17.- Pics

757 78 20
                                    

—Sus fondos de pantalla son ridículos —dijo Jolyne cuando intentó ver la hora en el teléfono de Kakyoin.

—Esos son los protectores de pantalla, no quieres saber lo que tienen de fondo de pantalla —comentó Jouta.

—Eiugh... ¿Cuál es su problema?

—¿Es un problema que piense que mi esposo es atractivo? —dijo Kakyoin mientras movía la sartén.

—Si se ve lindo, merece una foto —dijo Jotaro tomando su teléfono y sacándole una foto a Kakyoin—. Hago lo mismo con ustedes. No tienen idea de la cantidad de fotos que tengo de ustedes dormidos o cuando están en poses graciosas mientras juegan en su teléfono.

—Es una broma, ¿verdad? —dijo Jolyne—. Dame ese aparato, no debí enseñarte nunca cómo usar un smartphone.

—¡Jolyne, no! Una vez me tomó una foto e intenté borrarla, pero me encontré con cosas que nunca debí conocer sobre mi mamá. Créeme, te estoy protegiendo. Confía en tu hermano mayor, no quiero que pases por lo mismo que yo.

—¿Tanto asco doy? —dijo Kakyoin tocando su abdomen—. Dios mío...

—No, mamá, pero uno como hijo no debería ver esa clase de fotos.

—¿Qué clase de fotos?

—Ninguna, no lo escuches —dijo Jotaro empezando a revisar fotos, intentando mover a otras carpetas algunas.

—Jojo... ¿De qué clase de fotos habla Jouta?

—Ninguna, esta conversación se acabó. Ayudaré con la cena.

Kakyoin extendió su mano, esperando que el pelinegro le entregara el teléfono. Jotaro solo miró a Jouta con el ceño fruncido y entregó el aparato a su esposo.

—Si me metes en problemas, te irás castigado —le dijo en el oído a su hijo mayor.

Kakyoin empezó a revisar las fotos del aparato y se encontró con que Jotaro le sacaba fotos en situaciones donde no debería tener manos libres como para tomar fotos.

—¡Jojo! —exclamó notoriamente sonrojado—. Se acabó, no volverás a meter tu aparato en esa habitación.

—Mamá, vas a tener que ser un poco más específico, eso no sonó para nada bien.

—¡Todos en esta familia van a dejar sus teléfonos cargando en la sala! Compraremos relojes despertadores.

—¡¿Papá la caga y nos castigas a todos?! —reclamó Jolyne—. Hasta Jouta la cagó en cierto nivel, pero yo no hice absolutamente nada.

—Tienes razón. Puedes mantener tu teléfono —dijo quitándose el delantal—. Cenen ustedes, yo no tengo hambre.

Se retiró de la cocina y subió la escalera hasta su habitación.

—Bien hecho, viejo —dijo Jouta.

—Tú fuiste quien le dijo y quien estuvo husmeando en mi teléfono sin permiso. Por algo tiene clave.

—Es el aniversario de ustedes dos, es demasiado predecible.

—En este caso estoy del lado de papá, Jouta... —dijo Jolyne abrazando a su hermano—. Es mejor no meternos, papá deberá ir a arreglar este problema con mamá Kiky por sí mismo.

Ambos jóvenes se fueron a la cocina a terminar la cena, mientras Jotaro corría escaleras arriba, encontrándose con que Hierophant Green tenía, prácticamente, una red por todo el segundo piso controlando todo.

—Amor...

—Fuera o te meto a Hierophant por donde no te llega el sol.

—¿De nuevo? La primera vez fue divertido —dijo lo último en tono bajo para que el pelirrojo no lo escuchara.

—No puedo creer que me sacaras esas fotos, Jotaro.

—¿Puedo entrar para poder hablar con calma esto?

Se escuchó desde dentro un suspiro y Hierophant se retrajo hasta desaparecer por completo detrás de la puerta aún cerrada. Luego de eso, la puerta se abrió despacio y dejó ver la figura del pelirrojo. Jotaro entró con cautela y cerró la puerta detrás de él.

Kakyoin se sentó en la cama, de piernas cruzadas y brazos cruzados, esperando que el pelinegro hablara.

—Okay, lo siento —comenzó Jotaro—. Pero solo voy a disculparme por sacar las fotos sin tu permiso, de nada más. Tienes que admitir que la cámara te adora, amor. Incluso de ángulos que no son favorecedores te ves precioso.

—¡Jojo! ¿De verdad piensas que vería esas imágenes y diría "Uy qué bien me veo"? ¿De dónde demonios se te ocurrió hacer semejante estupidez?

—Mi vida, te perdí hace muchos años, pasé muchos años lejos de ti pensando que estabas muerto, aferrándome a la única fotografía que tenía donde salías tú, y ni siquiera era una foto solo tuya, sino una foto grupal de todos. ¿De verdad puedes culparme por querer inmortalizar todo de ti ahora?

Kakyoin bajó los brazos que tenía cruzados y frunció sus labios, suspirando pesado.

—No... Pero pudiste decirme que lo estabas haciendo.

—¿Me lo habrías permitido?

—Mm... No. Bien, ya, entiendo. Pero de todas formas me siento mal de que Jouta las hubiese visto. Además... ¿Cómo te sentirías tú si fuese yo quien te sacara ese tipo de fotos?

—Considerando la situación actual, hazlo. No tengo quejas ni nada con qué argumentar en contra. Si vas a disfrutar como yo lo hago cada vez que veo las tuyas...

—¿Eiugh?

—No... Me das motivación cuando estoy harto en el trabajo. Antes de que digas algo, no, nadie entra a mi oficina. En fin, lo siento. ¿Puedes perdonarme?

—Sabes que lo haré de todas formas. Jamás he podido decirte que no en nada, Jojo...

Jotaro se mostró muchísimo más aliviado. Que le llamara "Jotaro" era clara señal de peligro. Pero si había vuelto a decirle "Jojo" era porque ya se había calmado.

—Y... Ahora que sabes de las fotos...

—No, olvídalo. Tienes más que suficientes, ese teléfono no vuelve a estar en esta habitación.

—Mierda... ¿Puedo quedarme las que ya tengo?

—De todas formas encontrarías la manera de respaldarlas antes de eliminarlas. No quiero que estén en más dispositivos, quédatelas.

Jotaro contó esa pelea como todo un triunfo. Se sentó en la cama junto al pelirrojo y dio un beso en sus labios, confirmando con eso, que Kakyoin lo había perdonado.

—Te amo.

—También te amo... Pero en serio, no más.

—Bien, no más teléfono en la habitación. Nunca más.

—¿Por qué siento que vas a encontrar otra manera de sacar fotos?

—No más fotos, lo prometí...

Kakyoin estrechó la mirada, examinando la expresión de Jotaro.

—¿Vas a poner una cámara en la habitación y grabarnos?

—Vamos a cenar, tengo hambre.

—¡Jojo!

30 Days JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora