El día después ~Lili~

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                              ~Lili~

      A la mañana siguiente no podía ni moverme de la cama. Estaba exhausta, y tampoco es que hubiera dormido estupendamente. Durante toda la noche estuve dándole vueltas a las palabras de Sara... "Déjalo marchar". Pero ojalá fuese tan fácil como suena, porque la sensación que me recorre el cuerpo cada vez que pienso en él sigue intacta, como la primera vez que le vi. Y eso me aterra, el quedarme siempre encadenada a Lucas.

      Consigo abrir los ojos con mucho esfuerzo y, con cuidado para no caerlo, cojo el móvil de mi mesilla. Al encenderlo veo que tengo dos llamadas perdidas nuevas de Claudia y varios mensajes de mi hermano.
Aparto la mirada del móvil y diviso la estancia. Entran por la pequeña ventana unos rayos de sol naranjas, alegres. Como si quisieran levantarme el ánimo. Queriéndome decir que un día nuevo empieza para mí.

      Me levanto de la cama después de debatir conmigo misma una gran discusión sobre si debería de quedarme allí todo el día, sin hacer nada. Pero me obligo a mí misma a arreglarme y a quedar con Claudia para desayunar, aunque sepa que eso va a requerir un esfuerzo mayor, ya que no parará de preguntarme porqué me fui ayer.

      Cuando cojo alguna ropa limpia para ducharme veo como Sara sale del cuarto de baño envuelta en una toalla. Nada más verme ahí despierta sonríe con los ojos dándome los buenos días.

— ¡Hey! ¿Cómo te encuentras? ¿Has descansado bien?

      Recorre la estancia dejando gotitas de agua en el suelo a su paso.

—Hay noches en las que he dormido mejor. —Mi voz suena más cortante de lo que esperaba y las facciones de la cara de Sara pasan de una sonrisa amable a una mueca contrariada. Rápidamente intento decir algo para arreglarlo. Al fin del todo, ella no tiene la culpa de lo que me está sucediendo—. Lo siento, Sara. No debería hablarte así, tan solo es que ayer fue un día —no puedo evitar recordar el reencuentro en el bar, su voz—, un día raro.

—No pasa nada en serio. —Abre su armario para coger un jersey blanco y unos vaqueros, para después mirarme—. Pasar por una ruptura es muy complicado, lo entiendo.

— ¿Tú alguna vez has pasado por alguna? —Sin pretenderlo, siento como la pregunta sale por mi boca, porque a ella se le veía tan recompuesta, tan entera...

—Algo parecido, sí —se queda pensativa—. Pero, se nota que lo que tú tenías con esa persona iba más allá de una relación normal. —Con cuidado veo como se acerca a mí y se sienta en su cama para quedarnos en frente—. Lili, esta etapa pasará, te lo prometo —coloca su mano en mi pierna para hacerme una caricia cariñosa, a lo que yo le agradezco con una sonrisa.

      No sé si seré capaz de pasar de esto ilesa, pero está claro que Sara ha sido un ángel caído del cielo. Nunca antes, excepto Claudia, me había escuchado así, sin juzgarme. Y era algo que me hacía falta, porque anoche, me pude desahogar como nunca lo había hecho.

      Después de que Sara se vistiera y marchara a la biblioteca, recogí un poco la habitación para después ducharme. El agua caliente recorrió mi cuerpo, llevándose el rímel y las lágrimas de la noche anterior. También se llevó una parte de mí, la que se descolgó ayer al volver a verlo. Desplacé la esponja por mis muslos, rodillas, brazos, pies... Cada una de las partes que alguna vez las había recorrido él... Nunca debí dejarle que entrara en mí... En el fondo sabía que me iba a joder la vida desde el segundo en el que le vi, pero su sonrisa, joder... Hacía callar a mi razón, todo él.

      Me seco con una toalla y el pelo con un secador de mano. Me visto con un mayas de correr —que nunca uso para correr— y una camiseta básica. Cuando recibo el mensaje de Claudia diciéndome que ya está abajo salgo de la habitación.

Solo nosotros y después el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora