9.- Artist

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Kakyoin estaba en el salón de arte. Apenas había entregado su último cuadro, en el cual había puesto todo de sí mismo, y el cual fue recibido con una sonrisa y con una frase que, más que hacerlo sentir bien, lo puso aún más nervioso.

"Tengo grandes expectativas para tu siguiente cuadro, espero quedar aún más satisfecho que con este."

Ahora el pelirrojo miraba todo con ojo crítico, buscando el modelo perfecto para su siguiente obra. ¿Sería algún jarrón? ¿Unas flores? ¿Un jarrón con flores? Tal vez algo distinto de esas dos cosas... ¿Un animal? Algo como un ave, quizás.

Por su lado pasó un tipo corriendo como si estuviese entrenando. Kakyoin solo lo vio por un segundo, pero en ese segundo quedó completamente cautivado por aquel hombre.

Se volteó, siguiendo su camino con la mirada y sin poder moverse de su lugar. A simple vista parecía alguien no muy especial, pero había muchos detalles que lo hacían demasiado llamativo.

Eso era lo que quería provocar con su siguiente cuadro... Cautivar.

Logró hacer reaccionar su cuerpo y fue rápido en dirección a su casa, donde preparó un lienzo nuevo y comenzó a dar trazos con el pincel, buscando dar aquella impresión que sintió en el momento en que su mirada se encontró con la del corredor.

Eventualmente, arrojó sus lentes en el escritorio y suspiró agotado. Luego de tres intentos fallidos en el lienzo, había intentado hacer bocetos a lápiz del hombre, sin lograrlo en ninguna oportunidad.

Solo le quedaba una opción... Buscarlo y pedirle directamente que fuese su modelo.

Decidió irse a dormir por el día y buscar al tipo al día siguiente.

Con los lentes de sol puestos, ya que había dormido horrible la noche anterior y estaba con unas ojeras horribles, se quedó sentado en la cafetería donde el hombre había pasado corriendo, a la misma hora por la que había pasado.

Luego de un rato esperando y varias tazas de café después, estaba a punto de rendirse. Él y su ocurrencia de que pasaría a la misma hora, por el mismo lugar, todos los días.

Tal vez no volviese a pasar por ahí nunca más, tal vez no lo volvería a ver jamás.

Justo en medio de esos pensamientos, el tipo pasó nuevamente corriendo por ahí y Kakyoin sintió que el aire abandonaba sus pulmones.

—¡He-hey! —exclamó mientras sacaba su billetera y dejaba una cantidad más que suficiente para pagar la cuenta bajo la taza y emprendió carrera detrás del tipo—. ¡Hey, tú! ¡El chico que está corriendo!

El hombre de cabello negro se volteó y aletargó su paso, hasta detenerlo y quedarse mirando al bonito pelirrojo que se aproximaba a él como si se estuviese desarmando en el proceso.

Kakyoin se detuvo al frente del chico y puso sus manos en sus rodillas intentando recuperar el aliento. De verdad tenía que empezar a ejercitarse un poco más, ni siquiera había corrido demasiado y ya estaba agotado. Pasó saliva y se enderezó, mirando al más alto y fingió que no estaba a punto de tirarse al suelo. No solo por haber corrido, sus piernas flaqueaban solo de estar frente a semejante hombre frente a él. En serio era ridículamente atractivo.

—Primero que todo... Hola. Mi nombre es Kakyoin Nori...

—¿Qué quieres? ¿Para qué me detuviste?

—...Aki. En eso estaba. Primero lo correcto es presentarse y luego...

—¿Qué es lo que quieres?

—Si dejaras de interrumpirme, ya lo sabrías. Solo... Déjame terminar. Mi nombre es Kakyoin Noriaki, soy un artista y, bueno, ayer te vi y tu imagen me llamó muchísimo la atención y... Quisiera saber si querrías ser mi modelo para...

30 Days JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora