El emperador rodaba en su cama tirando de sus cabellos ya no soportando el reposo que le recetaron, apenas 3 días de las 3 semanas mínimas dadas por médico comenzaron a enloquecerlo, el trabajo en exceso siempre ayudaba a alejar cualquier pensamiento que lo sacaba de su zona de confort, mantener todo bajo su control lo hacía sentir seguro, pero ahora estaba solo a merced de la nada sintiendo como la ansiedad consumía cada parte de su mente, como si se tratara de una bacteria que lo devoraba desde dentro, intentó tomar su moto y alejarse un poco pero la extrema vigilancia de Rick y Poppy le hizo imposible siquiera poner un pie fuera del castillo, ni los juegos bobos con Poppy ni las charlas con su hijo lo alejaban de la batalla de emociones que se daba lugar en su mente, ¿Qué se supone que deba sentir luego del incidente del otro día? A leguas se veía que Poppy estaba devastada por no poder regresar con el hombre que amaba, ver su sonrisa forzosa y escuchar sus carcajadas fingidas cuando hablaban significaba para él una fuente de sufrimiento, deseaba con todo su corazón ser el dueño de su sonrisa pero sabía bien que mientras su otro yo exista en la mente de la reina rosa, el no pasaría de un simple tipo guapo que la hacía sonrojar de vez en cuando, su lado más sórdido y descarado suspiraba aliviado al verla imposibilitada de irse, así su otro yo nunca podría ponerle las manos encima y quizá con el tiempo ella lo ame, por más que lo intentó, la esperanza de tenerla solo para se negaba a morir, como si se tratase de una resistente bacteria, no podía negarlo, estaba feliz de que ella no se haya marchado y al mismo tiempo esa felicidad lo hacía sentirse asqueado de sí mismo, si Poppy no se hubiera encargado de despertar su lado más compasivo y altruista estaba 100% seguro que hubiera caído con tan solo someterla, podía notar como se derretía cuando él sonreía o solo con pasar a su lado, sentía una fuerte atracción, babeó al imaginarse poniéndola contra una pared y fallándola hasta que sus piernas no pudieran moverse, imaginando como pide más, esas fantasías no duraban demasiado pues el rostro consternado de Poppy por la traición a su amado la devoraría, no podía hacerle eso a ella, no es un simple cuerpo, era el amor de su vida, Poppy, la única mujer a quien llamaría su majestad.
—Mi amada no es una traicionera —ni ella ni él hubiesen podido con la culpa, ella por su traición y el por haberla obligado a ser suya, ¿Qué había pasado con el emperador absoluto que no dudaba en someter a todos sin culpa alguna? Desde que Poppy regresó a su vida una parte de sí mismo que creía perdida renació de nuevo, sentía como si hubiera dormido por mucho tiempo, sin duda alguna Poppy retiró la influencia que ese malvado instrumento tenía sobre él; no quería someter a Poppy como un simple fuckboy que seduce incautas para llevarlas a su cama, soñaba con verla correr a sus brazos sin ataduras ni remordimientos, sin el recuerdo de su otro yo asomando por los pensamientos de Poppy, su corazón oscilaba entre esas dos facetas atormentándolo.
—No, ella merece ser feliz, no debe estar atada a quien no ama —se dijo a sí mismo en medio de la soledad—, pero si siente algo por mí, quizá si la presiono un poco —volvió a susurrar para sí mismo pero no dejó que aquel pensamiento lo dominase, sacudió su cabeza para alejar las malas ideas, dio vueltas en su cama hasta quedar enroscado como un gato, se abrazó a sí mismo y frotó sus brazos para calmarse, se dio cuenta de que estaba bañado en sudor, su cabello estaba enmarañado y pegajoso— necesito un baño —volvió a girar hasta quedar acostado boca arriba.
— ¿Toc toc? —El toquido a la puerta de su cuarto lo sacó de sus ensoñaciones, la vocecilla característica de Poppy sonó al otro lado de la puerta de acero, el rockero tomó asiento mientras trataba en vano de reparar su descuidada apariencia.
—Adelante —el rockero le concedió permiso de entrar y la puerta se abrió, la reina troll ingresó con cierta timidez, tenía una gran sonrisa en su rostro pero se notaba a leguas que su sonrisa era falsa, por dentro estaba desecha.
—Vine a visitarte ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo? ¿Necesitas que te traiga alguna cosa? —La reina rosa caminó hasta ponerse frente al rockero para examinarlo con cuidado, tomó el rostro del contrario y pasó sus pulgares por las prominentes ojeras que el rockero tenía—, no estás descansando como se debe, ¿Hay algo de lo que quieras hablarme? —El rockero tomó las manos de Poppy y las apartó sin soltarlas.
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Entre dimensiones
FanfictionLa vida de Poppy fue plácida y feliz con sus amigos y su novio Ramón, gracias a Tipo Nube entra en otro mundo donde otra versión corrupta de Ramón zombificado gobierna con puño de hierro, ese mundo lánguido y moribundo necesita desesperadamente la a...