21.- Rivals

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Kakyoin estaba acostado de espaldas en la cama mirando todo al revés y sintiéndose aburrido, mientras balanceaba sus piernas en el aire.

—¿Qué lees, Jojo? —preguntó al ver al pelinegro concentrado en su lectura.

—Una obra de Quetei.

—¿Quetei?

—¿Qué-te-importa?

—Ay, madura —dijo frunciendo el ceño—. No te hagas el interesante ni el intelectual conmigo. Apuesto a que puedo leer todo un libro antes de que tú termines de leer esa cosa.

—¿De verdad quieres competir por quién es más nerd de los dos?

—¿Qué tiene que ver leer rápido con ser nerd? —preguntó el pelirrojo rodando por la cama mientras Jotaro lo miraba como si tuviera dos cabezas.

—¡Tiene todo que ver!

—Tonterías —dijo mientras buscaba un libro y lo dejó en la cama. El libro era el doble de grosor que el que Jotaro leía, y quien ya iba por la mitad del suyo—. Mi último registro constató que puedo leer ochocientas dos palabras por minuto.

—¿Siquiera eres humano?

—Veamos quién puede terminar su respectivo libro antes, claramente tienes ventaja. Las reglas son simples; sin uso de stand, si uno de los dos necesita ir al baño, ambos paramos de leer hasta que el otro regrese. Pero ver las palabras no es suficiente, al final de la competencia tendremos que dar un resumen sobre lo que se trataba el libro. ¿Listo?

—Nunca dije que...

—¡Ya! —exclamó el pelirrojo abriendo el libro y comenzando a leer.

—Ok, tú te lo buscaste.

Jotaro siguió su lectura, pero le costaba leer rápido y entender todo lo que leía al mismo tiempo. ¡Él había empezado a leer para relajarse, no para estresarse más!

Levantó la mirada y veía a Kakyoin con una expresión casi relajada, pasando las páginas del libro como si ojeara una revista. Eso no podía ser posible, ¿o sí?

—¿Qué es eso en tu dedo? —preguntó el pelinegro.

—No voy a detener mi lectura por tu pregunta Jotaro, es un dedal de goma solamente. Es algo necesario para evitar las molestas quemaduras por papel en los dedos.

—Lo dices como algo tan común.

—Lo es —dijo pasando otra hoja y con tono de estar hablando algo obvio.

Jotaro siguió leyendo cuando llegó una de las mismas gomitas que tenía el pelirrojo a la mitad de su libro.

—Lo siento, asumí que tenías, no estábamos en igualdad de condiciones, puedes usarla, entiendo que la molestia de la quemadura puede alentar la lectura.

—Eres un monstruo... —dijo sin entender aún cómo podía llegar a quemarse leyendo—. Pero gracias.

Se puso la gomita en el dedo y siguió leyendo. No iba a rendirse así como así, tan fácilmente, solo porque Kakyoin parecía un profesional y un experto en cuanto a lectura. Claro que le ponía mucha atención al tema, sabía bastante sobre el ámbito de la lectura y, claramente, aunque perdiera, seguiría teniendo un enorme reconocimiento por lo que era capaz de hacer. Sin embargo, Jotaro ya llevaba la lectura avanzada, aunque quedaran algunas cosas sin entender, podría dar un buen resumen sobre el libro. Además, si tenía un poco de suerte, Kakyoin se confiaría, como en el cuento de la tortuga y la liebre, y dejaría la última página sin leer solo por presumir que podía ganarle cuando quisiera, en ese momento, Jotaro podría...

30 Days JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora