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CAPITULO 14
Megan…
Por fin, el momento que tanto esperaba había llegado. Después de una semana, finalmente me permitieron entrar a la sala de interrogatorios para enfrentarme al mafioso que habían capturado.
Al fin voy a confirmar mis sospechas que no han hecho más que crecer con el paso de los días, solo tengo hoy para hacerlo, mañana lo trasladan a una cárcel de máxima seguridad fuera del país, tal como lo hice con Maximiliano, únicamente que ellos no estarán juntos.
Mis pasos resuenan en el pasillo mientras me dirijo hacia la habitación, mi corazón late con fuerza, mezcla de emoción y ansiedad.
En la entrada de la sala de interrogatorio me encuentro con el General y la Comandante, hago el porte militar al notar que van a ingresar conmigo. No son pendejos, obviamente quieren confirmar que han ganado mediante mi reacción cuando lo vea.
—¡Adelante, Coronel! — indica mi madre.
No ingresamos con el mafioso dado que solo es un reconocimiento, vamos a la parte del cristal traslúcido donde solo yo puedo observarlo, tengo los nervios de punta.
Con una mezcla de determinación y nerviosismo, giro el pomo de la puerta y entro en la sala. Escucho a mamá ordenar que enciendan la pantalla y el micrófono para poder hablar con el sin que nos pueda reconocer.
En el momento que puedo ver su imagen con nitidez, siento mis ojos se posaron en la figura del hombre que estaba sentado al otro lado, con las manos, pies y cuello encadenados. Mi corazón acaba de dar un vuelco.
Mierda.
Era un instante congelado en el tiempo, donde el suspenso se apoderaba del ambiente. Puedo sentir la intrigante mirada de mis acompañantes sobre mí, atentos a cada reacción mía, soy incapaz de ocultar todo lo acumulado en mi pecho, siento que voy a desfallecer.
—¿Corazón, es él? —inquiere mamá.
Dejando que el silencio pesado de la habitación aumentara la tensión. Lo vuelvo a observar, pero entonces, una extraña sensación se apoderó de mí.
—Ya te había dicho que no lo vi. —respondo— Pero, es él.
—¿Cómo estás segura? —pregunta Drystan.
—Las descripciones ¿Recuerdas? —se me cortan las palabras y me apoyo en su pecho para mantenerme en pie— Nuestros infiltrados dijeron que es rubio y con ojos verdes, sin contar la característica del traje. Todo coincide con él.Señalo al hombre con las misma características que se encuentra arrestado.
—¿Debes hacerle una pregunta que solo él conozca? —sugiere.
—¿Insinúas que estoy mintiendo?
—No, para nada. Solo es para estar seguros. —aclara— Estás conmocionada.
—Bien. —me dirijo al hombre — La última vez que me raptaste... ¿A qué lugar me enviaste recluida y a quién enviaste para golpearme?
—Coronel Lébedev, que placer escuchar su melodiosa voz. —empieza— Yo no recuerdo haber hecho nada de lo mencionado, no voy a decir nada sin presencia de mis abogados, tengo derechos ¿Cierto?
—Imbécil.
Apago el micrófono, pero no necesito más para saber que es él y que interpreta muy bien su papel.
Ha caído, simplemente lo ha hecho.
No puedo salir de mi asombro y nerviosismo.—Sí, es él. La voz de imbécil, todo cuadra.
—Eso era lo que necesitábamos. —Drystan deposita un beso en mi frente.
Me envuelve en un abrazo al que correspondo para ocultar mis emociones. Creo que sus palabras son más para él que para mí.
—Vamos, estás pálida. —me dice.
—Es que todo ha pasado muy rápido, pero estoy en paz y aliviada. —digo— Necesito un vaso de agua.
Le sonrió de la forma más falsa que puedo cuando salimos, ambos cruzan la mirada en señal de aprobación sobre mi reacción y por primera vez en semanas me muestran una sonrisa real y sincera.
Drystan tiene nuestros dedos entrelazados transmitiendo la fuerza que necesito para afrontar lo que se viene con la captura del mafioso.
—¿Y ustedes desde cuando están tan unidos? —pregunto.
—Drystan vino a platicar conmigo. —dice mamá.
Sus ojos conectan con los míos en una muestra de cariño y comprensión.
—Tu madre tiene razón, fui a disculparme con ella. —explica mientras vamos saliendo — Mi comportamiento no fue adecuado, sin contar que estaba bajo el temor de perderte, que no es excusa. Pero estaba al borde del colapso y cuando me di cuenta que nadie tiene la culpa de mis problemas, fui a disculparme.
—Ah entiendo.
Me rodea con el brazo los hombros, no hago ni digo nada. Estoy conmocionada y además debo mantener mi personaje.
—Me alegra que lo hayan solucionado. —miento.
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DARK SECRET [Corrigiendo]
RandomPara Emiliano Montessori no existe la palabra imposible. Su inteligencia, audacia y perspicacia lo han llevado a ser el mafioso más buscado por la FMIAI y el demonio más temido en el bajo mundo. Su ambición y determinación por conseguir lo que le p...