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CAPITULO 1
Wiesbaden, Alemania
Centro de operaciones FMIAI
El tic tac del reloj no deja de hacerme eco en el oído, el repiqueteo de los dedos de mi compañero sobre la mesa no dejan de estresarme y las ganas de arrojar el lápiz que mis manos sostienen directo a la yugular de la persona que no ha frenado su monólogo, ni siquiera para respirar durante una hora y media, intensifican provocando que:
a) Me arranque los oídos.
b) Cumpla con mis perversas intensiones.
c) Interrumpa.¿Enserio?
Ignoro la vocecita de mi cabeza que incita a tomar mi segunda opción, por lo que opto por la tercera. Doy un golpe en la mesa con la mano, no fuerte, pero sí lo suficientemente sonoro para que los presentes dirijan su atención en mí dirección.
Agradezco internamente que por fin se haya cortado el patético e innecesario discurso. La persona que lo daba me dedica una mueca de fastidio y molestia total, la ignoro.
—Llevas hora y media hablando y todavía no sabemos el asunto de la reunión. —hablo con firmeza.
Mis colegas me agradecen con la mirada, supongo que ellos estaban igual de aburridos que yo.
—A eso iba…
—¿Cuándo? —interrumpo—Te recuerdo que no somos desocupados y tenemos más actividades que realizar.
El rostro se le tiñe rojo de la rabia. Al notar que la observo, con diversión y satisfacción que no demuestro, simplemente una mirada fría, decide bajar la cabeza.
Mala idea.
Concuerdo contigo.
—Era necesario Coronel, no iban a entender el resto. —suelta con amargura.
—Lo que mencionaste anteriormente ya conocíamos, no somos ignorantes. —respondo.
—No quise decir eso…
—No olvides que antes de hacer una misión hacemos investigación de campo. —interrumpo su frase —No somos novatos.—le recuerdo.
Se tensa completamente, sus manos tras la espalda se sostienen con extremada fuerza hasta tener los nudillos blancos.
Me asquea la patética escena de víctima ofendida que busca mostrar. Ridícula, si no sabe hacer bien su trabajo que soporte el regaño.
Seguramente se siente respaldada por el General, al fin y al cabo fue él quién le designo está tarea.
—Y cuando te dirijas a mí, alzas la cabeza y me miras directamente a los ojos, que no estoy hablando con una niña de 8 años. —le regaño —¡No olvides que soy tú superior!
Hace caso omiso a mis palabras haciendo que sea yo la más molesta. No entiendo de que me sirve el cargo si no lo van a respetar.
—¿Qué esperas? —inquiero.
Obedece en cuestión de segundos centrando sus asesinos ojos en mí. Le dedico una sonrisita burlona.
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DARK SECRET [Corrigiendo]
RandomPara Emiliano Montessori no existe la palabra imposible. Su inteligencia, audacia y perspicacia lo han llevado a ser el mafioso más buscado por la FMIAI y el demonio más temido en el bajo mundo. Su ambición y determinación por conseguir lo que le p...