Ganarse su perdón [Snames]

Capítulo O6

Capítulo 6

—Ese fue un gran truco el que hiciste antes, Potter.—dijo Severus a modo de saludo.

Esta vez James lo encontró en el invernadero, lo que significaba que Severus realmente estaba tratando de desafiarlo. Por supuesto, no fue un gran desafío dado el Mapa de los Merodeadores, pero James estaba satisfecho de todos modos.

—¿Qué truco?—Preguntó James, sentado en un mostrador sucio pero desocupado.—Simplemente ayudé a un amigo necesitado.

—No somos amigos.—le recordó Severus.

—¿Qué término prefieres?

—Compañeros que históricamente no se han asociado entre sí en ningún contexto excepto en la enemistad, pero que recientemente han cambiado la tradición para seguir los caprichos de un Gryffindor irritante sin respeto por el status quo.

James rió.—Eso es un poco largo, ¿no crees? Y no transmite mis sentimientos cálidos y confusos por ti.

—¿Debo cambiar eso por 'irritante Hufflepuff'?

—No no. No dejes que obstaculice tu creatividad. Avísame cuando el borrador final esté completo.

El labio de Severus se crispó. Se sentó en el mostrador al lado de James, y James apreció el hecho de que era un poco pequeño para los dos, uno al lado del otro, lo que obligó a Severus a presionarse suavemente contra él. Severus encogió los hombros como para hacerse más pequeño, por lo que James le dio un codazo con una sonrisa tranquilizadora. Severus se relajó un poco ante eso.

Tomó la cesta de las manos de James y la abrió antes de arrugar la nariz.—¿Sándwiches de nuevo?

—Oh, lo siento.—dijo James, tratando de no desmayarse ante la ternura de la expresión de Severus.—¿Eso ya no es lo suficientemente bueno para ti? ¿Preferirías traer tú la comida mañana?

Severus lo sorprendió diciendo:—Sí.—Cortó el sándwich en dos con sus precisas manos expertas en pociones, y James notó que no esperó a que James le diera un mordisco antes de comer. El pequeño gesto, por muy inconsciente que fuera, hizo que su pecho se calentara.—Como mínimo, podríamos tener un tipo diferente de sándwich.

James hizo una mueca.—Perdón. Los elfos domésticos no conocen bien la cocina vegana. Me tomó años convencerlos de que no iba a morir sin comer carne. Creo que todavía están esperando a que me derrumbe. Intento simplemente estar agradecido por sus esfuerzos y no hacer solicitudes difíciles.—James no había considerado que Severus pudiera estar descontento con su elección de comida, y se sentía culpable por ser tan desconsiderado.—Si no te importa saltarte toda la prueba de cortar a la mitad para comprobar si hay veneno, estaré feliz de traerte algo más.

—¿Vegano?—Preguntó Severus. Sus labios se curvaron alrededor de la palabra como si estuviera tratando de saborear su significado.

—Significa que no como nada que provenga de un animal.

Severus frunció el ceño.—¿Por qué?

James no podía decirle que era porque convertirse en un ciervo de forma regular hacía que la idea de comerse una presa fuera incómoda, así que se encogió de hombros.—Derechos de los animales, supongo.

—Eso es... inesperado.

James sintió que sus orejas se ponían rojas.—Sí, bueno, no se lo digo a mucha gente.—Trató de disimular su timidez con una risa.—Supongo que parece un poco fuera de lugar. No es muy varonil o lo que sea.—Sirius se había burlado de él durante semanas después de su decisión, pero no podía decir mucho ya que sus tendencias animagas le daban una vergonzosa debilidad por los huesos de cerdo.