Querido Jotaro:
No pensé que fuese posible, pero... Sobreviví. Escapé de las garras de la muerte, pero con un enorme costo a cambio.
Para empezar, ya no soy un humano. Ya no existe luz solar para mí. Significa la muerte instantánea solo con acercarme a una ventana durante el día.
Eso no es todo. Ahora tengo un bebé... Un bebé tuyo y mío. Lo llamé Jouta, porque suena parecido a tu nombre. Se parece mucho a ti. Nunca pensé que tendría un hijo a esta edad y, mucho menos ser su madre, pero lo amo con mi vida y toda mi existencia gira en torno a él ahora.
Finalmente, lo que más me duele de todo. Nunca podré enviarte esta carta. La fundación Speedwagon no me permitió comunicarme contigo ni con nadie. Me declararon muerto, ya que era la única manera de mantenerme con vida, irónicamente.
Si se enteraran que hay otro vampiro con vida, se verían obligados a asesinarme. Por lo que solo me enviaron a un pequeño pueblo, llamado Morioh, a vivir.
Por culpa y responsabilidad, la fundación se ha encargado de traerme ropa y pañales para Jouta, ya que no es posible para mí salir a comprar. También traen bolsas de sangre con las que tengo que alimentarme. No me gusta, pero tengo que hacerlo por mi hijo.
A pesar de todo y, sin entender mucho la explicación, ya que estaba abrumado con todo lo que pasaba, aprendí que Jouta no es un vampiro, así que él podrá tener una vida normal. Podrá ir a la escuela y crecer como un buen niño.
Sé que eras una suerte de bravucón, pero espero que Jouta crezca para ser como tú. Al menos así sé que nadie le hará daño a mi bebé.
Espero que estés bien y que tengas una muy buena vida. Espero también que jamás olvides que te amo y cuánto te amo.
Sinceramente, Kakyoin Noriaki.
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Querido Jotaro:
Hoy, después de un par de años, decidí desobedecer a la fundación y encontré la manera de buscarte.
Ya que durante las noches no realizan rastreos, por hacer migraciones de datos, y es mi tiempo despierto, uso ese tiempo para llevar a cabo mis investigaciones.
Me enteré que has estado asentado en Estados Unidos, mañana me pondré a investigar más al respecto. Podría buscar una excusa para que la fundación me lleve a Estados Unidos y poder comunicarme contigo allá. Sin embargo, debo confesar que me da un poco de miedo pensar que, si nos encontramos, te enojarías conmigo por no haberte dicho la verdad sobre estar vivo todo este tiempo, pero de todas formas, me conformaré con saber que estás bien y con que conozcas a Jouta. Estoy seguro que estará feliz de conocer a su padre.
Me emociono de solo pensarlo. No voy a rendirme hasta encontrarte y saber de ti, Jojo. De todo corazón espero que estés bien.
Siempre tuyo, Kakyoin Noriaki.
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Querido Jotaro:
Ya supe de ti... Estás casado. Tienes una esposa y una hija.
Jouta me vio llorar y me trajo una de sus cobijas para dormir para que me secara los ojos.
Fui un idiota en pensar que seguirías solo. Obviamente las chicas siempre hicieron fila para estar contigo, eventualmente una de ellas se ganó tu corazón.
Eres feliz, eso es lo que me importa. Me alegro mucho que hayas dejado el pasado atrás y hayas podido seguir adelante con tu vida.
Me duele, por supuesto. Yo no he sido capaz de olvidarte y, encima, hice labores de acosador investigándote, esperando poder saber de ti y reencontrarme contigo.
Al menos aprendí mi lección. También debo dejar el pasado atrás, dejarte ir y concentrarme en los hermosos momentos que tuvimos juntos y en nuestro mi hijo...
Esta será la última carta que escribo para ti. La última vez que buscaré tu nombre. La última vez que lo menciono y que lo tendré presente. Pero siempre estará tatuado en mi pecho y en el recuerdo de lo que fuiste para mí.
Adiós, Kujo Jotaro.
Eternamente tuyo, Kakyoin Noriaki.
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Jotaro terminó de leer aquellas cartas llorando. Kakyoin dormía a su lado, siendo ya de día. Jouta le había entregado esa caja con cartas para que las leyera.
Kakyoin le había entregado esa caja cuando estuvo más grande. Le dijo que podía tirarla a la basura o quemarla o lo que quisiera. Sin embargo, Jouta leyó las cartas y las mantuvo siempre cerca, en caso de que su madre algún día pensara en su padre otra vez, para recordarle que él ya lo había superado hace bastantes años.
Sin embargo, su padre había vuelto apenas lo vio a él, notando el parecido que tenía con su madre. Y eso a pesar de que era mucho más parecido a Jotaro.
Jotaro guardó nuevamente las cartas y las dejó en la mesa de noche. No tenía intención alguna de esconderle al pelirrojo que había leído aquellas cartas.
Amaba a Kakyoin con todo su ser. A él y a sus hijos. No hubo un momento de su vida en que no pensara en Kakyoin, pero aun así no era suficiente, debía demostrarle cuánto lo amaba y lo valoraba.
Se acostó nuevamente, abrazando con fuerza al más bajo y pensando en qué podría hacer esa noche para demostrarle cuánto significaba para él.
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30 Days Jotakak
RomanceChallenge autoimpuesto y creado por mí, realizado en el mes de septiembre de 2021