Capítulo 5: El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.

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Advertencia: Escenas violentas.

No soportando el aburrimiento y la tensión que le causaba el rockero, Poppy decidió salir a explorar las afueras de este vasto imperio, las calles estaban concurridas de trolls apresurados que iban de aquí para allá sin perder tiempo, trolls normales y trolls zombis recorrían las calles viviendo sus vidas a prisa, al límite de muchas reglas estrictas, lo que Poppy notó de este lugar sin color y abrazos era la intensa mirada de la gente sobre ella, la miraban con desdén y murmuraciones contra ella, no dándole importancia ella hizo caso a su hambriento estómago, un gran letrero de comida rápida llamó su atención, muy feliz ingresó al lugar.

—Deme una hamburguesa mi buen troll —Poppy sonrió colocando su brazo sobre la barra dándole al encargado de los pedidos su mejor sonrisa amigable, esperó recibir el mismo trato cordial que ella le ofreció pero en cambio se topó con un rostro agrio.

— ¿Y por qué debería atenderla? —El troll imprudente detrás de la caja cruzó sus brazos mirándola con mucho desdén, Poppy se sintió tan incómoda, pocas veces era recibida con tal amargura, ¿Había cometido algún error de cultura? ¿Entró sin gruñir o algo?

—Disculpe pero ¿Hice algo malo? —Poppy intentó enmendar cualquier error que haya cometido, otro troll se apresuró a la caja para atender a Poppy como es debido.

— ¿¡Estás loco!? —Un troll prudente regañó a su compañero dándole un zape— ¡Es la mujer del emperador, si se entera que la trataste mal no te matará solo a ti sino a toda tu familia —el troll imprudente al enterarse de quien era la chica rosa que tenía en frente palideció tanto que bien pudo ser transparente si se lo hubiera propuesto, su alma salió de él y regresó de golpe.

—Pe... Pe... Pe... Pe... ¡Perdóneme lo siento! ¡Tengo un mal día así que ruego que me disculpe, le daré su hamburguesa! —El troll imprudente no tardó en disculparse mientras la atendía con rapidez, su rostro antes apático y agrio se tiñó de un terror genuino, era como si hubiese vislumbrado al mismo demonio de los avernos lo cual hizo que Poppy que ya estaba incómoda se pudiera aún más incómoda— ¡Aquí tiene, se la regalo no hace falta que me la pague!

— ¡Wow amigo! —Poppy intentó ser amable de nuevo— no tienes por qué temer, soy amigable

— ¿Le dirá a su marido que este es buen sitio para usted, verdad? —El troll imprudente temblaba de miedo, le mostró una sonrisa forzada y llena de terror a la joven reina, ¿Con qué clase de reglas han estado viviendo estos trolls? ¿Qué tan implacable había sido el rockero que todo el mundo le temía? Los habitantes de este mundo se ahogaban en un miedo constante por lo que pudiera ocurrir con sus vidas, cualquier posibilidad de vivir en paz se había ido después de la muerte de su otra yo, es como si toda la alegría hubiera muerto con ella.

—Pero si él no es mi... Uh... —Antes de responder de forma imprudente meditó con cuidado lo que diría, si decía la verdad puede que acabe arruinándolo todo, una mentira blanca era mejor idea—. Aún no lo he aceptado, no es mi marido —los jadeos de sorpresa de los chismosos y curiosos inundaron el local, una clienta que comía en una mesa cercana se puso de pie para hablar con Poppy.

—Todo el mundo sabe que el emperador absoluto se volvió un... Ajem... Una persona no alegre desde que una tal Poppy murió, el emperador tiene demasiado poder y estatus ¿Y tú te das el lujo de rechazarlo como si se tratara de un vulgar infeliz? Y lo que me parece más sorprendente es que sigas con vida, ¿Qué le hiciste? Debes ser muy buena en la cama o de plano eres una bruja —el troll prudente le dio un ligero codazo a la clienta para que se ahorrara sus comentarios.

—Primero, no me importa si es el emperador del universo, segundo, yo soy Poppy, estoy viva y coleando, tercero, yo soy de... Uh... Perdí mi memoria y no recuerdo mucho de él ni recuerdo haberlo amado, cuarto pero no menos importante, si soy una experta en la cama eso a ti no tiene que importarte, ¿Y quieres saber algo? Pues lo soy pero a diferencia de ¡Otras! Yo me hago desear y no me arrojo a los brazos de un hombre como desesperada, solo alguien que gane mi corazón podrá tener a esta reina, o sea yo, permiso —Poppy elevó su nariz para otro lado, retirándose de la presencia de aquella insolente.

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