—La mansión está bajo ataque, tú quédate aquí. Los sacaremos de inmediato —dijo Vanilla Ice antes de cerrar por fuera su habitación con seguro.
Sabía que ese día podría llegar. Pero no lo entendía, Dio había enviado a tantos usuarios de stand a protegerlo, y todos eran sumamente poderosos. No podía ser posible que todos hubiesen fallado, ¿o sí? Bueno, de todas formas, jamás podrían llegar a derrotar a Vanilla Ice, muchísimo menos a alguien tan poderoso y perfecto como Dio.
—Kakyoin —dijo Dio apareciendo en su habitación de manera inexplicable, como siempre—, vas a escuchar muchos ruidos fuertes y unos cuantos temblores, pero no te preocupes. Nada malo me va a pasar, ¿sí? Ya falta poco para tu cumpleaños, corazón. Serás oficialmente mío ese día y no permitiré que nadie se interponga.
—¿Dejará a Vanilla Ice entonces?
—¿Sigues con eso? ¿Qué te dije la última vez de cómo me molestaba que trajeras ese tema a las conversaciones, Kakyoin? Lo que tengo con Vanilla Ice no tiene nada que ver contigo.
—¿Va a tenernos a ambos entonces?
—Estás malinterpretando todo, te lo dije. Es la última vez que te permito hablar de Vanilla Ice o aquí mismo voy a asesinarte, ¿está claro?
El pelirrojo agachó la cabeza y asintió, apretando sus puños sobre sus muslos desnudos.
Por petición de Dio, Vanilla Ice y él debían utilizar trajes que "favorecieran su poderosa figura" pero en realidad solo veía a Vanilla Ice, ya que él no tenía permitido salir de la habitación casi nunca.
Pero era por su bien. Dio le decía que muchos de sus secuaces podrían intentar algo con él y Dio quería ser el primero en su vida. En cuanto cumpliera sus dieciocho, dormiría en su habitación y se sentaría en su regazo frente a todos en el trono.
—Dio-sama —se escuchó la voz del ser que no tenía permitido hablar—, D'Arby ha caído...
—Maldita sea... —respondió poniéndose de pie y saliendo de la habitación.
Kakyoin no escuchó el seguro esta vez, por lo que bajó de la cama y se dirigió hasta la puerta, abriéndola mínimamente y mirando lo que ocurría.
Sintió una punzada en su corazón cuando vio claramente los brazos de Vanilla Ice en los hombros de Dio, mientras el rubio acariciaba los muslos expuestos del de ojos rosa.
—Kakyoin... —escuchó el tono grave de voz de Dio.
El pelirrojo cerró la puerta y corrió de vuelta a la cama, pero para cuando llegó, Dio ya estaba en la habitación junto a él. Kakyoin dio un respingo y sintió que le faltaba el aire. Su corazón latía tan fuerte que lo ensordecía, y la mirada del mayor lo estremeció de pies a cabeza.
—Te estás portando demasiado mal y creo que tienes claro que este no es el momento para tus estupideces, Kakyoin. No toleraré ninguna falta más de tu parte. ¿Vas a portarte bien o vas a darme problemas? Porque si tanto te gusta hacerme enojar, posiblemente es porque no me amas realmente.
—E-eso no es así —dijo mirando de reojo cómo Vanilla entraba a la habitación a paso lento y se quedaba quieto, como una hermosa estatua, esperando que la conversación terminara—. Y-yo de verdad sí lo amo, Dio-sama. Prometo portarme bien. No haré nada más que pueda causarle problemas.
—Eso espero... Deberías aprender un poco de Vanilla Ice. Él es leal hasta los huesos, jamás me fallaría y jamás me ha hecho enojar. Ahora quédate aquí y ve cómo alguien que sí me respeta trabaja. Ve por ellos.
—Sí, Dio-sama —respondió Vanilla Ice retirándose de la habitación.
Dio lo siguió y cerraron la puerta con seguro de nuevo.
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30 Days Jotakak
RomanceChallenge autoimpuesto y creado por mí, realizado en el mes de septiembre de 2021