, también transmite una extraña honestidad que es difícil de ignorar.

Nuevamente me reitera que oculta algo y no planea decirlo, el enojo me toma repentinamente. No me gusta ser la estúpida del juego.

-Solo ten convicción y confianza en ti misma. -concluye.

-¿Sabes más de lo que me dices? ¿Verdad? -cuestiono- Haces insinuaciones, pero no concisos.

Me sostiene la mirada, sin decir una palabra sus ojos me confirman que estoy en lo cierto. Quizás tenga razón y también no deba plantearme ilusiones al respecto.

-Si no te apresuras, tus sospechas quedarán solo en eso, sospechas. -cambia de tema.

Suspiro, es como una tumba sellada con cemento. Dejo que sus labios se apoderen de los míos en el último beso del día.

Abro la puerta de mi lado, me detengo un momento para decir una última cosa:

-Escúchame bien -digo clavando mis ojos en los suyos- Si llego a descubrir que me estás mintiendo, no habrá lugar en el que puedas esconderte. No habrá mentira lo suficientemente grande como para salvarte. -advierto- Te estoy ofreciendo la oportunidad de hablar...

Intenta abrir la boca, pero levanto la mano para poder continuar.

-Ya he visto los juegos que juegas, y no me subestimes, Emiliano. Puedo ser tu mayor aliada o tu peor pesadilla. No hay término medio. -aseguro con tono frío.

El mafioso traga saliva, captando la seriedad de mis palabras. Bajo del auto sujetando con fuerza las gafas de sol que me coloco. No bromeo, no voy a tolerar la más mínima traición.

Me estoy hartando de ser la burla y la pendeja de todos, soy la ignorante, la que nada sabe, la que nada conoce. Están llenando el vaso desde mi madre hasta Emiliano. Soy el juguete de esta mierda y no me gusta.

Avanzo por la acera que me lleva a la entrada trasera -el jardín - de mi casa. De fondo puedo escuchar las voces de mamá y Drystan enfrascados en una intensa conversación. No hay el mínimo ápice de rabia o desprecio, más bien es complicidad.

Algo huele mal.

Procuro hacer el más mínimo ruido, pero no puedo entender de que va el tema sobre mí.

-Debemos mantener la verdad a salvo, no podemos permitir que Megan lo descubra...-susurra Drystan.

DARK SECRET [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora