Capítulo 9: La lucha de inconmensurable dificultad

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La paz y la alegría volvieron al imperio luego de la reconciliación de la reina Poppy y el emperador, por unos días un terrible miedo invadió los corazones de todos en vulcano al saber que el emperador tuvo un fuerte altercado con Poppy, la noticia de su origen no tardó en llegar a cada rincón del gran imperio troll, la población, ahora muy ansiosa, esperaba que ella se quedara para engrandecer el imperio y suavizar el corazón de su majestad, los corazones de los pobladores latían esperanzados imaginando la nueva era de paz que les esperaba con su nueva emperatriz, "ella nos liberará" "el cielo nos la envió" "todo será hermoso cuando ella sea nuestra emperatriz" "el emperador la tiene fácil, la conquistará y ascenderá al trono en poco tiempo" "la necesitamos más aquí que en su mundo" eran las palabras que todos repetían en cada esquina, todo el mundo era ajeno a lo que en realidad pasaba dentro de las metálicas paredes del castillo, el peligro que el rockero vivía día con día y lo duro que era para el enfrentar la realidad, esa mujer no era suya y quizá nunca lo sería, pero había un peligro aún mayor del cual ni siquiera Poppy y el Rockero tenían conocimiento.

La celebración de cumpleaños de Poppy se extendió hasta muy entrada la noche, se divirtieron tanto celebrando que olvidaron todo lo relacionado con guitarras malignas o propuestas de amor, no eran dos gobernantes, tan solo dos simples trolls que disfrutaban de una maravillosa velada juntos, los empleados que escuchaban todo desde afuera sonreían encantados, en los 10 años que su majestad gobernaba nunca lo habían visto tan feliz como ahora, era tan tierno, para Ramón este día sería recordado como el más feliz de su vida entera; Después de devorar un trillón de pasteles y jugar hasta el agotamiento Poppy cayó rendida sobre la mesa, una bonita sonrisa adornaba su rostro mientras roncaba.

—Oh cielos —el rockero la miró con ternura, ¿Cómo era posible que esta mujer con complejo de nena de 10 años lo enloqueciera de ese modo? Ahora mismo parecía una nenita que cayó rendida después de jugar tanto, irónicamente eso hizo, se acercó a ella para cargarla— ¡Upa! Ya celebraste bastante, te llevaré a dormir —salió de aquel salón directo al cuarto de Poppy para acostarla, mientras caminaba un empelado los vio pasar, arrugó la nariz al sentir el fuerte olor de ambos, en especial de Poppy.

—Buenas noches su majestad, ¿No quiere darle un bañito antes? Huele agrio ¿Hubo acción en la fiesta o se pasó con el azúcar? —El empleado preguntó de manera inocente, en otras circunstancias le habría arrancado la cabeza de un solo golpe por insolente.

—Se pasó con los dulces —al emperador le hubiera gustado decir que la dejó rendida luego de horas de buen sexo pero no, otra era la historia—, no la voy a bañar —el empleado quedó algo confuso.

—Ay su majestad, quien lo viera tan tímido, si hace semanas me dijo que preparara la habitación de hacer bebés —Ramón dio un respingo por el susto, con su cabello cubrió la boca del empleado.

— ¡Shhhh cállate idiota!

—Ok pero ¿Qué hago con el cuarto? —Preguntó el empleado retirando el cabello de su cara.

—Ciérralo con llave, es que hace días tenía otros planes, no planeo usarlo, al menos por ahora.

—Bueno, ¿Entonces puedo usarlo yo? —Ramón le lanzó una mirada molesta al empleado.

— ¡Sáquese de aquí, degenerado!

— ¡Ay! —Ramón lo alejó de un latigazo de su melena y continuó su camino hacia la habitación de Poppy.

—Ya llegamos —abrió la puerta como pudo e ingresó en dirección a la cama, abrió las cobijas y acostó allí a Poppy quien se enroscó sintiendo comodidad, la cubrió y se acostó a su lado.

—Cielos, el degenerado ese tenía razón, que feo hueles —Ramón se frotó su nariz al percibir el olor de Poppy, la contempló mientras dormía y se dio cuenta que sin importar que luciera sucia y apestara seguía siendo (al menos para el) la mujer más hermosa que haya visto nunca—, si tan solo pudiera robarte de mí otro yo —Poppy se giró para quedar boca arriba y con los labios entre abiertos, era tan tentador, su mente gritaba por un beso—, un beso pequeño no hará daño, es solo un pequeño beso casto —se acercó a ella para tomar un besito de su boca, no pudo terminar su cometido pues Poppy expulsó un sonoro y oloroso pedo— ¡AGH, POPPY! —El emperador se puso de pie retrocediendo por el terrible olor, Poppy solo se volvió a enroscar y continuó con su sueño— ¡No sé qué es peor, si el gas que expulsaste o que adoraría por dormir contigo así tenga que oler eso por el resto de mis días! ¡Ewww! Buenas noches cariño.

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