27.- Parenting

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Jolyne había llegado a la residencia Kakyoin para pasar el "Spring Break" con su padre.

—¿Cuánto tiempo vas a quedarte? —preguntó su hermano mayor abrazándola por la espalda y mordiendo los moños de su cabello.

—Bueno, al inicio planeaba una o dos semanas, pero... Mi madre ahora tiene un novio y estará viajando con él por todo lo que duren las vacaciones. Así que me quedaré aquí todas mis vacaciones si se puede.

—¡Claro que puedes quedarte! ¿Tiene novio? Bien por ella, me alegro mucho —dijo Kakyoin—. ¿Se lleva bien contigo?

—No, o sea... Solo nos cruzamos cuando va a buscar a mi mamá para salir con ella, nada más. No hemos hablado mucho, pero mi mamá se ve bastante feliz. Supongo que está emocionada y, como no llevan mucho tiempo, no quiere que se involucre conmigo tan pronto.

—Suena sensato —añadió Jotaro terminando de entrar las maletas de Jolyne—. Si ella está feliz, me alegro. Merece estar con alguien que de verdad la quiera y la valore, es una buena persona.

—Bueno, bueno, suficiente chisme —dijo Kakyoin dando dos aplausos—. Tenemos mucho que hacer y mucho que comprar. La última vez que viniste eras una niña y tu habitación lo refleja, todo es rosa y con muebles pequeños. Hay que remodelar.

—Mamá está feliz porque la fundación creó un bloqueador solar para él y ahora puede caminar durante el día, aunque debe usar sombrilla de todas maneras para no recibir directamente los rayos del sol, el auto debe tener vidrios polarizados y, básicamente debe evitar todo tipo de radiación solar directa, pero soporta la indirecta —contó Jouta a su hermana.

—¡Guau! Genial. Podremos hacer una que otra salida familiar entonces.

—Así es —dijo emocionado Kakyoin—. Ahora vamos.

Pasearon por el centro comercial, compraron muebles nuevos y pintura para la habitación. Gracias a los stand de todos, la habitación estuvo lista en poco tiempo. Sin embargo, de todas formas Jolyne debería pasar la primera noche durmiendo en la habitación de su hermano.

Kakyoin había insistido en acompañarla a comprar sus útiles de aseo, y por mayor, para no pasar por incomodidades, porque ninguno de los tres sería muy útil para ella en caso de emergencia.

—¿De verdad serían tan incompetentes como para no saber comprar toallitas sanitarias?

—Yo gastaría comprando un paquete de cada tipo —dijo Kakyoin.

—Yo posiblemente habría traído pañales —dijo Jouta—, y papá te habría llamado preguntando de qué talla es tu vagina.

—¡Eiugh!

—Es probable —confesó Jotaro.

—Bueno... En ese caso, gracias por haber sido precavidos y considerados.

Sabía que su padre y Kakyoin se esforzaban mucho en hacerla sentir cómoda. La veían muy poco por la enorme distancia a la que vivían, por lo que querían aprovechar lo que más pudiesen.

Una noche, luego de cenar, fue a darse una ducha, se puso su pijama y se fue a su habitación. Tomó su teléfono y marcó el número de su madre. Empezaba a preocuparse, hace tres días no le respondía las llamadas.

—¿Hola? —se escuchó la voz de la mujer.

—Mamá... Hola, ¿cómo estás?

—Bien.

—Uhm... Qué bien. Me alegro. ¿Te estás divirtiendo? —preguntó Jolyne un poco confundida.

—Sí.

30 Days JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora