23.- Body Swap

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—¡Jotaro! ¡Kakyoin! ¡Despierten, tenemos que irnos! —llamó Joseph desde afuera de la habitación.

Dioses, qué molesto. El día anterior se habían encontrado con un usuario de stand, pero no supieron qué era lo que hacía. Solo bastó que dijera que era secuaz de Dio como motivo suficiente para darle una paliza.

—Ugh... ¡Ya vamos, señor Joestar! —dijo Kakyoin, sintiendo su voz diferente. Aclaró su garganta y se enderezó en la cama, estirándose y bostezando.

Miró a la cama de al lado y vio una cabellera roja en esa cama.

Momento.

—¿Jojo?

—¿Qué mierda quieres? Ya voy a levantarme, dejen de joder.

Esa no era la voz de Jotaro.

Kakyoin se sobresaltó y se puso de pie de golpe, notando que llegaba hasta mucho más arriba que lo normal. Corrió hasta el baño y, al pararse frente al espejo, se encontró a Jotaro.

—¡Aaahhh!

—¡Puta mierda, Kakyoin, ¿qué demonios te...? ¡Aaaahhhh!

Ambos corrieron hasta quedar frente a frente y volvieron a gritar.

—¡¿Cómo pasó esto?! —dijo alarmado, Kakyoin.

—¿Cómo vives siendo tan bajo? —añadió Jotaro.

—¡Tú eres ridículamente alto! ¡Pero ese no es el punto! ¡¿Cómo arreglamos esto?!

Joseph abrió la puerta y vio a los dos jóvenes gritándose.

—¿Qué pasa? ¿Por qué los gritos?

Ambos empezaron a hablar demasiado rápido, explicando a su manera lo que había pasado y sin callarse en ningún momento.

—¡Silencio! —exclamó el mayor—. Kakyoin.

—Jotaro y yo cambiamos cuerpos.

—Dije Kakyoin, Jot... Espera, ¿qué?

—Yo soy Kakyoin —dijo poniendo sus manos en el pecho de Jotaro—. Hey... No están mal.

—¡Deja de tocar mis pectorales! —gruñó Jotaro intentando quitarle las manos.

—Guau, soy ridículamente fuerte, no puedes ganarme en fuerza jajaja...

—¿Qué hay de sus stands? —preguntó Joseph.

—No lo sé... ¡Hierophant Green! —dijo buscando con la mirada pero no aparecía—. ¡Star Platinum!

—Mierda —dijo Jotaro—. No tenemos stands... Los stands responden a nuestra alma, pero también responden a nuestros cuerpos. Si no tenemos stands somos inútiles hasta que encontremos a ese hijo de puta y lo matemos. Debimos matarlo ayer... Tendremos que buscarlo de nuevo y asegurarnos de que... ¡Kakyoin, deja mi pecho de una vez!

—¡Estoy estresado y sirven como anti estrés, déjame en paz!

—¡Silencio los dos! Tenemos que encontrar al sujeto, pero sin ustedes. No tienen sus stands, no podrían pelear contra él.

—¡Pero viejo!

—¡No uses mi boca para decir groserías, Jojo!

—Para peores cosas la usaré, dame mis cigarrillos.

—¡No!

—Voy a irme con Polnareff, Avdol e Iggy.

—¡Noooo! Espera. Entiende que tenemos que ir. Si van ustedes, les hará lo mismo y terminaremos todos sin poder usar nuestros stands, ¡eso es lo que Dio quiere! Tenemos que encontrarlo y hacer que nos devuelva a nuestros cuerpos, no puedo vivir siendo tan bajo —dijo Jotaro poniendo sus manos en la cintura—. ¿En serio es así de angosta? Esto es ridículo, pero cómodo.

30 Days JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora