Capítulo 12: Fuimos un cuento breve que leeré mil veces.

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Pasó una semana luego del terrible incidente con la guitarra, el emperador continuaba bajo estricta vigilancia tanto de doctores como sus allegados, todos lo cuidaban con esmero para que recupere su salud. En el imperio no se hablaba de otra cosa, por todos lados se escuchaba todo tipo de rumores acerca de la reina pop que llegó desde otro mundo para salvar a todos, surgieron variadas opiniones al respecto, la gran mayoría ansiaba un pronto matrimonio para que el emperador apaciguara su dolor y todo regresara a ser bello como en los días de antaño, otros sospechaban de ella, para los más paranoicos no era más que una espía enviada para seducir a su majestad, engañarlo y posteriormente matarlo, ya veían venir la caída del imperio así que formulaban planes para irse cuando todo se viniera abajo, un pequeño grupo formaba teorías locas acerca de que ella era una especie de súcubo que vino a llevarse su alma, los más sensatos la veían como una ridícula mujer que atormentaba a su majestad con su presencia pues ya fueron varias veces que el resultó herido a causa de ella, deseaban que regresara por donde vino; los empleados del castillo que veían todo de primera mano tenían otra percepción de ella, el emperador necesitaba ser despojado de esa cosa lo antes posible y la única troll que podía hacerlo entrar en razón era Poppy, todos ansiaban que se casaran y que Ramón destruyera esa cosa de una vez por todas, con ella como emperatriz comenzaría una nueva era de paz.

—Buenos días —Poppy pasaba empujando un carrito de comida en dirección al cuarto de su alteza mientras saludaba a todos los amables empleados que pasaban por el corredor.

—Buenos días, su majestad.

—Luce radiante hoy, majestad.

—Se ve bien, reina Poppy.

—Buena suerte con el emperador hoy, majestad.

El corazón de la reina se hinchó de alegría al ver que su gesto fue correspondido, fue alentador verlos de ánimos luego del terrible incidente con el rockero, esperaba verlos molestos ya que en parte fue su culpa, se dijo a si misma que debía tener cuidado de ahora en adelante, no quería lastimar a Ramón nuevamente. Se detuvo cuando estuvo frente al cuarto de Ramón.

—¡Buenos días! ¿Puedo pasar? —Poppy tocó la puerta una vez que su recorrido por el pasillo terminó.

—Pasa —el permiso fue dado y la reina procedió a entrar, encontró al rockero leyendo un libro.

—Buenos días Ramón, vine a traerte el desayuno, ¿Cómo estás hoy? —El rockero elevó la vista y vio con horror la comida sobre la bandeja, huevos revueltos, pan tostado en mantequilla, trozos de plátano un vasito de leche descremada, cada día era siempre lo mismo.

—¿Otra vez eso? Estoy harto de comer siempre lo mismo, en la mañana esto, en el almuerzo el mismo sándwich o de pavo con yogur o agua y en la noche la misma mugrosa sopa de pollo con verduras ¡Ya no lo soporto! —Ramón puso cara de asco, durante una semana ha estado soportando una dieta sana para ayudar a sus quemaduras pero estaba empezando a cansarse de su nada variado menú.

—Pero estás quemado y necesitas alimento, prometo que en la merienda te daré salmón al horno pero come un poco ¿Sí? —Poppy le mostró su desayuno de buena gana pero Ramón estaba cansado así que giró su cabeza disgustado.

—Ya lo sé pero comer eso a diario hastía, mi estómago no lo soporta, ten piedad de mi.

—Ya te dije que en la merienda te daré algo rico y sano pero come, no puedes estar con el estómago vacío cuando estás en recuperación —Poppy agarró el plato con los huevos, agarró una cucharada y se la dio al rockero—, a ver di aaaah —la boca abierta de Poppy solo trajo malos pensamientos a la mente del emperador, enrojeció así que apartó la mirada para no verla.

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